Día Mundial contra el Cáncer
"Me diagnosticaron un cáncer de mama con solo 27 años. Rompí la estadística"
A Teresa Tamarit, que ahora tiene 43 años, el diagnóstico de una forma atípica de turmor le llegó cuando tenía un hijo de ocho años y apenas llevaba un año en su empresa
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Teresa Tamarit fue diagnosticada de cáncer de mama con 27 años


Patricia Martín
Patricia MartínPeriodista
Escribo en la sección de Sociedad, normalmente sobre temas sanitarios, de mujeres, violencia machista, infancia o consumo; aunque también he trabajado en otras secciones de El Periódico, como Política o Tribunales. Mi trayectoria profesional comenzó en medios locales, incluida una emisora regional de la 'Cadena Ser', y trabajé también para 'El País' y 'Cinco Días'.
Teresa Tamarit (Madrid, 43 años) fue diagnosticada de cáncer de mama con apenas 27 años, cuando la edad más común es entre los 45 y los 65 años. Y le detectaron la enfermedad de Paget del seno, una forma atípica de cáncer que es más común en mujeres a partir de los 50. Por eso, tardaron en diagnosticarla unos ocho meses desde que Teresa notó que tenía una grieta en el pezón, herida que no se curaba con ningún tratamiento y que, en un primer momento, los médicos no achacaron al cáncer dada la juventud de la paciente y que en su familia no había antecedentes de cáncer de mama cercanos.
"Me dijeron que había roto la estadística", relata con ironía a EL PERIÓDICO con motivo del Día Mundial contra el Cáncer. Precisamente, el incremento de casos en personas menores de 50 años es uno de los motivos de preocupación de la comunidad científica. Las causas no están claras, pero los especialistas creen que guarda relación con el estilo de vida actual.
Teresa tenía una herida en el pezón que no curaba, pero por su juventud y por carecer de antecedentes, los médicos tardaron en concluir que aquello era cáncer
Pese a su juventud, Teresa, que ahora tiene 43 años, no recuerda como una tragedia enfrentarse al temido diagnóstico de cáncer. “Sentí miedo, sí, pero más por la incertidumbre de no saber a qué me iba a enfrentar y a los tratamientos, que miedo a morir, como era tan joven, nunca he pensado que me iba a morir. Además, como no se me curaba el pezón, sentí una especie de liberación cuando supe que había un motivo. A partir de ese momento pensé centrarme el tratamiento”, explica.
Pero el proceso no ha sido coser y cantar. En un primer momento, le hicieron una mastectomía con reconstrucción del pecho izquierdo, el problema es que al año tuvo una recaída que, de nuevo, tardaron unos seis meses en diagnosticar y cuando lo hicieron era grave, tenía metástasis que afectaba a la clavícula.

Teresa Tamarit, que fue diagnosticada de cáncer de mama con 27 años / El Periódico
La vuelta al trabajo
Por ello, la segunda vez, además de operarla, la dieron quimioterapia, radioterapia y tratamiento con un anticuerpo monoclonal. En total, tuvo que dejar de trabajar unos dos años, del 2010 al 2012, pero no tiene un recuerdo traumático del parón laboral pese a que apenas llevaba un año en su empresa, porque siempre se lo tomó como algo "temporal". No obstante, la vuelta al trabajo sí que la recuerda complicada porque, a su juicio, “la Seguridad Social precipitó el alta y yo no estaba al cien por cien, después de dos años muy duros”, por lo que su cuerpo “se resistió” y tuvo que “coger otra baja”. “Lo lógico hubiera sido esperar a estar completamente recuperada”, indica.
La Seguridad Social le dio el alta, "precipitada" a juicio de Teresa, y al poco tuvo que volver a pedir la baja
Además, ser diagnosticada de cáncer tan joven afecta a la familia que has formado -si has tenido tiempo- pero también y mucho a tus padres. “Mi madre lo llevó peor que yo, por eso me mostraba animada delante de ella, porque no quería verla sufrir”, comenta. Teresa tenía, además, un hijo de ocho años al que, en la primera operación, no le dijeron que se trataba de cáncer, pero en la recaída sí le informaron porque Teresa perdió el pelo y, en ocasiones, debido al efecto de la quimioterapia, apenas se podía levantar de la cama. “Ahora tiene 21 años y, afortunadamente, dice que no se acuerda mucho de esa etapa”, comenta.
El embarazo
Otro de los problemas de los diagnósticos tempranos es que los tratamientos puede dificultar la reproducción. Pero Teresa sí pudo quedarse, por segunda vez, embarazada. “Como la recaída fue tan rápida y cuando me lo diagnosticaron era grave, no tuvimos tiempo de congelar los óvulos, pero me quedé embarazada a la primera, Dani fue casi un milagro”, explica con una sonrisa.
Como la recaída fue tan rápida y grave, no tuvimos tiempo de congelar los óvulos, pero me quedé embarazada a la primera, mi hijo fue casi un milagro
Con la recaída no acabaron sus problemas médicos, porque a los diez años le realizaron un análisis molecular del tumor y descubrieron que tiene la mutación BRCA2, que hace que los cánceres sean más agresivos y hay más riesgo de volver a tener tumores malignos y recaídas. Ante ello, por precaución, le han vaciado el otro pecho, los ovarios y las trompas de Falopio. “Este diagnóstico me sentó peor que saber que tenía el cáncer porque ya habían pasado diez años, estaba tranquila, y me costó hacerme a la idea de que me tenían que operar de nuevo. Pero, poco a poco, fui asumiendo el beneficio que conlleva, para no volver a tener que enfrentarme a lo mismo”.
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