Entre 150 y 300 minutos semanales

La actividad física moderada entre los 45 y los 65 años protege del alzhéimer a personas con antecedentes

Un estudio de ISGlobal muestra cómo el ejercicio disminuye la acumulación en el cerebro de la proteína beta amiloide, precursora de la enfermedad

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Imágenes del banco de cerebros de la Fundación CIEN.

Imágenes del banco de cerebros de la Fundación CIEN. / José Luis Roca

Beatriz Pérez

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Barcelona
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Entre 150 y 300 minutos semanales de actividad física moderada (como caminar ligero, hacer tareas domésticas o ir en bicicleta) protegen contra el riesgo de alzhéimer en personas que tienen antecedentes familiares de esta enfermedad. Así lo recoge un estudio científico publicado en 'Alzheimer's & Dementia' y realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación La Caixa, y el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), el centro de investigación de la Fundació Pasqual Maragall.

Que la inactividad física es algo perjudicial para la salud cerebral era algo ya conocido. Se estima que alrededor del 13% de los casos de alzhéimer en todo el mundo pueden atribuirse al sedentarismo. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda de 150 a 300 minutos de actividad moderada por semana o de 75 a 150 minutos de actividad intensa semanal. La novedad de este estudio de ISGlobal es que muestra y explica los cambios que produce a nivel cerebral la actividad física.

"Miramos cómo cambia el cerebro de 337 personas con antecedentes de alzhéimer, residentes en Catalunya, al hacer actividad física. Las seguimos durante cuatro años, les hicimos pruebas de imagen de la proteína beta amiloide [precursora del alzhéimer, ya que puede obstaculizar la comunicación neuronal si se acumula en el cerebro] y del grosor cortical del cerebro", explica a este diario Eider Arenaza-Urquijo, investigadora de ISGlobal. Las personas se clasificaron en adherentes (seguían las recomendaciones de la OMS), no adherentes (realizaban una actividad física menor a la recomendada) y sedentarias (cero minutos de actividad física a la semana).

Más actividad, menos beta amiloide

La investigación llegó a la conclusión de que los participantes que aumentaron los niveles de actividad física durante esos cuatro años hasta cumplir con las recomendaciones de la OMS antes mencionadas mostraron una "menor acumulación" de la proteína beta amiloide en el cerebro. "El estudio se ha hecho en personas con antecedentes familiares de alzhéimer que estaban en la mediana edad, entre los 45 y 65 años. Son personas con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad", añade Arenaza-Urquijo. Además, parece ser dosis-dependiente: a mayor aumento de actividad, mayor reducción de la carga de amiloide.

El estudio también vio que las personas que no hicieron actividad física durante esos cuatro años tenían "más atrofia" en regiones del cerebro que se sabe que son "vulnerables" y que pueden "degenerar" en enfermedad de alzhéimer. Arenaza-Urquijo destaca que esta investigación analiza la "actividad física", que no es lo mismo que el "deporte", lo que indica que ejercicios como caminar ligero, ir en bici o realizar tareas domésticas (la denominada actividad física moderada) ya ofrecerían una barrera protectora ante el alzhéimer. "Hacer estas actividades que podemos implementar en nuestro día a día es importante a la hora de prevenir la demencia", cuenta.

Según Arenaza-Urquijo, "estos resultados refuerzan la importancia de fomentar el ejercicio en la mediana edad como estrategia de salud pública para la prevención del alzhéimer". "Intervenciones dirigidas a promover el aumento de la actividad física podrían ser clave para reducir la incidencia de la enfermedad en el futuro", concluye.