Reflexiones sobre las pandemias
Laia Brufau, periodista: "Solo una milésima parte de las alertas de salud pública sale en los medios"
La comunicadora publica 'Desafiant l'invisible: relats emocionants de grans amenaces sanitàries', donde pone de relieve el papel de la rama más ignorada del sistema de salud
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ERetrato de Laia Brufau, autora del libro 'Desafiant l'invisible: relats emocionants de grans amenaces sanitàries'. / Jordi Otix


Beatriz Pérez
Beatriz PérezPeriodista
Responsable del área de sanidad/salud de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde 2018. En este tiempo he podido profundizar en temas de relevancia social y humana, como la pandemia de covid-19, el sistema de salud catalán, los avances médicos o las desigualdades en el acceso a la sanidad. En abril de 2024, gané la primera edición del Premi Salut i Drets Socials del Col.legi de Periodistes de Catalunya.
La salud pública solo es visible cuando suceden grandes acontecimientos, como la pandemia del covid-19. Pero día a día sus profesionales trabajan por que las personas puedan comer alimentos sanos y beber agua potable, por ejemplo. La periodista especializada en el ámbito sanitario Laia Brufau (Barcelona, 1981) acaba de publicar 'Desafiant l'invisible: relats emocionants de grans amenaces sanitàries' (Ara Llibres), en el que explica, valiéndose de su cercana experiencia y con el ritmo de un 'true crime', quiénes cuidan de los catalanes ante amenazas como la difteria, el ébola, el VIH o la viruela del mono, entre otras infecciones.
¿Por qué decidió escribir este libro?
Cuando comencé a trabajar en comunicación de salud pública en plena pandemia, empecé a tener mucha más relación con la doctora [Carmen] Cabezas [exsecretaria de Salut Pública]. Hablábamos mucho del covid, pero la vida continuaba más allá. Recuerdo un día, por ejemplo, que nos llegó una alerta del Ministerio sobre un caballo con virus del Nilo. Era muy surrealista, en medio de la pandemia... Para mí la salud pública, hasta ese momento, era un mundo de titulares. Pero con la doctora Cabezas vi que había muchos casos que al final se quedaban en eso: en una alerta. De todas las alertas que se reciben en la salud pública, por suerte solo una milésima parte acaba siendo un breve en un diario. Porque la mayoría son eso: alertas. Pero detrás de cada alerta, hay alguien que se la mira y analiza. Y así es como alguien acaba viendo que una persona que viene de un país donde hay determinadas enfermedades tiene una sintomatología extraña. Y al final acaba siendo, por ejemplo, una malaria importada.
A veces pasan días tensos hasta que se sabe de qué enfermedad se trata.
Esa es una de las cosas que se explica en el capítulo del ébola, cuando llega un sospechoso a Catalunya. En la Comunidad de Madrid han muerto dos personas. Una auxiliar de enfermería se ha contagiado. Hay una epidemia en África. Aquí hacemos alertas, sobre todo por si llega alguien de esos países y presenta determinados síntomas. Y estas alertas van a todos los CAP y centros de vigilancia epidemiológica. En realidad, te estás preparando para algo de lo que no tienes ni idea.
"En el capítulo del ébola, explico cómo en Catalunya se hicieron alertas por si llegaba alguien de esos países y presentaba determinados síntomas. En realidad, te estabas preparando para algo de lo que no tenías ni idea"
Los profesionales de Salut Pública son detectives de enfermedades, según dice Cabezas en el prólogo. ¿Qué significa?
Por ejemplo, el capítulo del virus del Nilo explica la historia de una pareja de gente mayor que acaba contrayendo la enfermedad. No tiene antecedentes de viaje, no ha estado en contacto con caballos... Es extraño. Tiene esta parte de misterio: estás esperando unas pruebas, es como un crimen, ¿no? Pero de la salud pública.
Llama mucho la atención la epidemia de asma en Barcelona por la soja.
Como ocurrió en los años 80, hay poca cosa escrita, por lo que decidí contactar con el doctor [Josep Maria] Antó. Me explicó con entusiasmo y vitalidad cómo descubrieron un día que la soja del puerto de Barcelona era la que causaba esos brotes de asma. Al poco [del descubrimiento], se acabaron las epidemias de asma porque se hicieron parar las descargas de soja. O sea, se trata de encontrar la clave.
Tardaron años en saberlo.
Sí, pero perseveraron. Todo nació de una médica residente que detectó un patrón extraño en medio de su trabajo diario. Y acabaron encontrando la clave de todo después de hablar con muchísima gente, que es una cosa que se hace mucho en el mundo científico y que tampoco conocemos. Ahora es más fácil con Internet, pero en los años 80 para hablar con alguien de Harvard u Oxford tenías que cogerte un avión. Hubo gente que murió de eso [de los brotes de asma por la soja]. Y que tantos años después consiguieran encontrar la causa… Bueno, eso es comparable al virus respiratorio sincitial (VRS) de ahora.
"¿No es increíble que hayamos conseguido que los hospitales ya no tengan niños ingresados por VRS gracias a la vacuna? Solo vemos las cosas al final, pero detrás hay mucha investigación"
¿A qué se refiere?
¿No es increíble que hayamos conseguido que los hospitales ya no tengan niños ingresados por VRS gracias a la vacuna? Solo vemos las cosas al final, pero detrás hay mucha investigación. Y luego hay historias que no son tan divertidas o que no tienen un final feliz. Por ejemplo, aún no tenemos una vacuna contra el sida, pese a que hay muchísimo trabajo detrás. Yo también quería explicar que al final puede haber fracasos o éxitos, pero que hay todo un trabajo detrás y una colaboración que desconocemos.
Habla también del caso del niño que murió de difteria en Olot en 2015 porque no estaba vacunado. ¿Cómo conjugar la necesidad de convencer a la gente para que se vacune con la protección de la familia, que recibió un juicio social por no haber vacunado al menor?
Lo cierto es que a veces hay gente que no se vacuna y tampoco hay un motivo detrás. No puedo hablar en concreto de esta familia. Pero hay gente que decide que no se vacuna y lo único que nosotros podemos hacer es ser muy persuasivos en la necesidad de vacunarse de enfermedades que están erradicadas.
Después de este caso, Salut Pública llegó a plantearse la obligatoriedad de la vacuna.
En aquel momento se abrió un debate, como también pasó con el covid. Sin embargo, cuando hablas con todos los expertos en vacunación, te dicen que tú no puedes obligar a nadie a vacunarse. Lo que puedes es explicarle la importancia de la vacuna, que es muy insolidario no hacerlo, porque tú estás protegido y tienes esta falsa sensación de seguridad porque el resto de la gente está vacunada.
"Tú no puedes obligar a nadie a vacunarse. Lo que puedes es explicarle la importancia de la vacuna y que es muy insolidario no hacerlo"
A veces aparecen nuevos virus, como el enterovirus que afectó a niños en 2016. ¿Cómo se desarrollan de una manera tan rápida los protocolos?
Del covid yo no sé cuántas versiones hubo... Con cada evidencia, cambias el protocolo. Un protocolo es algo vivo, sobre todo en una situación de emergencia. Con el covid, yo ya estaba trabajando el Institut Català de la Salut (ICS) y recuerdo que había que enviar indicaciones a la atención primaria, porque sabíamos que la gente iría a la primaria. Muchas veces la sintomatología es muy inespecífica. Todo comienza con un dolor de cabeza, de huesos... Pueden ser mil cosas. Vas descartando y descartando, y en el caso de la difteria y del enterovirus se vio muy claro: un niño que no mejora y que va hacia abajo… algo pasa.
¿La salud pública es todo eso que no vemos?
Sí. Si no tenemos intoxicaciones alimentarias, es porque se hacen una serie de controles. En cada 'revetlla' de Sant Joan, Protecció Civil y la Generalitat envían consejos a la población. Hay que tener cuidado con los petardos –aunque cada 24 de junio hay lesiones a causa de ellos–. Y específicamente hay consejos con las cocas de crema. Hay que refrigerarlas bien. En el caso del brote de salmonelosis de la pastelería de Torroella de Montgrí, en 2002, que explico en el libro, fue un problema en la cocción. ¿Qué pasó? Al año siguiente hicieron más inspecciones, pero al final siempre se puede escapar alguna cosa. Y ahí Salut Pública actúa. Como ocurre también con la vacunación, sobre todo hay que ofrecer mucha información y hacer mucha pedagogía. La salud pública implica un concepto de salud comunitaria. Va más allá de cuidarse a uno mismo. Salud pública es qué comemos, cómo vivimos y nuestros hábitos.
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