El final del estado de alarma

El contagio en los jóvenes y las variantes del virus, los peligros que abre el 9-M

España estrena el domingo un nuevo escenario epidémico: los colectivos más vulnerables hace un año son ahora los más protegidos porque están vacunados

Terrazas

Terrazas / Ferran Nadeu

Beatriz Pérez

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Un año atrás, España no vivía una situación muy diferente a la de ahora. El 10 de mayo de 2020, todo el país (excepto algunas islas de las Canarias y Baleares, con apenas contagios, que ya lo habían hecho el día 4) entraba en la fase 1 de la desescalada de las restricciones por el covid-19 tras casi dos meses de estricto confinamiento domiciliario. Aquel plan de levantamiento de medidas del que ya casi nadie se acuerda constaba de cuatro fases, a la que todas las comunidades llegaron a finales de junio. Algunas como Catalunya, de hecho, se saltaron directamente la fase tres para celebrar libremente Sant Joan, decisión que estuvo a punto de costarle un nuevo confinamiento al territorio en julio. Las temperaturas estivales jugaron en contra del virus.

Doce meses después, la población española espera con ganas el próximo domingo 9 de mayo, que traerá consigo la caída automática del estado de alarma. Hay una alegría contenida en el ambiente. España entra, otra vez, en un nuevo escenario menos restrictivo. Y con una diferencia insoslayable respecto de 2020: la estrategia de vacunación, que, por fin y tras muchos meses de obstáculos por los retrasos de las farmacéuticas, va "como un tiro", según definió el miércoles la ministra de Sanidad, Carolina Darias. Ya se están viendo, gracias a los fármacos, bajadas de curvas de contagios que ya no volverán a subir. Hace un año los más desprotegidos eran las personas mayores; hoy, los ciudadanos con más riesgo de contagiarse pasarán a ser los no vacunados: los jóvenes, con menor probabilidad de ingreso hospitalario y en uci.

"Será fundamental un enérgico esfuerzo de los tests, rastreos y confinamientos, porque esto va a seguir mucho tiempo"

Pero los epidemiólogos advierten de que este nuevo escenario no estará exento de peligros. "Las altas tasas de transmisión favorecen la aparición de variantes del virus [algo que puede afectar a la efectividad de las vacunas]. Por eso no es bueno dejar que la epidemia siga recalentándose. Va a ser fundamental un enérgico esfuerzo de la vigilancia epidemiológica -tests, rastreos y confinamientos-, porque esto va a seguir durante mucho tiempo", señala Ildefonso Hernández, miembro de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). En este sentido, para este epidemiólogo, es importante "hacer pedagogía" y llamar a los jóvenes a protegerse, ya que serán quienes sufrirán las mayores incidencias del virus.

También habrá que tener en cuenta los brotes que se producirán, con seguridad, en diferentes puntos del país. Hernández valora que los siguientes "15 días o tres semanas" tras la caída del estado de alarma serán "muy importantes" porque "ya se están planificando muchos movimientos de personas a las costas". "Viviremos una situación de ‘descomprensión’: ganas de hacer cosas y de interaccionar socialmente. Habrá que tener muy en cuenta a los grupos que necesitarán más cuidados. La mayoría de los casos graves los veremos en adultos jóvenes", anticipa el epidemiólogo, que aboga por reforzar los mensajes sobre cómo utilizar bien las mascarillas en las interacciones privadas y sobre la importancia de la buena ventilación.

Es más, habrá que "darle la vuelta" a los "mensajes y prioridades", porque la gente que hasta ahora más contribuía a la hospitalización en plantas y ucis estará mayoritariamente protegida. En Catalunya, según cifras de la Conselleria de Salut, el 75% de los mayores de 60 años ya tienen al menos una dosis de la vacuna. Este viernes había ya 2.061.744 catalanes con un pinchazo (un 26,3% de la población general) y otros 954.316 (un 12,9%) con la pauta completa. En el total de España las cifras son similares: 12.966.552 personas (un 27,3% de la ciudadanía) tienen una dosis y otras 5.696.827 (un 12%), las dos.

El virus sigue ahí

Preocupa que en la población cale el mensaje de que la epidemia ya ha acabado. No es así. El coronavirus seguirá existiendo: las vacunas protegen de las formas graves del covid-19, pero no impiden que el virus siga circulando. Seguirá haciéndolo y, cuanto más lo haga, más probabilidades hay de que mute, se vuelva más agresivo y que las vacunas pierdan efectividad. "Aunque hay comunidades con Madrid con una saturación en ucis, a nivel estatal es poco probable que se produzca esta saturación, aunque nunca hay que descartarlo. Si se contagian muchos jóvenes, sí podría haberla", anticipa Hernández. En Catalunya había este viernes 1.432 pacientes con covid-19 en hospitales, de los cuales 468 están en ucis. Aún son muchos.

"Que decaiga el estado de alarma es un tema puramente administrativo. Ello no corresponde necesariamente con una situación epidemiológica ideal"

Los sanitarios, moderadamente optimistas, tratan de aplacar esas ansias ciudadanas de descorchar la botella de champán en cuanto se anule el estado de alarma. "Que decaiga el estado de alarma es un tema puramente administrativo. Ello no corresponde necesariamente con una situación epidemiológica ideal. Asimilar caída con estado de alarma con fin de la pandemia es un error muy grande", alerta el epidemiólogo Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona. La realidad, a partir del lunes, será más bien que en España habrá "un tercio de la población con anticuerpos" (bien porque está vacunada, bien porque ha pasado la enfermedad), mientras que otros dos tercios (la mayoría) seguirán siendo "susceptibles" al virus y se podrán contagiar.

"El covid-19 no se lee el Boletín Oficial del Estado (BOE) y le da igual que haya estado de alarma o no", añade Trilla. Para él, la evolución de la epidemia a partir del 9 de mayo "dependerá de que la gente entienda o no que la pandemia continúa". "No estamos en un control consolidado ni tenemos un volumen de población vacunada tan alto. Hay que seguir aplicando las mismas medidas de contención individual. No parece lógico que el lunes nos reunamos con 25 personas para celebrar el fin del estado de alarma", opina. Para evitar que el virus circule libremente deberá estar vacunado entre un 50% y un 60% de la población, según cálculos de Trilla, que llama a seguir evitando "espacios cerrados y con mucha gente" e intentar realizar el máximo de actividades al aire libre.

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