Entrevista con Anna Bacardit
Cáncer de mama metastásico con menos de 30 años: "Nunca me encontré mal, por eso no lo esperaba"
Esta barcelonesa nacida en 1993 es la autora del corto 'Com sempre', sobre la enfermedad, e impulsora del ciclo de conciertos Ràdio Pati, que recauda fondos para la investigación
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Retrato de Anna Bacardit, de 31 años y a quien hace tres diagnosticaron un cáncer de mama metastásico. / Zowy Voeten


Beatriz Pérez
Beatriz PérezPeriodista
Responsable del área de sanidad/salud de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde 2018. En este tiempo he podido profundizar en temas de relevancia social y humana, como la pandemia de covid-19, el sistema de salud catalán, los avances médicos o las desigualdades en el acceso a la sanidad. En abril de 2024, gané la primera edición del Premi Salut i Drets Socials del Col.legi de Periodistes de Catalunya.
La vida de Anna Bacardit (Barcelona, 1993), paciente del Hospital Vall d'Hebron, dio un drástico giro hace tres años cuando, con solo 28 años, le detectaron un cáncer de mama metastásico. Pero ella no se ha venido abajo. Trabaja en una productora audiovisual y ya ha hecho un corto sobre la enfermedad y un ciclo de conciertos con los que busca recaudar fondos para la investigación.
¿Cómo sucedió todo?
Fue el verano de 2022, iba a cumplir los 29 en septiembre. Primero me dijeron que tenía cáncer de mama, algo que no esperaba. Diez días después, me dijeron que tenía metástasis en hígado y huesos.
¿Llevaba tiempo sintiéndose mal?
En realidad, no. Tardaron meses en detectarlo porque al ser joven supongo que no sospecharon. Primero tuve un ganglio inflamado, pero me dijeron que todo estaba bien. Volví a los meses porque tenía bultos en el pecho y me dijeron que estaban calcificados, que no era nada. Luego fui al médico por otra cosa, volví a comentar lo del ganglio, me hicieron ecografías, mamografías y ya me derivaron al Hospital Vall d'Hebron.
¿Y ahí qué vieron?
Con una biopsia ya vieron que era cáncer y que era metastásico porque había afectado a otros órganos. Pero nunca me llegué a encontrar mal, por eso no me esperaba el diagnóstico. Yo estaba bien, podía trabajar. Lo primero que pensé fue que no llegaría a los 30. Pero luego me explicaron cómo iba a ser el tratamiento. Me indujeron la menopausia porque es un cáncer hormonal, y me pusieron inyecciones cada tres meses para inducírmela. Y además, tomo unas pastillas que son como quimioterapia oral. En general, no esperas que te diagnostiquen cáncer, y menos cuando tienes 28 años. Te trastoca.
"A medida que avanza el tratamiento ves lo diferente que es tu vida. Mis amigos siguen con su vida normal y no tienen esta preocupación constante"
¿Cómo?
A medida que avanza el tratamiento ves lo diferente que es tu vida con respecto a la de otros jóvenes. Mis amigos siguen con su vida normal y no tienen esta preocupación constante. No es lo mismo que te digan que tienes cáncer con 28 o 30 que con 50, cuando tal vez ya tienes la vida más o menos encarrilada.
Usted nunca ha dejado de trabajar.
He tenido la suerte de que los tratamientos me han mantenido la calidad de vida, que es una expresión que antes nunca usaba, pero en el hospital te la dicen mucho. Por ejemplo, no tengo que ir cada día al hospital. Y sí, a pesar de tener la menopausia o efectos secundarios de las pastillas, he seguido trabajando. Eso sí, cambia tu forma de organizarte porque hasta que no tienes visita con la doctora no sabes si habrá cambios. Si un día te dicen que algo no va bien, se te trastoca todo, y te organizas de forma diferente. Pero he tenido la suerte de poder seguir haciendo mis cosas, sobre todo mis planes, como ir a conciertos, festivales, teatro y trabajar, que es lo que me gusta.
"Me pregunto si llegaré a los 40. No lo pienso cada día, pero es una realidad que tengo más presente que alguien sano"
¿Cómo fue aquel verano de 2022?
Tenía planeado un viaje a Vietnam con amigos, pero no fui. Recuerdo que dije que no me vacunaría hasta tener los resultados –ya me estaban haciendo pruebas–. Y recuerdo perfectamente el 18 de julio de 2022, cuando fui con mi madre al hospital y me dijeron que era cáncer. No me esperaba que fuera de mama –inicialmente me dijeron que podría ser un linfoma–; ni se me había pasado por la cabeza.
¿Es hereditario?
Después descubrimos que tengo un gen mutado por parte de mi padre. Todos en su familia habían tenido o cáncer de mama o próstata. Al menos tuve una explicación. Normalmente te preguntas por qué a ti, si has llevado una vida sana. No siempre hay una respuesta, pero en mi caso fue ese gen mutado.
"Descubrimos que tengo un gen mutado por parte de mi padre. Todos en su familia habían tenido o cáncer de mama o próstata"
Usted ha realizado el corto 'Com sempre'.
Sí, lo hice con mi hermano porque los dos trabajamos en el mundo audiovisual. Cuando pasaron unos meses desde el diagnóstico y vimos que yo me encontraba bien y que el tratamiento funcionaba, pensamos en escribir este corto para hablar del proceso de aceptación de un diagnóstico de cáncer cuando tienes menos de 30 años. Se habla mucho del cáncer en adultos mayores o infantil, pero no tanto en jóvenes. Y son situaciones muy distintas.
¿En qué sentido?
Este corto es ficción, aunque está basado en mi historia. Habla de cómo es ese proceso de aceptación para una chica joven, y también cómo reacciona su entorno: la madre, la pareja, la familia, los amigos. Cada vez hay más jóvenes con cáncer, pero cuesta encontrar a alguien de tu edad con quien compartirlo. Vas a talleres o al Servicio de Oncología y la mayoría son personas mayores. No pasa nada, nos llevamos bien, pero están en otra etapa vital. Nosotros, con 20 o 30, estamos empezando la vida, buscando estabilidad, viajando, empezando a trabajar. Y de repente, todo se para. Cuesta encontrar espacios para compartir con otros pacientes jóvenes. Por eso surgieron iniciativas como la de Kàlida en el Hospital de Sant Pau, o la consulta oncológica para adolescentes y jóvenes en Vall d'Hebron, donde presentamos el corto.
Ahí conoció a más gente en su situación.
Sí. A mí me cogió en un momento de la vida en el que ni era una niña que dependía de sus padres ni una persona totalmente adulta, con la vida hecha, como para que pasase esto. Eso ha hecho que los roles sean raros. De repente, voy al hospital con mi madre y de golpe vuelvo a ser una niña pequeña otra vez, porque soy la enferma, cuando en una vida normal la hija debería ser la que acompañase a la madre al hospital.
"Ràdio Pati es un ciclo de conciertos que celebramos el verano pasado en el patio de mi casa. Me operaron en junio y me hicieron la radioterapia en agosto. Y eso significaba que me quedaba sin vacaciones"
¿Y qué es Ràdio Pati?
Fue un ciclo de conciertos que celebramos en el patio de mi casa el año pasado. Lo hicimos porque me dijeron que me operarían y me harían radioterapia durante un tiempo. Me operaron en junio y me hicieron la radioterapia en agosto. Y eso significaba que me quedaba sin verano. Llegué a casa triste y un amigo con el que he ido a muchos festivales y conciertos me dijo que podíamos organizar unos conciertos primero en el comedor de casa. Hicimos un ciclo de conciertos de ocho jornadas con dos artistas cada día en el patio de mi casa, que es un patio en el Eixample, y las entradas fueron para una campaña de recaudación para la investigación sobre metástasis con IRB Barcelona. Acabamos recaudando más de 13.000 euros solo con esos conciertos. Todos los conciertos fueron 'sold out', y además el cartel musical también era muy guay. El 24 de mayo volvemos a hacer un Ràdio Pati dentro del Open Day del IRB Barcelona y la campaña de recaudación ya está abierta.
"Mi oncóloga me dice que hay muchas opciones, muchos tratamientos, mucha investigación en cáncer de mama"
¿Cuáles son sus planes de futuro?
Cómo veo el futuro va por días. Al principio pensaba que no llegaría a los 30, pero luego el tratamiento funcionó, las metástasis se redujeron, me operaron el año pasado, me hicieron radioterapia. Cuando me operaron me quitaron todas las metástasis. Estaba a cero, sin enfermedad activa. Pensaba que estaría dos años sin enfermedad. Pero no han pasado ni seis meses y me han vuelto a salir, por lo que me han cambiado el tratamiento otra vez. Así que, a días, vuelvo a pensar: "Vale, esto va en serio". Porque en mi día a día, como sigo trabajando, activa, tengo la suerte de no encontrarme mal. No olvido la enfermedad, pero puedo vivir. Con este cambio de tratamiento, vuelvo a preguntarme si llegaré a los 40. No lo pienso cada día, pero es una realidad que tengo más presente que alguien sano.
¿Qué le dice su oncóloga?
Que hay muchas opciones, muchos tratamientos, mucha investigación en cáncer de mama. Pero también sé que no podré tener hijos por la menopausia, así que ya veo un futuro sin hijos, eso seguro. Seré la tía de los hijos de mis amigas. Y ahora existe también el derecho al olvido oncológico: para pedir hipotecas, adopciones, seguros, te piden estar cinco años sin enfermedad. Y si yo he estado solo seis meses libre y ha vuelto, pienso que nunca estaré cinco años sin enfermedad. Que ese derecho ni lo veré. Hay muchas cosas que si te paras a pensar, dices: "Estaré siempre con esto".
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