Entrevista | Manel del Castillo Presidente del comité de expertos para reformar el sistema sanitario

Manel del Castillo, presidente del comité de expertos de Salut: "La sanidad pública es la mejor en trasplantes o cáncer, pero falla en las patologías sencillas"

El gerente del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona presidirá el nuevo comité que debe realizar la gran transformación del sistema sanitario de Catalunya

"La atención primaria está peor ahora que hace 40 años", afirma en una entrevista con EL PERIÓDICO

El Govern crea un nuevo comité para reformar el sistema de salud catalán

La consellera Pané anuncia que desplegará la ley de salud bucodental de Catalunya, que lleva años estancada

Manel del Castillo, presidente del comité de expertos para transformar el sistema de salud catalán.

Manel del Castillo, presidente del comité de expertos para transformar el sistema de salud catalán. / Victòria Rovira

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

Esplugues de Llobregat
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En la mitología griega, Kairós (frente a Cronos, que es el dios del tiempo) representa la oportunidad. El momento. Cairos -y no fue casual su elección- es el acrónico del comité de expertos creado por la Conselleria de Salut para reformar el sistema sanitario (Comitè d'Avaluació, Innovació, Reforma Operativa i Sostenibilitat del Sistema de Salut). El gerente del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona, Manel del Castillo (Ferrol, 1956), es el presidente de este órgano constituido para tal ambicioso fin. "Es el momento y no podemos esperar más", asegura en una entrevista con EL PERIÓDICO. ¿Qué se juega Catalunya? "La confianza de sus ciudadanos en la sanidad pública", responde.

¿Cuál es el gran reto del sistema sanitario? 

Adaptarlo a la realidad 40 años después de haber sido diseñado. La Ley General de Sanidad se hizo en 1986. Hace 40 años se diseñó lo que tenemos ahora y, en este tiempo, no se han realizado prácticamente reformas, pese a que sí hemos hecho muchos documentos y hemos dicho muchas veces lo que debe hacerse. ¿Qué ocurre? Que las reformas requieren pactos. Y las reformas se pagan a corto plazo, pero se cobran a largo plazo.

¿La sanidad funcionaba mejor hace 40 años?

Algunas cosas sí. La atención primaria funcionaba mejor entonces. Hemos cometido errores. Yo soy de los que han cometido errores. ¿Cuál ha sido el más grave? Quitar los incentivos.

¿Por los recortes?

No, no. Antes, si hacías más actividad, tenías un incentivo. Después se homogeneizó todo mucho, y ahora ya no hay estas diferencias. Pero no puede ser que paguemos lo mismo a un médico que trabaja aquí que al que trabaja en un pueblo de montaña, por ejemplo. Esto fue un error. Debemos incorporar los resultados: el trabajo bien hecho, basado en los resultados, debe ser reconocido económicamente. 

Que cada vez haya más ciudadanos con un seguro privado deslegitima a la sanidad pública

¿Qué más ha cambiado en estas décadas?

Los pacientes son totalmente distintos, la sociedad está mucho más envejecida. Hace 40 años, el 12% de la población tenía más de 65 años; ahora es el 20%. Son pacientes mucho más crónicos, más envejecidos y más exigentes. Esta gente, legítimamente, no quiere esperar nueve días para acudir al médico de cabecera. Y hay otro tema que me parece tremendamente preocupante: cada vez hay más distancia entre el presupuesto sanitario y el gasto.

¿Y esto por qué? 

Porque lo que se aprueba en el Parlament nunca se cumple. Ocurre aquí y en toda España. El sistema sanitario crece a un ritmo superior al PIB –hay nuevos fármacos muy caros, hay más pacientes…–. Por ejemplo, en 2023, el presupuesto de Salut era de 11.636 millones y el gasto final fue 14.352: un 24% más. Unos 2.700 millones de diferencia entre lo presupuestado y lo gastado, por lo que empiezas el año con déficit. Esta bola de nieve debe frenarse. Debemos actualizar el pago.

Cada vez hay más distancia entre el presupuesto sanitario y el gasto: en 2023, el presupuesto de Salut era de 11.636 millones y el gasto final fue 14.352. Esta bola de nieve debe frenarse

¿Cómo lo hacemos?

Debería hacerse un plan plurianual, pero además es evidente que el dinero que dedicamos a Salut debe crecer [la consellera Pané dijo la semana pasada que el PIB destinado a la sanidad debería pasar del 5,3% al 7%]. Una de las áreas en las que trabajará el comité es la financiación, que debe aumentar. Aun así, he de decir que estos años hemos crecido de forma extraordinaria. En 2019, antes de la pandemia, teníamos 10.000 millones y ahora, 14.300: un 40% más.

El sistema también ha crecido mucho.

Sí. En Catalunya tenemos 65 hospitales, 400 centros de primaria, 150 asociaciones sanitarias, 135 de salud mental... La Administración es mucho más compleja y mucho más cara. Y no tenemos suficientes instrumentos de gestión para dar una respuesta adecuada a esta complejidad. Se ha burocratizado mucho la gestión. Los proveedores son más burocráticos que hace 40 años.

Debe hacerse una transformación profunda, pero no de las bases. El sistema debemos protegerlo porque es tremendamente equitativo: pagas en función de tu riqueza y recibes en función de tus necesidades

¿Y los profesionales?

También han cambiado. No hemos sido capaces de adaptarnos a las nuevas realidades: por ejemplo, en el catálogo de trabajo del Institut Català de la Salut (ICS) no hay nuevas profesiones como bioinformáticos o bioingenieros. La enfermería hace 40 años era una diplomatura, no tenía grado universitario como ahora, que también tiene especialidades. Hay que cambiar la normativa –aunque esto último depende de Madrid–. Por cosas así los profesionales están muy cansados, y por eso hasta el 30% tiene 'burnout'.

¿Podemos decir que este Govern hará la gran reforma del sistema sanitario?

Nosotros lo que queremos, primero, es bajar un poco las expectativas porque no somos magos. Esta reforma va a necesitar mucho tiempo. Debemos iniciar el camino y, sí, nos pondremos a trabajar para implantar cosas porque debe hacerse una transformación profunda, aunque no de las bases: esto es muy importante. El sistema debemos protegerlo porque es tremendamente equitativo: pagas en función de tu riqueza y recibes en función de tus necesidades. Debemos preservar esta redistribución.

No puede ser que paguemos lo mismo a un médico rural que a uno urbano. Y también debemos incorporar los resultados: el trabajo bien hecho debe ser reconocido económicamente

Y la atención es de calidad.

Efectivamente. Cuando tienes un problema grave, todo el mundo sabe que el sistema público es el mejor. Resolvemos muy bien lo complejo –el cáncer, el trasplante, etcétera–. Mucho mejor que la privada y mucho mejor que en muchos países del mundo. Y ahí están las cifras: gozamos de unos grandes indicadores de esperanza de vida. Pero tenemos un problema en lo banal, en lo menos complejo, y tiene que ver con que no hay incentivos. 

¿Va en línea de lo que comentaba antes?

Sí. Las cosas complejas, como salvar una vida, no necesitan incentivos económicos, ya que tienen incentivos intrínsecos. Pero, claro, ver unas amígdalas ya no es tan incentivador, y ahí nos hemos quedado en un sistema muy burocrático, que no incentiva, que carga a los profesionales con actividades que no aportan valor. Esto es un problema.

¿Y las listas de espera?

Algo está ocurriendo en lo más banal, en lo más sencillo, que a la vez es lo más prevalente y que, aunque no sea grave, te puede complicar la vida. No estamos dando la accesibilidad y la integración que la gente espera. A veces hay largas esperas para ver al especialista o para una prueba complementaria.

No se trata de que haya muchos más médicos o enfermeras, sino de darles más apoyo, quitarles carga burocrática y liberar su carga asistencial

¿Y esto qué provoca?

Que cada vez más gente se haga un seguro privado. Y esto nos deslegitima. En Catalunya, el 32% de la gente ya tiene un seguro privado; en Barcelona, el 40%. No tengo nada en contra de esto porque es una decisión personal y legítima. Pero en el fondo la gente nos está diciendo que algo no va bien. Nos estamos jugando el prestigio del sistema público y la legitimidad social. Y, si no hacemos nada, al final podemos terminar en un sistema dual, que es el que existe en otros países de fuera de Europa: un sistema para pobres, entre comillas, y un sistema para las clases medias. Esto no es lo que queremos. Nosotros apostamos por un sistema que atienda a todo el mundo, sea de la clase social que sea. Hay un dato que poca gente conoce, y es que el 30% del gasto sanitario en España -y Catalunya- es de la privada. 

¿Cómo? 

Del total de gasto sanitario que existe en España, el 30% es privado y el 70% es público. En Alemania, por ejemplo, el gasto sanitario de la privada es del 15%. Y esto no se debe a que aquí se esté privatizando -no se están privatizando servicios-, sino a que la gente se está yendo al otro lado. 

¿Qué medidas concretas hará este comité?

No dependen de mí, debemos decidirlas en comisión y aún debemos definir por dónde empezamos. Pero ya te he dado algunas pistas

¿Y la Agència de Salut Pública? 

Está aprobada la ley, pero no está desplegada. Funciona la Secretaría General de Salut Pública, pero no la agencia. Necesitamos una salud pública mucho más preparada para la próxima pandemia que pueda venir. 

Antes de final de año tendremos definidas las primeras medidas. Comenzaremos con 5 o 10 que sean de impacto y fáciles de implantar

También habrá un sistema de vigilancia epidemiológica en tiempo real. ¿En qué consistirá?

No quiero entrar en los detalles sin tener aún el nombramiento de los 12 miembros del comité. Le avanzo que antes de final de año tendremos definidas las primeras medidas. Comenzaremos con 5 o 10 que sean de impacto y fáciles de implantar. Para cada una de estas medidas crearemos un grupo específico de trabajo.

¿Qué hacemos con la falta de médicos?

España tiene una de las tasas más altas de médicos por habitante de Europa: posee 4,3 médicos por 100.000 habitantes, mientras la media de la OCDE es de 3,2. Lo que ocurre es que los médicos están en los grandes hospitales, en Barcelona… Es difícil encontrar doctores para ir al entorno rural, para ir a la primaria en un pueblo. Pero eso también depende del modelo de gestión que hemos hecho: si tú pagas igual al que está aquí que al que está en el Pirineo, al final es más fácil estar aquí que en el Pirineo. Esto antes no ocurría: los médicos rurales cobraban mucho más que los urbanos. Aunque sobre todo faltan enfermeras.

Las personas que liderarán estas reformas no tienen intereses personales, ni agenda propia: yo no cobro por formar parte de este comité, ni lo harán el resto de miembros

Y médicos también, por mucho que España tenga una tasa mejor que la europea. Faltan médicos en toda Europa y es una cuestión demográfica.

Sí, pero no encontraremos ahora médicos bajo las piedras. Toda Europa está en crisis con las profesiones sanitarias y la gente está cansada. Creo que no se trata de generar muchos más médicos o enfermeras, sino de darles más apoyo, quitarles carga burocrática y liberar su carga asistencial. 

Hay hospitales comarcales por todas partes, mientras faltan profesionales. ¿Debería reorganizarse? 

Debemos crear alianzas entre los hospitales más grandes y los más pequeños. Los hospitales comarcales dan mucha accesibilidad, pero a veces cuesta mucho encontrar profesionales de algunas especialidades para ellos. Por eso debe darse respuesta de forma agrupada. Esto es lo que se llama integración horizontal: un grupo de profesionales da servicios en varios hospitales. Creo que es mejor esto que no que cada hospital tenga que espabilarse por su cuenta. 

Este verano en el ICS no hubo sustituciones de vacaciones.

Más bien no ha habido tantas como quisiéramos, porque en este momento cuesta mucho encontrar sustitutos. Tener sustitutos significa que tienes gente en el paro, y ahora mismo no la hay. Debemos ser conscientes de esta realidad demográfica de médicos y enfermeras.

La atención social y sanitaria integrada también es una prioridad del comité. ¿Qué harán?

Quiere que les explique medidas y no puedo, porque aún hay que pactarlas y definir cuál es la prioridad. Pronto se harán los nombramientos de los miembros de este comité, y sí puedo decirle que somos personas que llevamos décadas gestionando el sistema, que hemos visto cómo se ha ido deteriorando y que no podemos tolerarlo. Vale la pena luchar por mejorar el sistema sanitario público. La gente que va a liderar estas reformas no tiene intereses personales, ni agenda propia. Yo no cobro por formar parte de este comité, ni cobrarán el resto de miembros. No tenemos ambiciones personales, ni estamos haciendo esto por búsqueda de poder.

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