Sistema sanitario
¿Por qué Sanidad no considera la obesidad una enfermedad?
Las sociedades médicas piden su reconocimiento oficial como enfermedad crónica para que se establezcan protocolos y las rutas asistenciales necesarias
Identifican una proteína clave en la lucha contra la obesidad
MULTIMEDIA | Así funcionan los fármacos llamados a tratar la obesidad

Un 33% de los pacientes que acuden a consulta en Primaria tienen obesidad / / EPE


Patricia Martín
Patricia MartínPeriodista
Escribo en la sección de Sociedad, normalmente sobre temas sanitarios, de mujeres, violencia machista, infancia o consumo; aunque también he trabajado en otras secciones de El Periódico, como Política o Tribunales. Mi trayectoria profesional comenzó en medios locales, incluida una emisora regional de la 'Cadena Ser', y trabajé también para 'El País' y 'Cinco Días'.
La obesidad es una "enfermedad metabólica crónica de origen multifactorial provocada por una alteración en los mecanismos que regulan el balance energético, que da lugar a un exceso de tejido adiposo" que puede desencadenar más de 200 patologías, entre ellas diabetes, afectaciones cardiovasculares o cáncer, según los especialistas. Pese a ello, todavía carece del reconocimiento oficial como enfermedad tanto en España como en la mayoría de países y organismos internacionales.
El motivo fundamental, según explica Albert Lecube, endocrino y miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), es que pervive el "estigma" en la sociedad, los políticos e incluso en el ámbito médico de que la obesidad está únicamente relacionada con el estilo de vida y que, por ello, la padecen "personas sin voluntad", cuando es un problema que responde a múltiples factores, "que no dependen de la persona, porque nadie elige ser obeso".
Su origen es multifactorial y además de los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo, intervienen factores genéticos y hormonales, así como el estrés o la falta de sueño
Su origen es multifactorial y además de los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo, intervienen factores genéticos y hormonales, así como el estrés o la falta de sueño. "Pero existe la creencia de que es solo un mal hábito de vida, que es sencillo de revertir y que se cura, lo que dificulta que las instituciones la reconozcan como enfermedad y se invierta en investigación, prevención y tratamientos", según destaca el también jefe de Endocrinología del Hospital Arnau de Vilanova, de Lleida.
"Su reconocimiento implicaría la puesta en marcha de los mecanismos necesarios para abordarla como enfermedad, lo que implicaría más gasto"
Además, como hay una alta prevalencia, dado que según los últimos estudios afecta al 19% de la población española, "su reconocimiento implicaría la puesta en marcha de los mecanismos necesarios para abordarla como enfermedad, lo que implicaría más gasto", otro de los motivos que podría estar frenando, según Lecube, su equiparación a otras patologías.
"No queda muy claro por qué Sanidad no reconoce a la obesidad como enfermedad, cuando en las clasificaciones internacionales sí que aparece esta identificación, pero es cierto que su reconocimiento implicaría más recursos", apunta a su vez Irene Bretón, coordinadora del área de obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Las principales sociedades médicas y científicas piden al Gobierno que siga los pasos de Portugal y reconozca la obesidad como enfermedad
Tanto la SEEN como la SEEDO piden al Gobierno que siga los pasos de Portugal y reconozca la obesidad como enfermedad para visibilizarla, prevenirla y mejorar la respuesta. El país vecino ha sido uno de los pocos que han dado ya este paso, que los médicos y especialistas europeos van a reclamar también, este año, a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si el organismo internacional reconociera la obesidad como enfermedad, en vez de como condición clínica, abriría la puerta a que los Estados miembros hagan lo mismo.
Si la OMS acepta este año reconocer la obesidad como enfermedad, abriría la puerta a que los países miembros hicieran lo mismo
Según la doctora Bretón, resulta necesario adaptar el abordaje de la obesidad al de una enfermedad crónica de alta prevalencia para que se establezcan protocolos y rutas asistenciales que impliquen a distintos profesionales sanitarios y otros recursos, más allá de la consulta clásica. El abordaje multidisciplinar, que implique a la atención primaria, pero también a endocrinos, nutricionistas, psicólogos y médicos deportivos, que reclaman también asociaciones de pacientes como ASEPO (Asociación Nacional para Personas Obesas y el Tratamiento de la Obesidad).
La respuesta actual
Sin embargo, según explica la endocrinóloga, "en la actualidad la atención clínica que reciben los pacientes es muy distinta dependiendo del entorno asistencial, no se dispone de coordinación óptima entre las áreas ni de equipos adecuados para la evaluación de la enfermedad. Además, el diagnóstico pasa con frecuencia inadvertido y no consta de manera adecuada en la historia clínica".
Varios fármacos, como Wegovy, están revolucionado el abordaje pero no están financiados por el sistema público, algo que los médicos piden revertir
Asimismo, en los últimos años se han aprobado varios fármacos, como Wegovy, Ozempic (que está indicado específicamente para tratar la diabetes) o Mounjaro, que están revolucionando el abordaje, porque modulan los mecanismos de regulación del apetito y la saciedad, favorecen pérdidas de peso de hasta un 20%, si se combinan con dieta y ejercicio, y mejoran enfermedades asociadas como las cardiovasculares o hepáticas. Sin embargo, no cuentan con financiación por parte del Sistema Nacional de Salud -salvo que se padezca diabetes mal controlada-. Y la cirugía bariátrica, prestación que sí está financiada para las formas más graves de obesidad, tiene largas listas de espera y una "importante variabilidad dependiendo del área sanitaria", según denuncia Bretón.
Por ello, tanto la SEEN como la SEEDO reclaman la inclusión progresiva en la cartera de servicios de los nuevos tratamientos farmacológicos contra la obesidad. Dado su elevado precio y la alta prevalencia de la enfermedad, las sociedades científicas y médicas son conscientes de que los fármacos no pueden llegar a todas las personas con obesidad de un día para otro, pero sí piden que se empiecen a financiar para las personas que más lo necesiten y, poco a poco, ir ampliando el número de beneficiarios.
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