Salud mental

Ansiedad, la otra gran pandemia disparada por el coronavirus

La incidencia de los trastornos emocionales se ha disparado a raíz de la crisis del covid

La incertidumbre sobre el futuro, la precariedad económica, las rupturas afectivas, la soledad, la competitividad y el perfeccionismo, entre las causas de esta eclosión

Los efectos de la ansiedad sobre las vidas de las personas son cada día más notorios.

Los efectos de la ansiedad sobre las vidas de las personas son cada día más notorios. / Shutterstock

Pablo Álvarez

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Si una pandemia se midiera únicamente por el número de afectados, casi ninguna alcanzaría el impacto social de la ansiedad. En forma de crisis, de episodios frecuentes o de cuadros aislados, la incidencia de este tipo de alteraciones psicológicas está alcanzando una prevalencia desmesurada. Suelen generar temor, inquietud, angustia... Los expertos hacen hincapié en que la ansiedad es “una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno”. Y se convierte en un fenómeno anómalo “cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo desencadenante”.

Los efectos de la ansiedad sobre las vidas de las personas, las familias o los ambientes laborales son cada día más notorios. Hay quienes asocian esta eclosión a los largos y duros meses de crisis sanitaria originada por la Covid. Otros la vinculan a la incertidumbre sobre el futuro, a la precariedad económica y laboral, a las rupturas afectivas, a una competitividad extrema, a un afán de perfeccionismo desaforado... El catálogo crece y, en paralelo, el consumo de fármacos ansiolíticos se dispara.

La Nueva España, diario del mismo grupo que este periódico, Prensa Ibérica, ha solicitado a cinco psicólogos asturianos (cuatro mujeres y un hombre) una valoración del paisaje emocional, un elenco de las principales fuentes de ansiedad y algunas maneras prácticas de atajar este tipo de trastornos. Aquí exponemos una síntesis de sus valoraciones y recomendaciones.

Marisol Delgado Artime: “Lo primero a tener en cuenta es que la ansiedad en sí misma no es un problema. Todas las personas podemos tener ansiedad en algunos momentos. Es una emoción y, por lo tanto, como el resto de las emociones, tiene una función adaptativa, la de avisarnos de algo que nos puede suponer una amenaza. El problema surge cuando esa ansiedad, por frecuencia o por intensidad, se dispara, se vuelve incontrolable, limitando nuestra vida, perjudicando nuestra salud mental. Ahí estaríamos hablando de cuadros de ansiedad, como pueden ser los ataques de pánico, las fobias, las obsesiones y compulsiones, el estrés postraumático o la ansiedad generalizada. La pandemia de coronavirus ha agudizado este tipo de problemas, desde luego, pero no podemos obviar que este incremento se viene ya detectando desde hace unas décadas, con mayor prevalencia en las mujeres y en la población más joven”.

Muchas personas han tomado conciencia de su vulnerabilidad

Olaya Begara Iglesias: “El motivo más obvio es la pandemia, y todo lo que eso ha generado, se haya o no pasado la enfermedad: incertidumbre, miedo, preocupación, pérdida de calidad de vida (con pérdida de empleo, merma en las relaciones sociales...), sensación de no poder controlar la situación... Todo esto no podría generar otra cosa que no fuera malestar (llámese ansiedad, llámese depresión...). En general, nos gusta muy poco el malestar y huimos de él, pero a la vez resulta inevitable que lo sintamos porque lo que estamos viviendo es muy angustioso, con lo que acabamos en un bucle de no querer sentir nada ‘malo’ cuando a lo mejor lo que deberíamos intentar es aceptar que estamos mal, y permitirnos estar mal para poder seguir avanzando hacia lo que sea importante en nuestra vida (con ayuda profesional, si fuese necesario)”.

Pedro Vega Vega: “La activación fisiológica ansiosa es uno de nuestros mejores mecanismos de supervivencia y de desarrollo de nuestra capacidad de pensamiento anticipatorio, asociado a las sensaciones de temor, miedo y estado de alerta. Nuestras necesidades han cambiado y se han complejizado a una gran velocidad a medida que hemos ejercido un mayor control sobre el medio como especie; pero también eso nos pone más a merced de unos elementos más externos y complejos, para los que nuestros mecanismos básicos de supervivencia como individuos no han tenido margen de evolución genética y corporal”.

España lidera el consumo de fármacos indicados para cuadros leves

Matilde Bousoño Serrano: “En el contexto actual, muchas personas han tomado conciencia de la vulnerabilidad del ser humano debido al covid-19. Habíamos dado por sentadas como seguras y controlables circunstancias que se han convertido en inestables e incontrolables, lo que aumenta la percepción de incertidumbre respecto al futuro, la preocupación y la respuesta de tensión muscular, vigilancia a peligros futuros y comportamientos cautelosos o evitativos característicos de la ansiedad. Datos recientemente publicados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) –del Ministerio de Sanidad– registran un aumento progresivo del consumo de benzodiacepinas, sedantes e hipnóticos por parte de la población española a lo largo del último año (con 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes). El último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) ha constatado que España es el primer país del mundo en el índice de consumo por cada 1.000 habitantes de benzodiacepinas, medicamentos psicotrópicos utilizados fundamentalmente para tratamientos de casos leves de ansiedad, insomnio o trastornos emocionales”.

Tamara Fernández García: “Vivimos en una sociedad cada vez más globalizada y vertiginosa, con una cultura del hacer y del tener que nos dirige si no ponemos consciencia y propósito. Hacer para tener, tener para hacer, un círculo vicioso que puede llevar a enfermar si no atendemos nuestra salud integral. Dedicarnos a cuidarnos y cultivarnos mental y físicamente aportará calma, serenidad, autoestima y competencias sociales, factores protectores para la ansiedad y el estrés, con la finalidad de vivir una vida más plena”.

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