Problema al alza

"Maricón de mierda", "acabarás en el cementerio": sanitarios de los CAP catalanes denuncian desprotección ante las agresiones

Un pediatra y una administrativa explican a EL PERIÓDICO las agresiones que han sufrido y reclaman mayor protección de la Administración

Siete agresiones a sanitarios por día: Catalunya impondrá multas de hasta 600.000 euros a los pacientes agresores

Imagen de archivo de un centro de atención primaria (CAP) de Barcelona.

Imagen de archivo de un centro de atención primaria (CAP) de Barcelona. / Manu Mitru

Beatriz Pérez

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Barcelona
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"Maricón de mierda", "acabarás en el cementerio", "no volverás a trabajar aquí". Se trata de algunas de las agresiones verbales con intimidación física que sufrió Martí, pediatra de un centro de atención primaria (CAP) de Barcelona, por parte de la familia de una paciente. A Laura, administrativa en otro CAP de la misma provincia, un usuario la empujó, le vertió una botella de agua encima y le escupió en la cara. Tanto Martí como Laura son dos nombres ficticios. Ambos son trabajadores de la primaria y acceden a contar su historia bajo condición de anonimato. Las agresiones verbales y físicas a sanitarios, principalmente en los centros de salud, están aumentando en los últimos años no solo en Catalunya, sino en el resto de España.

Martí, que trabaja en una zona de alta complejidad, era el pediatra de una niña que recibió, en su CAP, las vacunas correspondientes a su edad, indicadas en consulta y administradas por el equipo de enfermería. Al poco tiempo, la niña presentó fiebre y fue llevada al hospital, donde se le diagnosticó un virus respiratorio. "El padre se me acercó de forma agresiva, me arrinconó en la entrada del CAP y comenzó a insultarme. Tuvo que intervenir el personal de seguridad".

Martí, pediatra en un CAP, fue asaltado e insultado por un padre cuya hija tuvo fiebre tras administrarle las vacunas

El CAP resolvió el episodio con un cambio de médico y enfermera, sin acompañamiento institucional, para la familia del agresor. Martí decidió denunciar por su cuenta y dos años después se celebró el juicio. "El juez le dijo al agresor que tenía que pedirme perdón. Lo hizo, pero al acabar el juicio, a la salida, se estaba riendo. Para mí, sin embargo, fue una revictimización. Me causa mucha tristeza, te sientes muy solo", se lamenta Martí.

Más agresiones

Esta no es la primera vez que este pediatra resulta atacado. Hace 10 años sufrió una agresión física. "Entonces, el padre de un paciente entró a la consulta alterado, me empujó, me insultó con expresiones como 'moro de mierda' y 'maricón de mierda', y comenzó a dar patadas. Una de ellas alcanzó al médico residente que estaba rotando conmigo". Aquel caso también acabó en juicio y el agresor pidió perdón, pero la sensación fue igualmente de "impunidad".

"En ambos casos he sentido que, a pesar de pasar por un proceso judicial, el sistema no me ha protegido. El Institut Català de la Salut [el ICS, al que pertenecen el 80% de los CAP de Catalunya], como institución responsable, no ha estado a la altura. Mientras tanto, en el día a día, las agresiones verbales e insultos son frecuentes. Se ha instalado una especie de resignación, como si fuera parte del trabajo aguantar todo esto, cuando no lo es", se lamenta Martí. Por eso, asegura, muchos sanitarios ni siquiera denuncian las agresiones leves. "Saben que no habrá respuesta real del ICS".

Presión asistencial "enorme"

Aunque hoy día existen protocolos para estos casos, el "problema", según Martí, es que las direcciones de los CAP, que dependen del ICS, "necesitan mucho más apoyo para poder aplicarlos con firmeza. "Nosotros trabajamos desde la vocación, con una enorme sensibilidad hacia las personas más vulnerables y lo hacemos convencidos del valor de nuestro trabajo. Para mí es un privilegio atender a las familias de nuestro barrio: la gran mayoría son personas con quienes se genera un vínculo de confianza muy fuerte. Pero los pocos casos en los que hay violencia nos hacen mucho daño y no podemos normalizarlo ni tolerarlo", señala este pediatra.

A Laura la agredió un joven a quien el médico no le dio los ansiolíticos que quería: "Me empujó, me mojó con su botella de agua, me cogió por el brazo y me escupió en la cara"

En la zona en la que trabaja él, la presión asistencial es "enorme". Considera "imprescindible" aumentar el personal en barrios "de gran vulnerabilidad", especialmente en pediatría, donde el "desgaste emocional y físico" es muy "alto". Pero cuando la prevención falla, añade, es "fundamental" una respuesta institucional "firme". Por ejemplo, Martí cree que, en casos como el suyo, debería ser el ICS el que interponga la denuncia. "Las agresiones deben ser denunciadas públicamente por el ICS como mensaje claro de que la violencia no se tolera bajo ningún concepto. Proteger a sus trabajadores no es solo una cuestión organizativa: es una obligación ética, legal y directamente competencia suya", concluye.

Administrativos, "la puerta de entrada"

La agresión que sufrió Laura, administrativa de otro CAP, se produjo el año pasado. "Nosotros, los administrativos, somos la puerta de entrada al centro. Y hay usuarios que tienen un mal comportamiento con la sociedad en general", explica Laura. "Algunos vienen aquí a por medicación como ansiolíticos y, cuando el médico no se la da, nos la vienen a reclamar a nosotros", prosigue. Esto fue lo que ocurrió con su agresor, una persona, según ella, con "adicciones".

"Era un chico joven. Me empujó, me mojó con su botella de agua, me cogió por el brazo y me escupió en la cara. Una señora se puso a llorar y a gritar. Llamamos a la policía", explica esta administrativa. "Me llevé un susto enorme". Era la primera vez que la agredían físicamente, pues hasta entonces los ataques no pasaban de las "palabras". "El ICS no nos da apoyo. No te ponen seguridad hasta que no pasa algo grave", se queja Laura. Ella ha puesto una denuncia, pero el juicio, de momento, no se ha celebrado.

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