4.500 menores de edad

Un estudio en 48 escuelas catalanas prueba que la contaminación aumenta la ansiedad y depresión en niños

La mayor investigación hecha en Catalunya, liderada por Vall d'Hebron y Sant Joan de Déu, demuestra además que las zonas verdes a 100 metros del colegio reduce los comportamientos agresivos

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Imagen de archivo del patio de una escuela de Barcelona.

Imagen de archivo del patio de una escuela de Barcelona. / Victòria Rovira / EPC

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

Barcelona
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La contaminación atmosférica, especialmente las partículas PM10, está asociada a un mayor riesgo de problemas emocionales como la ansiedad y la depresión en niños y adolescentes. Por el contrario, los ejes verdes alrededor de los colegios reducen el comportamiento agresivo de los niños. Así lo demuestra un estudio en 48 escuelas, tanto públicas como privadas, de Catalunya (y en el que participaron unos 4.485 niñas y niños) realizado por el Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD).Acaba de ser publicado en la revista 'Child and Adolescent Mental Health' y se trata de la primera investigación de Catalunya sobre los efectos de la polución y de las zonas verdes en la salud mental de los niños, pues los trabajos previos se habían centrado en los adultos. Además, es una de las investigaciones más grandes en este campo.

"La contaminación aumenta la posibilidad de presentar problemas emocionales y, por el contrario, los espacios verdes en torno a la escuela, a unos 100 metros, se asocian a una disminución de los comportamientos agresivos", explica a EL PERIÓDICO la doctora Silvia Alemany, investigadora principal del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR y del CIBERSAM. Los efectos negativos de la contaminación se observaban al cabo de un año en esta investigación. Por su parte, los efectos positivos de las áreas verdes, al cabo de cuatro. Los investigadores creen que puede deberse a que a la exposición a las mismas reduce los niveles de estrés, al promover la actividad física, la interacción social y el juego libre, y reducirse el ruido y la contaminación.

Los problemas emocionales y de conducta son frecuentes en la infancia: se calcula que, aproximadamente, un 13,4% de niños, niñas y adolescentes sufren problemas de salud mental en todo el mundo. Estos trastornos pueden continuar en la edad adulta y tener un gran impacto en los individuos y sus familias. Aunque la genética es importante, el papel de los factores ambientales en el desarrollo de la salud mental está ampliamente aceptado. En este sentido, cada vez hay más evidencia de que factores ambientales físicos presentes en el entorno también juegan un papel fundamental en la salud del cerebro.

Ambiente y salud mental

El estudio surgió de la necesidad de entender mejor la relación entre el ambiente y la salud mental en la infancia. Los investigadores estudiaron, por un lado, la exposición de los menores a varios contaminantes del aire, como el dióxido de nitrógeno y las partículas en suspensión, así como la proximidad de espacios verdes a los centros educativos. Por otro, mediante cuestionarios a las familias, se analizó la salud mental de cada niño o niña. Se estudiaron los efectos de la exposición a contaminación y la proximidad a espacios verdes durante períodos entre uno y cuatro años antes de la evaluación de los problemas emocionales y de conducta.

El trabajo analizó también si el sexo, la edad, el estatus socioeconómico o la predisposición genética podían influir en estos resultados. No se encontraron diferencias significativas, cosa que indica que estos efectos se dan independientemente de estos factores.

"No es que la contaminación provoque más casos de TDAH o trastornos de conducta —precisa Alemany—, sino que la probabilidad de desarrollar los comportamientos desafiantes y agresivos asociados a ellos aumenta debido a la polución". Los resultados de esta investigación ponen de manifiesto que existe una asociación entre la salud ambiental y la salud mental tanto en la población general, como en niños. "Y estos son factores modificables. Es decir, modificándolos se podría disminuir el riesgo en toda la población", remarca esta investigadora.

Según Rosa Bosch, coordinadora del programa SJD MIND Escuelas en el IRSJD, "es necesario apostar por estrategias para mejorar la calidad del aire y ampliar los espacios verdes, especialmente en áreas cerca de las escuelas". La exposición a contaminantes es un problema cotidiano para una gran proporción de la población. Por este motivo, "incluso pequeñas modificaciones en las exposiciones pueden traducirse en mejoras de la calidad de vida de muchas familias a corto y largo plazo", indica por su parte Uxue Zubizarreta-Arruti, investigadora predoctoral del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del VHIR y co-primera autora del estudio.

Este trabajo ha sido posible gracias al apoyo de la Marató de 3Cat y el área de Salud Mental del CIBER (CIBERSAM) y la colaboración con el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación 'La Caixa'.