El legado del médico barcelonés

Josep Baselga, el oncólogo que lo transformó todo

El médico barcelonés recientemente fallecido, que fue director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, inició su carrera en el Hospital Vall d'Hebron, cuya investigación en cáncer situó como un referente internacional. Amigos de la infancia y colegas de profesión, impregnados por su extraordinaria manera de trabajar, repasan su carrera y definen su muerte, a los 61 años por una enfermedad degenerativa, como una "gran pérdida".

Baselga

Baselga / Joan Cortadellas

Beatriz Pérez

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Pepe tenía una cicatriz en la mejilla. "A los 13 años, sufrió un accidente: lo atropelló un coche precisamente delante del Hospital Vall d'Hebron. Tuvo que estar tres meses en cama y, durante ese tiempo, cada día dos compañeros de clase íbamos a verlo para pasarle las lecciones". Era la década de los 70.

Quien habla es Antonio González, actual Jefe del Servicio de Medicina Interna de Vall d'Hebron. Y 'Pepe' es Josep Baselga (Barcelona, 1959 - Cerdanya, 2021), "el médico español que ha tenido el puesto más alto en la medicina mundial", según lo define González. Y, también, "un amigo leal" y un oncólogo "tenaz" y "brillante". Baselga falleció el 21 de marzo por la enfermedad degenerativa de Creutzfeldt-Jakob, un tipo de demencia, mortal en el 100% de los casos, que le habían detectado en enero.

Baselga era, desde 2019, director de investigación y desarrollo del área de oncología de la farmacéutica AstraZeneca. Antes de llegar ahí, en Barcelona, desde el hospital frente al que de niño había tenido el accidente, transformó la investigación del cáncer: creó el servicio de Oncología de Vall d'Hebron y fundó el Vall d'Hebron Institut of Oncology (el VHIO, una referencia internacional). De 2013 a 2018, fue el director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York.

Baselga, en 2001, cuando era Jefe de Oncología de Vall d'Hebron.

Baselga, en 2001, cuando era Jefe de Oncología de Vall d'Hebron. / Joan Castro

González lo recuerda en el "cole" como un niño "trabajador y muy divertido". "También era muy deportista, le encantaba esquiar", dice el internista. Ambos fueron amigos desde los 10 años, cuando se conocieron en el Colegio San Ignacio de Barcelona, hasta el momento de la muerte de Baselga. "Hicimos la carrera juntos, él venía a mi casa y yo a la suya", relata.

El martes tuvo que despedirse de su amigo de la niñez. "Estoy destrozado. No sabía que estaba enfermo, como no lo supo casi nadie por deseo expreso de él y su familia. Me enteré el domingo cuando falleció", cuenta este internista. Al conocer su enfermedad, la familia Baselga (él, su mujer y sus cuatro hijos), que residía en EEUU, se trasladó a su casa en la Cerdanya, donde el doctor pasó el final de sus días.

Inicios en Medicina Interna

González y Baselga también estudiaron juntos la carrera de Medicina en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). De hecho, este último, pese a que luego se dedicó a la oncología, comenzó su residencia en Medicina Interna en Vall d'Hebron, especialidad en la que dio sus "primeros pasos". "Ahí seguimos juntos, hasta que en el tercer año del MIR decidió irse a EEUU a especializarse en Oncología", dice González.

Baselga se dio cuenta de que "para avanzar en la clínica de los pacientes había que entender bien las bases de la enfermedad"

Según su relato, Baselga entró a trabajar en un hospital en Brooklyn y vivió en una habitación del mismo. "Hacía guardia día sí, día no. Era residente y, por primera vez en la historia de este hospital, eligieron a un extranjero, a él, para ser jefe de los médicos residentes", destaca este internista de Vall d'Hebron. Al acabar Medicina Interna en Nueva York, Baselga fue admitido en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center para especializarse en Oncología.

Este amigo suyo de la infancia lo recuerda, en lo profesional, como el resto de sus colegas: "Era súper tenaz, se ponía un objetivo y llegaba a él. Tenía una mente privilegiada para la innovación y para la visión de futuro de las cosas. Era muy exigente con los demás, pero principalmente consigo mismo".

El actual Jefe de Oncología de Vall d'Hebron, Josep Tabernero, que conoció a Baselga en este hospital cuando el primero era estudiante de último curso, destaca de él que muy rápidamente se dio cuenta de que "para avanzar en la clínica de los pacientes había que entender bien las bases de la enfermedad".

Baselga en las nuevas dependencias de la Unidad de Cáncer de Mama de Vall d'Hebron, en 2010.

Baselga en las nuevas dependencias de la Unidad de Cáncer de Mama de Vall d'Hebron, en 2010. / Riacard Cugat

Su vuelta a Barcelona

En 1996, Baselga volvió de EEUU a Vall d'Hebron para crear un departamento de Oncología, especialidad que, según González, estaba entonces "en pañales". Pero Baselga lo revolucionó todo: "Creó un programa para aglutinar la quimioterapia, la radio y la oncología pediátrica. Le dio un enfoque multidisciplinar. Empezó otro programa en investigación preclínica y clínica aplicada para trasladar los avances en los tratamientos lo más rápido posible a los enfermos con cáncer. Y, aunque ya había aparecido la idea en 2000, fundó el VHIO en 2006", explica Tabernero. Él, que entonces estaba en el Hospital de Sant Pau, fue llamado por Baselga y en 1997 se unió a su equipo.

El instituto de oncología de Vall d'Hebron, el VHIO, es hoy una referencia mundial. El enfoque de este hospital (ese acercar a los pacientes, de manera acelerada, los tratamientos en investigación preclínica) se exportó a otros países. "Como vieron que el modelo del VHIO era muy bueno, en 2010 ficharon a Baselga en el Massachusetts Cancer Center y luego en el Memorial", continúa Tabernero. "España es hoy uno de los países que más oncología clínica hace, pero no era así en 1996". Baselga está detrás de estos avances.

Un ejemplo de su tenacidad: en 1991, cuando una farmacéutica comenzó a desarrollar los primeros estudios del trastuzumab, un tratamiento para el cáncer de mama, esta quiso abandonarlos porque "no veía respuesta", cuenta Tabernero. Pero Baselga se empeñó en seguir intentándolo: "Dijo que si encontraban un biomarcador que seleccionara a las pacientes que tenían esa alteración, el tratamiento sería muy bueno. Y acertó: este fármaco ha salvado miles y miles de vidas de las mujeres", añade.

Trabajó por acercar a los pacientes, de manera acelerada, los tratamientos en investigación preclínica

Lo nombraron presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO) y luego de la Asociación Americana para la Investigación en Cáncer (American Association for Cancer Reserarch, la AACR). "Todos los que hemos trabajado con él hemos seguido su legado. Su mente era privilegiada, era infatigable en el trabajo y muy autoexigente. Ha transformado mucho la oncología", precisa Tabernero.

El 'expresident' Carles Puigdemont entrega a Baselga en 2016 el XXVIII Premi Internacional Catalunya. También lo ganan los doctores Manel Esteller y Joan Massagué.

El 'expresident' Carles Puigdemont entrega a Baselga en 2016 el XXVIII Premi Internacional Catalunya. También lo ganan los doctores Manel Esteller y Joan Massagué. / Joan Cortadellas

La polémica de 2018

En 2018, una investigación de 'The New York Times' y 'ProPublica' destapó que, en una serie de artículos científicos sobre fármacos oncológicos, Baselga no había declarado haber recibido financiación de industrias farmacéuticas relacionadas con esos fármacos. Él admitió el error y dimitió de la dirección del centro. "Fue un error administrativo, no una omisión porque en los portales de transparencia de EEUU son las compañías las que declaran -asegura Tabernero-. Por tanto esta información estaba disponible. Pero cuando tienes un cargo ejecutivo tan alto, debes dimitir. Aunque esto no empaña su contribución al avance en el cáncer". Define su muerte como una "gran tragedia".

También Enriqueta Felip, Jefa de Sección del Servicio de Oncología de Vall d'Hebron y Jefa de la Unidad de Tumores Torácicos del VHIO, trabajó con él "muchos años". Lo conoció en 1993, cuando ella era residente. "Recuerdo cómo insistía en conocer la biología de los tumores". De él destaca su "brillantez", su "carisma", su "compromiso con los pacientes", el "abordaje multidisciplinar que hizo de la oncología" (por ejemplo, incorporando biólogos a sus equipos) y, por último, su "apoyo al desarrollo de carreras académicas". "Él sabía potenciar lo mejor de cada uno de nosotros", dice Felip, quien lamenta que la oncología pierda un "referente".

Su dimisión del Memorial en 2018, por omitir que había cobrado de farmacéuticas, fue un "error administrativo" y "no empaña su contribución al avance en el cáncer"

El Jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital del Mar, Joan Albanell, conoció a Baselga en Nueva York en el año "1993 o 1994", "poco antes de que volviera a Vall d'Hebron". "Yo era residente de Oncología en Vall d'Hebron y él, oncólogo en el Memorial. Me animó a hacer investigación con él en Nueva York y estuve en el Memorial dos años, en 1994 y 1995", relata.

La oncología era entonces "muy asistencial", pero él "lo transformó todo" y, en parte gracias a él, la mayoría de los hospitales catalanes tienen ahora la "filosofía" de integrar una asistencia "de calidad" con una investigación "potente". Y destaca otra contribución del doctor Baselga: en los 90, en EEUU, fue pionero en desarrollar la primera terapia personalizada para el cáncer de mama. "Él hizo muchos experimentos en laboratorios, yo estuve con él. No solo trabajaba de médico, sino que hacía experimentos. Investigó el anticuerpo monoclonal que iba contra la proteína HER2 en ensayos clínicos. Demostró que la terapia molecular podía ser útil en cáncer", cuenta Albanell.

Josep Baselga, Pepe para sus amigos más cercanos, hizo de la oncología de este país una "referencia internacional".

Familiares de Baselga llegan a su funeral el 25 de marzo.

Familiares de Baselga llegan a su funeral el 25 de marzo. / Europa Press

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