En Esplugues de Llobregat

El niño Oliver, intervenido con éxito en Sant Joan de Déu antes de extirparle el tumor cerebral

El pequeño ha sido sometido a una intervención para tratar un problema de hidrocefalia

Oliver Romero

Oliver Romero / RRSS

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Oliver, el niño de dos años y medio con un tumor cerebral que viajó esta semana a Barcelona para ser tratado ha sido intervenido con éxito en el Hospital Sant Joan de Déu para tratar un problema de hidrocefalia.

"Le informamos de que ha finalizado la primera intervención planificada para el tratamiento de Oliver, en este caso para resolver la hidrocefalia, y que el resultado ha sido satisfactorio", ha informado el centro sanitario en un comunicado.

El pequeño ha sido sometido a una primera intervención para implantarle una válvula de derivación ventricular peritoneal para tratar la hidrocefalia con la que poder controlar la hipertensión intracraneal.

Según el hospital, se prevé una segunda intervención, una vez el paciente esté preparado para hacerle frente "previsiblemente a finales de la próxima semana", en la que se le extirpará "parcial o totalmente el tumor muy agresivo de tronco cerebral que presenta". "Posteriormente, se analizará el tumor para poder diseñar el tratamiento oncológico más adecuado", ha destacado Sant Joan de Déu.

Aplazamientos

Oliver llegó el miércoles a mediodía en un avión medicalizado desde Cancún (México), donde vive con sus padres. Tras varios aplazamientos, el vuelo, que ha costado cerca de 200.000 euros y que ha pagado un empresario español que prefiere mantener el anonimato, aterrizó en Barcelona sobre las 11.25 horas. En el avión medicalizado solo viajó el enfermo y un acompañante, en este caso la madre de Oliver, Lena.

Es por ello que el padre, Alejandro Romero, un malagueño que desde hace un año trabaja como instructor de buceo en Playa del Carmen, cogió el lunes un vuelo regular hasta Madrid, adonde llegó este martes para enlazar con otro avión hasta Barcelona, donde aterrizó el martes por la tarde tarde.

Problemas para viajar

Inicialmente, la familia intentó volar sin éxito a España en un avión comercial, al que no les dejaron embarcar por el estado de salud del menor y al no disponer de un documento médico que autorizara el vuelo.

Los padres del crío lo llevaron al hospital el pasado 13 de octubre al notar que le costaba andar, estaba apático, débil y había perdido el apetito.

Allí le realizaron varias pruebas diagnósticas que concluyeron que Oliver tenía un tumor cerebral en la fosa posterior y también hidrocefalia, es decir, acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro.