SANT JORDI 2019

Domingo Villar: diez años de escritura que el lector devora en tres días

El autor gallego, Carlos Zanón y Toni Hill formaron una formidable brigada criminal

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Marta Cervera

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Domingo Villar, creador del inspector gallego Leo Caldas; Toni Hill, autor barcelonés del thriller de suspense ‘Tigres de cristal’, ambientado en Cornellà, y Carlos Zanón, que se atrevió a ‘resucitar’ al añorado Carvalho en ‘Problemas de identidad’ han coincidido en Barcelona este Sant Jordi. Todos ellos con una perspectiva diferente y singular, disfrutaron a su manera de la fiesta del libro y la rosa. "Este día está resultando bastante curioso para mí", reconoció Zanón mientras disfrutaba de un rato de asueto en un puesto de libros de la plaza de Catalunya. Recuperar un famoso personaje de un autor como el añorado Manuel Vázquez Montalbán no es moco de pavo. "Mucha gente ha venido a buscar el libro para su padre. Es un libro para hombres", indica mientras saborea la cerveza que le ha traído un buen amigo. 

Domingo Villar, un autor a quien su público creía desaparecido, ha vuelto a escena con una potente historia de más de 700 páginas. La espera de 10 años ha valido la pena a tenor de los comentarios de los innumerables fans del escritor que se han acercado a él en busca de autógrafo. "No había leído nada tuyo pero esta novela me ha enganchado", reconocía una treintañera ante él en el puesto de La Casa del Llibre de paseo de Gràcia.

El escritor gallego vestía elegante pero 'casual', en tonos azules y con chubasquero puesto. A pesar de que el día acabó brillante, el Sant Jordi empezó con tintes grises y lluviosos pero a Villar le brillaban los ojos. Recuperar el contacto con el público tras años buscando la manera de reconectar "de manera honesta" con la literatura no ha sido un camino fácil. Su espíritu curioso le llevaba a formular más preguntas él a los lectores que viceversa. "¿Sois gallegos? ¿De dónde? ¿Del interior o de la costa?", inquiría el responsable de la trilogía del inspector Leo Caldas a una pareja que hablaba con un ligero acento de su tierra. Como él mismo reconocía, la jornada estaba siendo magnífica. Se le veía feliz, relajado, contento. Si algo le preocupaba era que el trabajo de 10 años invertido en su última obra pueda fulminarse en 'solo' tres días y sus consecuentes noches de intensa lectura, como le comentó una de sus fans. Otra pareja que trabaja en los juzgados de Barcelona le felicitó por el cuidado de trazo de los intríngulis legales de la novela. "Hay autores que no entienden qué es un secretario judicial; no es su caso", le decían mientras esperaban la pertinente dedicatoria a ‘El último barco’, una de las novelas que sonaban como favoritas en las listas de ventas.

Villar, agotado en Jaimes

En la Librería Jaimes del Eixample se agotó antes de las 17.00 horas. Pero Villar, que siempre tuvo a lectores en la cola, no es un fenómeno de masas como otros escritores mediáticos. Él, a diferencia de ellos, tuvo tiempo de sobras para departir amigablemente con los lectores que se acercaron a saludarle. "Acabo de leer tu novela y me ha encantado. ¿Por cuál debo seguir ahora?", le decía una mujer treintañera que le había descubierto a través de su última obra. Al autor le gusta pensar que sus libros de intriga pueden leerse sin orden, aunque reconoció que hay una evolución en ellos y compararlos es difícil. Una mujer le explicaba que ha releído la primera parte de su trilogía sobre el crimen gallego y que piensa hacer lo mismo con la segunda antes de sumergirse en la última entrega que acababa de adquirir: "Dedícamelo a mí misma, para Isabel".

Villar ha tenido tiempo para entablar pequeñas conversaciones, para hacerse una composición de quién le sigue y por qué. "Es bueno comprobar que tienes gente que te sigue. Sant Jordi sirve para enfrentarse a todas las teorías pesimistas acerca del mundo. Te hace creer que hay esperanza para la palabra escrita y para el mundo de la edición".

Muy significativas palabras para alguien tan exigente que volvió a empezar de cero con su novela tras tener más de 400 páginas escritas del primer original. "Los escritores somos artistas. Un lutier si una guitarra no suena bien vuelve a construir otra. Lo mismo pasa con los libros. El nuestro es un trabajo de artesanos", indicó Villar.

Sin ego

Hubo quien, más allá de aprovechar para comprar la última obra de novela negra, decidió que su autor de cabecera le firmara todos los ejemplares que tenía en casa. Toni Hill, autor entre otras de la trilogía del inspector Salgado, publicada en más de 20 países, comentaba admirado la jugada: "Una chica ha venido con mis cinco libros y los quería todos firmados: la trilogía, el cuarto y este", en referencia a 'Tigres de cristal'. Pero su ego, dice, no se trastoca fácilmente tras tanto contacto con los fans. "¿Ves toda esa cola de gente esperando? No tiene nada que ver conmigo. Quieren ver a Rozalén", explica consciente del poder de las figuras mediáticas frente a los escritores.