Médico en el Hospital Clínic

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El traumatólogo Alonso Zumbado, en el Hospital Clínic.

El traumatólogo Alonso Zumbado, en el Hospital Clínic. / Zowy Voeten

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

Barcelona
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El traumatólogo Alonso Zumbado (Costa Rica, 1963), que trabaja en el Hospital Clínic y es el responsable de la Unidad de Tráficos de El Pilar, es uno de los pocos especialistas de Barcelona experto en fractura de pelvis y acetábulo: una estructura anatómica crucial en el esqueleto humano que forma parte de la articulación de la cadera y que está ubicada en la pelvis. En el Clínic hay un promedio de dos fracturas de este tipo al mes. Zumbado se licenció en Medicina en la antigua Unión Soviética, en Kiev. Y desde tercero de carrera sabía que quería ser traumatólogo.


¿Por qué traumatología? 

Me gustan mucho el bricolaje y el dibujo técnico.

¿Se parecen?

Yo creo que sí. De niño tenía un vecino cuya familia tenía una ebanistería, hacían muebles de todo tipo. Era mi mejor amigo. Con él nos poníamos a lijar, por ejemplo, patas de sillas que después el padre terminaba. Creo que ahí empecé a coger cariño al bricolaje, a la marquetería y a la ebanistería. Quieras o no, la traumatología también es volver a reconstruir, volver a hacer. Sin embargo, había un traumatólogo que decía que tenemos que ser como jardineros, porque debemos cuidar las partes blandas [del cuerpo humano], que son como las raíces de las plantas, para que vuelvan a florecer. O sea, a la hora de hacer un abordaje quirúrgico, para poner los huesos en su sitio, tenemos que saber muy bien de dónde viene la irrigación, de dónde viene la sangre, qué complicaciones puede haber... para decidir el mejor abordaje quirúrgico. 

¿Cuál es la particularidad de la fractura de pelvis y acetábulo?

En Barcelona solo hay unos 10 o 15 traumatólogos que operan este tipo de fracturas, son muy complejas. Normalmente llegan a los grandes hospitales. La particularidad de la pelvis es que es un hueso tridimensional y por eso cuesta muchísimo orientarse. Sobre todo en pacientes obesos, pues no encuentras las referencias anatómicas por palpación, y hay que operar siempre con rayos X para saber dónde tenemos que poner las placas y tornillos. Para eso tienes que llevar un delantal de plomo que pesa entre siete y kilos.

Las fracturas de pelvis y acetábulo son muy frecuentes en accidentes de tráfico y ahora las están produciendo también los patinetes eléctricos

¿Son muy frecuentes estas fracturas?

En tráfico sí. Y en accidentes laborales: gente que se cae de los andamios. Y ahora las están produciendo también los patinetes eléctricos. Las fracturas más habituales en accidentes de tráfico son las de cotilo [en la cadera], fémur, tibia, tobillo, clavícula y muñeca, dependiendo de si el lesionado va en moto o coche. En concreto, las fracturas de pelvis representan el 3% de las lesiones del esqueleto y las presentan aproximadamente el 20% de los politraumatizados graves. Además, destacan entre las causas más comunes e importantes de complicaciones y muerte en estos pacientes. 

¿Todas las fracturas de pelvis son quirúrgicas?

No. Hay pacientes con osteoporosis, con fracturas no desplazadas, y ahí lo mejor es el tratamiento conservador en vez de poner un tornillo o una placa, ya que sabes que, por la calidad del hueso, se van a acabar moviendo. El tratamiento conservador es no operar y consiste en estar aproximadamente unas tres semanas en cama con un cinturón pélvico.

¿Qué perfil de paciente sufre este tipo de fracturas?

Las fracturas de pelvis y acetábulo se pueden producir por alta o baja energía. Una fractura de alta energía es aquella que sucede cuando se sobrepasan los 30 km/h. La de baja energía ocurre a menos de 30 km/h. Las fracturas por baja energía se ven sobre todo en ancianos, ya que tienen un hueso osteoporótico con falta de calcio, y cualquier traumatismo puede producir una fractura de este tipo. Cayendo de costado, por ejemplo. La parte de la cadera impacta contra el acetábulo y ahí se produce la fractura. En pacientes jóvenes, este tipo de fracturas es más típico en accidentes de tráfico, ya que son traumatismos de alta energía.

¿Qué tipo de accidentes?

En coche o en moto. Si vas en coche, llevas las rodillas dobladas e impactas contra el salpicadero, los dos fémures se van hacia atrás y pueden producir, por impacto de la cabeza femoral, una fractura del acetábulo.

Se están produciendo atropellos por patinete sin seguro, con lo cual los pacientes vienen a la Seguridad Social. Suele haber fracturas complejas de codo y muñeca

¿Y los patinetes eléctricos?

Yo soy el coordinador de la Unidad de Tráficos de El Pilar y cada vez veo más claro que un patinete debe tener la regulación de un seguro, como las motos. A veces están trucados y van a más de 30 kilómetros por hora. Además, van a menudo por las aceras o por los carriles bici, y mucho más rápido que una bicicleta: algunos alcanzan hasta los 60 kilómetros por hora. Se están produciendo atropellos por patinete sin seguro y no hay con qué cubrirlo, con lo cual los pacientes tienen que venir a la Seguridad Social. En patinetes suele haber fracturas complejas de codo y muñeca.

¿Qué ve usted en la Unidad de Tráficos?

Fracturas de tibia, de fémur, fracturas abiertas o fracturas complejas de rodilla –donde está implicado el fémur distal y la tibia proximal– en las que hay que hacer reconstrucciones con muchas placas. Fracturas en las que se lesionan muchos ligamentos: los meniscos, el cruzado anterior y el cruzado posterior. En estos casos hay que hacer una cirugía conjunta para reparar los ligamentos y meniscos.

¿Aumenta la gravedad de los accidentes de tráfico?

Yo diría que ahora se tratan más las fracturas. Antes eran tan complejas que solo se curaban las secuelas. A las fracturas de rodilla, por ejemplo, de fémur distal y tibia, les ponían un yeso o un fijador externo, y después al final acababan en una prótesis.

¿Ahora no?

No, ahora se reconstruye. La traumatología vive una época de cirugía reconstructiva. Se busca recuperar al máximo la anatomía del paciente, siempre y cuando no implique la afectación de partes blandas que conlleven una amputación. Antes se utilizaban más prótesis. Y ahora se opta más por la reconstrucción de los huesos.

La traumatología vive una época de cirugía reconstructiva. Se busca recuperar al máximo la anatomía del paciente, siempre y cuando no conlleve una amputación

¿Antes había más amputaciones?

Había más secuelas de fracturas. Las placas o tornillos que se utilizaban al operar eran muy grandes, por lo que a la hora de cerrar la herida quirúrgica había mucho compromiso de las partes blandas. En cambio ahora [las placas y tornillos] son más pequeños y tienen estabilidad angular, que significa que el tornillo se enrosca en la placa y no puede salirse ni moverse. Aun así, sigue habiendo amputaciones: en el Clínic hay una media de una al mes o una cada dos meses. Una fractura abierta, donde hay afectación vascular y neurológica, puede acabar en una amputación.

Una al mes: no son tan pocas.

No. Lo que pasa es que cada vez nos arriesgamos más y decimos: 'Bueno, vamos a intentarlo'. Para amputar siempre se está a tiempo. Y entonces te metes en unas cirugías bastante interesantes. Tan interesantes que nosotros mismos formamos un grupo de investigación llamado Innovating Minds, donde hay traumatólogos y un ingeniero, y diseñamos implantes.

¿Implantes?

Por ejemplo, un implante de pie que necesitábamos porque al paciente le había quedado el pie plano. Así fue como nos unimos con una metalúrgica, Ames, que antes se dedicaba a la automoción y que ahora tiene una fábrica de implantes de medicina. Nosotros somos sus asesores médicos. Nuestro grupo diseña implantes médicos de titanio y ellos los fabrican.

¿Las recuperaciones totales son frecuentes en las fracturas por accidentes de tráfico?

Las fracturas complejas de accidentes de tráfico siempre dejan secuelas. Por ejemplo, tú puedes reconstruir una rodilla o una tibia; ponerles placas con tornillos, incluso reconstruir los meniscos. Pero la superficie articular, que ha estado rota y dañada, es como reconstruir un jarrón de cerámica: al pasar la mano por encima seguirás notando la rugosidad. Esto, a la larga, acabará en una artrosis precoz, o sea, un desgaste de la articulación precoz. Y entonces habrá que recurrir a una prótesis total de rodilla.

Las fracturas complejas de accidentes de tráfico siempre dejan secuelas. A la larga suele haber una artrosis precoz

¿Hay muchas infecciones asociadas a las fracturas?

Sí, sobre todo en las fracturas por alta energía –a más de 30 kilómetros por hora–. Por ejemplo, ahora tenemos una paciente que chocó en la carretera de la Arrabassada: un coche invadió el carril contrario y ella iba en moto. Salió despedida y se rompió la tibia, pero no solo: el hueso también rompió la piel y los músculos. Césped, tierra, flores, arañas… Cuando llegan así hay que lavar y limpiar todo esto. Esto, por supuesto, aumenta el índice de infecciones. Para eso tenemos unos protocolos de profilaxis antibiótica.

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