El retraso de la maternidad empuja cada vez a más mujeres a congelar óvulos: un 1.300% más en España

Las mujeres españolas que congelan óvulos con el objetivo de retrasar su maternidad se han disparado en un 1.300% entre 2010 –año en que la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) hace el primer registro de criopreservación– y 2022 (último año del hay datos). Detrás de este aumento exponencial de casos hay varios motivos. El primero de ellos, el progresivo perfeccionamiento de una técnica que la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM) consideró experimental hasta 2012. El segundo, el retraso cada vez más marcado de la maternidad por cuestiones tanto económicas –osbtáculos para emanciparse– como sociales: muchas mujeres anteponen su carrera laboral y desarrollo profesional a la maternidad y también acusan dificultades para encontrar parejas con las que criar.

"No es que muchas mujeres congelen para ser madres solteras, sino que esta es la realidad que se encuentran una vez quieren ser madres. Muchas de ellas, en ese tiempo entre que congelan y vuelven a por los óvulos, se hacen a la idea de que serán madres solas porque no han encontrado a la pareja adecuada", explica la socióloga Sara Lafuente, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid y autora del libro 'Mercados reproductivos: crisis, deseo y desigualdad' (Katakrak). Otras cifras de la SEF reflejan la magnitud de este fenómeno: si en 2009 había en España un total de 6.999 óvulos criopreservados, en 2022 había 284.476.

La ley española de reproducción asistida, que data de 2006, ya permitía la criopreservación (o congelación) de óvulos, pero cada centro tardó su tiempo en perfeccionarla y poderla ofrecer a sus pacientes. En 2014, la sanidad pública introdujo en su cartera de servicios la congelación de óvulos pero solo por cuestiones médicas. Por ejemplo, en el caso de mujeres que corren el riesgo de perder su fertilidad por tratamientos oncológicos, endometriosis o problemas hereditarios, como señala Julio Herrero, ginecólogo del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona). Congelar óvulos de manera electiva (es decir, por una decisión personal de la mujer con el objetivo de retrasar su maternidad y no por problemas de salud) en España solo es posible en la sanidad privada, a diferencia de países como Francia, que la ofrecen dentro de su cartera de servicios.

"Tendencia" mundial

Así como la congelación de óvulos de manera electiva se ha disparado en España en la última década, el número de pacientes que criopreservaron por causas médicas "no ha evolucionado demasiado": en 2022 hubo 663 casos, según el registro de la SEF, frente a los 462 de 2012, una década antes. "La criopreservación electiva es una tendencia en la mayoría de países industrializados", señala la doctora Ana Polo, directora del Servicio de Medicina Reproductiva del Hospital de Sant Pau-Fundació Puigvert.

"Las mujeres deciden congelar óvulos principalmente por el retraso a la hora de tener hijos. La media de edad del primer hijo en España son los 33 años. Esto ocurre por las condiciones laborales pero, si preguntas a las mujeres que vienen a congelar el porqué, el primer motivo que sale es que no han encontrado a la pareja con la que formar una familia", asegura Polo. ¿Por qué cuesta más encontrar una pareja? "Porque las mujeres somos más exigentes que antes. Ahora tenemos carreras, trabajo, soñamos con ir subiendo de escalafón. Hay otras expectativas, pedimos más", añade.

"Es un fenómeno social. Se está retrasando la maternidad. También los hombres tienen una tendencia a formar familias más tarde. Probablemente España es uno de los países que más óvulos congela, y es algo que se nota mucho en nuestra carga de trabajo. La criopreservación es el tratamiento que más está aumentando a día de hoy", subraya Karinna Lates, coordinadora de la Secció de Medicina Reproductiva de la Societat Catalana de Ginecologia de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya, y ginecóloga del Centro de fertilidad y reproducción humana (CIRH).

También certifica ese incremento Damián Dexeus, director de la clínica ginecológica Women's. "Ha aumentado mucho y lo seguirá haciendo. Muchas mujeres no están dispuestas a renunciar a su estatus laboral por la maternidad. Hasta que no nos lo montemos de otra manera, la maternidad supone ahora mismo un problema para muchas", dice Dexeus.

Industria reproductiva

La criopreservación electiva es efectiva si se hace entre los 30 y los 35 años y si el número de óvulos es el adecuado: entre 15 y 20. En estos casos, el porcentaje de éxito es del 80%. "La congelación de óvulos ha vivido un incremento exponencial desde 2009, año en que comenzamos a hacerla nosotros", señala la ginecóloga Marta Devesa, del Servicio de Reproducción de la Clínica Dexeus Mujer.

"Y lo súper positivo es que la edad media está bajando: cuando empezamos, las mujeres venían a los 38 años y ahora vienen a los 35, lo cual indica una concienciación", cuenta. Devesa señala, además, que congelar óvulos no significa que después se vayan a utilizar. De hecho, el porcentaje de uso está en torno al 10% o 12%. Aunque depende de la clínica, el precio de congelar óvulos oscila entre 2.500 y 4.000 euros, y el coste de mantenerlos, entre 300 y 500 euros anuales.

Respuesta individual a un problema social

Detrás de estas cifras se encuentra la realidad de la industria reproductiva. "En España, la reproducción asistida se ha desarrollado en el ámbito privado, de tal forma que el público sigue esas lógicas. Por ejemplo, cuando hay un problema reproductivo rápidamente se trata desde la reproducción asistida en lugar de dar pasos intermedios, como cambiar la alimentación o los estilos de vida. No se ataca el problema, sino que enseguida se recurre a una técnica que genere un embarazo", apunta la socióloga Sara Lafuente.

Lafuente pone el foco en que las técnicas vehiculadas a través del mercado se han convertido en la forma de abordar los problemas reproductivos. La congelación de óvulos, que busca retrasar la edad de maternidad de las mujeres, no escapa de esta dinámica. "Son parches individuales, pero en el fondo son cuestiones sociales. Se opta por esto, en vez de por apoyar políticas públicas que aborden por qué las mujeres tienen hijos más tarde. Y esto provoca una estratificación reproductiva, más desigualdades, al elegir quién y cuándo se puede reproducirse porque no todo el mundo se lo puede pagar", reflexiona. Lafuente señala también que cada vez más clínicas están compradas por fondos de inversión. "Es un problema de privatización de la salud de primer orden", asegura.