Envejecimiento poblacional

Sant Pau ofrece formación gratuita a familiares que cuidan a ancianos dependientes en casa

La Escuela de Cuidadoras de este hospital, pionera en la sanidad pública, organiza talleres para personas, sin formación en cuidados, sobre nutrición, fármacos, salud mental o prevención de caídas

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Un taller de la escuela de cuidadoras del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el pasado 7 de mayo.

Un taller de la escuela de cuidadoras del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el pasado 7 de mayo. / Ferran Nadeu

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

Barcelona
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El Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, ofrece formación gratuita a las cuidadoras informales, sin experiencia, de pacientes crónicos y complejos. Son, principalmente, familiares a quienes les ha sobrevenido una situación de dependencia con algún mayor, pero también cuidadoras remuneradas (la gran mayoría, procedentes de Sudamérica) aunque sin ninguna formación sanitaria. El 90% de quienes asisten a estos talleres, impartidos por profesionales de Sant Pau, son mujeres. Se trata de una iniciativa pionera en la sanidad pública.

El envejecimiento poblacional y la necesidad de cuidados a los mayores es una realidad cada vez más acuciante. De ahí que Sant Pau, desde hace un año, ofrezca talleres para enseñar cómo asistir a sus ancianos dependientes. El programa dura 10 meses e incluye una sesión por mes: nutrición, fármacos, salud mental o prevención de caídas son solo algunos de los temas que tratan.

Todo empezó en el área de Urgencias de Sant Pau, hospital de referencia para una de las poblaciones más envejecidas de Barcelona. "En Urgencias tenemos un dispositivo de atención al paciente frágil, es decir, que 'geriatriza' la urgencia: atiende a ancianos", explica Laia Casas, jefa de Enfermería del Proceso Urgente de Sant Pau. A través de este dispositivo, los sanitarios "observan" cómo llegan estos ancianos al hospital y, en concreto, quiénes los acompañan. "Vemos que nuestros ancianos vienen con cuidadores que, a menudo, no tienen habilidades, y cada vez la complejidad es mayor. Es una oportunidad para ofrecer estos conocimientos específicos", añade Casas.

El envejecimiento poblacional es "el gran reto" del sistema sanitario, como ha señalado la consellera de Salut, Olga Pané, en más de una ocasión. Un total de 1,5 millones de catalanes tienen más de 65 años (es decir, uno de cada cinco ciudadanos), pero en 10 años serán 2,6 millones. Vivir en el hogar mejora la salud mental de los ancianos.

A menudo los cuidadores informales no tienen las "habilidades y conocimientos" necesarios y por eso, afirma la sanitaria, se producen "situaciones complicadas". "Para garantizar que estos cuidados sean los adecuados, desde las urgencias ofrecemos este ciclo de sesiones, para que los cuidadores estén seguros, tengan confianza e incorporen nuevas estrategias de cuidados", apunta esta enfermera.

"Sin experiencia sanitaria"

El perfil de quien asiste a estos cursos es el de una persona "sin experiencia sanitaria" que cuida a una persona mayor con alguna enfermedad crónica o demencia, quien además sufre "cierta dependencia". Estos cuidadores no han recibido nunca una "formación reglada". Sin embargo, ejercen tareas de cuidadores de "alta complejidad". "Nos encontramos con muchos familiares, pero también cuidadoras remuneradas no formadas que tienen cierta experiencia en cuidados", cuenta Casas.

La escuela de cuidadoras de Sant Pau ofrece formación sobre confort físico, consejos de alimentación, pequeños ajustes de medicamentos, apoyo social tanto dentro como fuera del hospital o aclaración de conceptos como la demencia. También hay una sesión en que se habla sobre el enfermo terminal y otra referida a la salud mental del cuidador. Prevención de caídas, adecuación del domicilio y ayuda tecnológica son otros de los temas. Estos talleres están "disponibles" para toda la población y son completamente gratuitos.

Segundo año de trayectoria

La escuela echó a andar el año pasado con un primer taller de cinco sesiones. Tras recoger los intereses y necesidades de los asistentes, aumentó las sesiones a 10. Y ahora ofrece las sesiones de mañana y tarde una vez al mes durante 10 meses, coincidiendo con el curso escolar.

Además, el hospital percibió que a los asistentes (especialmente a las cuidadoras remuneradas) les interesaba tener una especie de acreditación. El departamento de Drets Socials realizó una acreditación que permite al hospital certificar la asistencia a la escuela. "Y vimos que esto también resultaba atractivo para esta gente que viene al taller, porque les abre una puerta laboral", cuenta Casas. A cada sesión acuden ya entre 20 y 40 asistentes, de Barcelona y también de fuera, y no necesariamente todos pacientes de Sant Pau.

Estos talleres, además, están impartidos por profesionales del hospital: médicos y enfermeras, farmacéuticos, nutricionistas, trabajadores sociales, etcétera. "Esta escuela de cuidadoras es algo pionero. Generalmente, cuando se dan formaciones de este tipo, son cursos más específicos. Nosotros intentamos cuidar al paciente frágil sin centrarnos en una patología en concreto", señala la enfermera.

Según ella, el envejecimiento de la población es un "reto" del sistema, y "cuidar en casa a los mayores", la tendencia. "Debemos, cuando se pueda, minimizar las consultas en hospitales y centros de salud. Hay cosas que podemos tratar desde casa, y eso hace que el paciente esté más confortable y se sienta más seguro", asegura Casas.

El 90%, mujeres

Explica Ainhoa Vilarrubias, de la Unidad de Experiencia de Usuario de Sant Pau, que el 90% de los asistentes a esta escuela son mujeres, un "reflejo" de la sociedad. Además, mayoritariamente las sesiones se desarrollan en castellano. "El hospital promueve el catalán, pero nos adaptamos si la persona no lo habla para que sean capaces de responder a las encuestas y entender el contenido. Hay mucha población latinoamericana", expresa Vilarrubias.

Todas las personas que acuden a esta escuela "tienen alguien a quien cuidar". "No es un pasatiempo de una mañana. Y detrás siempre hay grandes historias: padres, madres e incluso hijos con discapacidad". Asegura esta profesional que todas las temáticas son un "'hit'": "Nos hacen muchas preguntas. Empezamos con 30 o 45 minutos de teoría, y después ya nos remangamos y vamos a la práctica. Por ejemplo, desde el hospital traemos alimentos para que ellos los prueben. Les enseñamos a cortar las pastillas...".

La gente que acude está "muy poco formada". No participan por placer, sino porque su propia realidad les obliga a ello. "Nos estamos dando cuenta de que esta escuela se quedará para siempre y que las sesiones irán cambiando al igual que la sociedad", apunta Vilarrubias, quien destaca que en cada sesión se evalúa la "experiencia de satisfacción" y se proponen temas no cubiertos que podrían ser abordados en la siguiente edición. "Así se crea un curso adaptado a las necesidades reales de las personas, y se construyen puentes con la comunidad del hospital".

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