Salud pública

El 'jet lag' social de los adolescentes: "Un 24% tiene peor rendimiento académico por ir a dormir más tarde en fin de semana"

La mitad de los niños y adolescentes van al colegio tras haber dormido menos de ochos horas, según el último informe 'Faros'

Los especialistas insisten en que los institutos deberían empezar a las nueve de la mañana, una hora más tarde de lo habitual

El Hospital Sant Joan de Déu cuestiona que los institutos empiecen las clases a las 8 de la mañana

Al menos un 10% del alumnado en España sufre algún trastorno del neurodesarrollo

Una niña mira una tablet antes de irse a dormir.

Una niña mira una tablet antes de irse a dormir. / José Luis Roca

Beatriz Pérez

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Barcelona
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Un 17% de los menores van a la escuela con sueño y un 4% se duerme en clase. Estas cifras son especialmente preocupantes entre los adolescentes: un 52% confiesa que va a clase habiendo dormido menos de ocho horas y el 85% tiene dificultades para despertarse. El último informe 'Faros' de la Escola de Salut del Hospital Sant Joan de Déu (Esplugues de Llobregat), presentado este martes, pone el foco en el denominado "'jet lag' social" (que es la alteración sustancial del momento de ir a dormir los fines de semana con respecto al resto de la semana) y advierte de sus consecuencias: el 24% de los púberes presentan, por esta razón, un peor rendimiento escolar. "La falta de sueño es un problema de salud pública", ha advertido el pediatra Gonzalo Pin, coordinador del grupo de Sueño y Cronobiología de la Asociación Española de Pediatría y Jefe de la Unitat de Pediatría Integral-Unidad del Sueño del Hospital Quironsalud de Valencia.

Las horas de descanso son "claves" en la preparación física y mental para afrontar el nuevo día y, sin embargo, uno de cada tres niños y adolescentes no descansa las horas de sueño necesarias, como recoge el informe 'Faros'. No dormir lo suficiente tiene múltiples efectos negativos: altera el proceso de crecimiento (es durante el sueño cuando aumenta la secreción de la hormona del crecimiento); disminuye la función del sistema inmunitario y predispone a tener más infecciones y enfermedades autoinmunes; reduce la tolerancia a la glucosa y predispone a la diabetes; desequilibra el metabolismo y predispone a la obesidad (la falta de sueño disminuye la producción de leptina, que es la hormona que produce sensación de saciedad); altera la conducta del niño, e incide de manera negativa en el desarrollo emocional. El informe 'Faros', que incluye una guía de higiene del sueño, puede consultarse en este enlace.

Horarios "contra natura"

El doctor Pin ha lamentado que la sociedad actual transmite a los jóvenes "que dormir poco es perder el tiempo", cuando las horas de sueño son positivas para la salud. Además, ha puesto sobre la mesa la relación entre la "epidemia del sueño" y la de la "salud mental". "El 70% de nuestros adolescentes se sienten solos y el 45% tienen depresión o ansiedad. Esto tiene que ver con el sueño", ha dicho este pediatra, quien además ha denunciado que los adolescentes tienen horarios que van "contra natura", los cuales ha pedido revisar.

Los adolescentes, ha explicado Pin, inician la secreción de la hormona melatonina (la del sueño) 25 minutos más tarde que los niños más pequeños. Además, su "presión de sueño" (la necesidad de ir a dormir que se crea durante el día tras hacer ejercicio y estudiar) se acumula más lentamente, por eso a la noche están "más despiertos". "En los institutos entran a las 8, una hora antes de lo que deberían. Los adolescentes deberían irse a dormir más tarde y levantarse más tarde. A veces algunos comen a las 15.30 horas, lo que influye en su calidad de vida y sueño", ha asegurado el especialista, que ha reclamado un cambio de horarios en los centros de secundaria.

"Somos una sociedad privada de sueño: dormimos menos de lo que nos toca", ha dicho por su parte Òscar Sans, Jefe de la Unidad de Trastornos del Sueño de Sant Joan de Déu. Cree que esto está relacionado con el hecho de que España es "el tercer país del mundo con mayor consumo de benzodiazepinas". En este sentido Sans ha lamentado que los fármacos con melatonina, que ayudan a conciliar el sueño, no estén financiados por el sistema público.

"El sueño es un estado de reposo, lo que puede inducirnos a pensar que el cerebro está en pausa, pero en realidad ocurre todo lo contrario. Mientras dormimos, recuperamos de algún modo la funcionalidad del cerebro y revertimos los daños que se han generado durante el día. Por eso, es fundamental para el aprendizaje, la atención y la memoria", ha dicho este pediatra.

La guía 'Faros'

El último informe 'Faros' incluye una guía con pautas y recomendaciones para mejorar la calidad del sueño en niños y adolescentes. Unos buenos hábitos de alimentación, la práctica de actividad física (preferiblemente al aire libre y mucho antes de acostarse) y la implantación de hábitos saludables en relación con el sueño (regulación de la luz, el ruido, la temperatura y la limitación del uso de pantallas antes de dormir) pueden contribuir a regular de forma adecuada el ritmo circadiano y obtener un sueño de calidad. El doctor Sans ha destacado además que entre el 50% y el 80% de los niños con trastornos del espectro autista (TEA) y otros problemas del neurodesarrollo duermen mal, lo cual hace que sus síntomas "empeoren". "Solo 30 minutos más de sueño por la noche, durante toda la semana, mejora el rendimiento académico y la conducta de los adolescentes", ha aseverado.

Trastorno más frecuente

El insomnio es, de todos los trastornos del sueño, el más prevalente en niños y adolescentes. Afecta a entre un 20% y un 40% de la población infantil. El tratamiento para abordarlo es la terapia cognitivo-conductual, con la que se busca modificar factores comportamentales (hábitos de sueño poco saludables, horario de sueño irregulares), psicológicos (expectativas poco realistas, preocupaciones) y/o fisiológicos (excesiva activación) que perpetúan el insomnio. Gracias a la terapia cognitivo-conductual, entre el 70% y el 80% de los pacientes consiguen una mejora, aunque solo el 40% consigue una remisión completa.

Existen pocos estudios sobre la eficacia y seguridad del tratamiento farmacológico del insomnio en niños y niñas. Actualmente solo hay un fármaco aprobado por la Agencia Europea del Medicamento, la melatonina, indicado para el tratamiento del insomnio en niños y adolescentes con TEA. Sin embargo, la frecuencia de uso de fármacos para el insomnio en menores es similar a la de los adultos.

La melatonina es el hipnótico y cronoregulador del ritmo de sueño y vigilia que con mayor frecuencia se prescribe en niños a partir de entre 1 y 2 años y ha sido principalmente indicada para el tratamiento del insomnio crónico de los menores con diagnósticos de TDAH o TEA reduciendo las dificultades para quedarse dormidos.