Una campaña decisiva para frenar el virus

Los sanitarios exigen refuerzos inmediatos para afrontar la vacunación

El Ejercito y la sanidad privada se ofrecen para acelerar el proceso

Catalunya y Madrid siguen en porcentajes mínimos de administración de las dosis

Vacunación del personal sanitario de Sant Pau. En la foto, Rafael Padrós, de la dirección de servicios de riesgos laborales

Vacunación del personal sanitario de Sant Pau. En la foto, Rafael Padrós, de la dirección de servicios de riesgos laborales / Robert Ramos

Manuel Vilaseró

Manuel Vilaseró

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El renqueante inicio de la campaña de vacunación contra coronavirus ha generado una amplio abanico de reacciones que van desde la indignación al ofrecimiento de apoyo. Varias organizaciones de sanitarios, especialmente los colectivos de enfermeras, han exigido el refuerzo inmediato del personal destinado a una operación clave para cortar el paso de los contagios mientras el Ministerio de Defensa, la Cruz Roja e incluso la sanidad privada se han ofrecido a ayudar en lo que haga falta a las administraciones responsables. 

El porcentaje de vacunas administradas sobre las 358.000 llegadas el martes de la semana pasada ha aumentado este martes hasta el 37%, con 139.339 inmunizaciones, según el informe diario del Ministerio de Sanidad. Es un salto importante, de 14 puntos respecto al día anterior, pero ni siquiera se acerca a la mitad del total, mientras las 360.000 llegadas el pasado lunes siguen en las neveras.

Catalunya y Madrid frente al espejo de Asturias

Catalunya sigue en cifras bajísimas. El lunes sólo administró 2.180 dosis, con lo que el porcentaje de vacunas inoculadas de la remesa recibida la semana anterior ha subido únicamente del 13% al 17%. De las más de 60.000 que llegaron el lunes, ni hablamos. 

Madrid recibió la semana pasada 49.000 viales y solo ha logrado inocular 5.335, un 11%. La ineficacia de Madrid contrasta con el desparpajo con el que su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, acusó reiteradamente en semanas anteriores al Gobierno de no suministrarle suficientes dosis. Es el furgón de cola, junto a Cantabria. Asturias, que ya ha administrado el 100% y el 4% de las llegadas el pasado lunes, encabeza el ranking de las más cumplidoras.

Hay coincidencia en el diagnóstico. La falta de personal, la desorganización y las dificultades logísticas, agravadas por las fechas navideñas, han lastrado el arranque de la campaña. Y el futuro no es demasiado halagüeño. Se ha empezado por las residencias pero cuando la vacunación se traslade a los centros de salud, con muchas más dosis disponibles, la situación puede empeorar al coincidir con el auge de los contagios de la tercera ola. 

Personal y organización

“Hay que establecer los refuerzos que sean necesarios pagando esas horas extraordinarias y dobles turnos", ha advertido el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya. Las vacunas no son como las de la gripe. Además de la conservación a bajísimas temperaturas, se deben descongelar siguiendo unas determinadas pautas. "Hablamos de una vacuna que no se puede agitar, hay que moverla diez veces arriba y abajo con calma, tanto antes de meter el suero que la va a disolver como luego una vez que ya lo has metido", ha especificado.

La portavoz del sindicato de Enfermería (Satse), María José García, ha augurado que los problemas se recrudecerán cuando lleguen más vacunas si no se aumenta el personal. Para inmunizar a más del 70% de la población, el objetivo marcado para el verano, habría administrar un millón de dosis a la semana. 

En Catalunya, el colectivo de enfermeras atribuye el fiasco más a una “mala organización” que a una falta de recursos y ha pedido participar en el diseño del operativo de los centros de salud debido su experiencia en inmunizaciones masivas, informa Beatriz Pérez.

Emergencia nacional

Los expertos coinciden en que la vacunación es una emergencia nacional ante la que hay que poner todos los medios posibles. Así lo ha entendido la ministra de Defensa, Margarita Robles, que ha ofrecido a los sanitarios del Ejército a las administraciones que así lo soliciten. Así lo ha entendido también la sanidad privada. 

El Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), entidad constituida por la mayoría de las empresas sanitarias privadas de España, ha mostrado su “disponibilidad absoluta en todas las Comunidades Autónomas para agilizar el ritmo de vacunación que requiere la pandemia y lograr una más rápida inmunidad, sin incrementar los costes del sistema sanitario dado que la sanidad privada no factura nada por la vacunación”.

Ayuso privatiza

Como en otras materias sanitarias, ante la insuficiencia de sus diezmados recursos humanos, Madrid ha optado por privatizar parte de la campaña. La semana pasada contrató a la Cruz Roja través de una adjudicación urgente sin concurso.  Tras oír las críticas de los sindicatos y la oposición, Cruz Roja puntualizó que su labor será de “apoyo y sin ánimo de lucro”. La organización cobrará 804.000 euros por el trabajo de quince equipos de dos personas durante seis meses. 

Este martes, Ayuso se ha sumado a la decisión de Catalunya y ha anunciado que también se vacunará todos los festivos e “incluso por las noches si es necesario”.

La coartada del almacenamiento

Algunas comunidades han argüido que parte del retraso se ha debido a la necesidad de almacenar hasta la mitad de los viales recibidos para garantizar la administración de la segunda dosis de la vacuna a los 21 días de la primera. Algo que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ya advirtió el lunes que no era necesario porque el suministro por parte de Pfizer está garantizado.

No son casos aislados. Madrid, Extremadura, País Vasco y Castilla y León se han apuntado a esta tesis que los expertos consideran absurda. En primer lugar, porque existe flexibilidad. La segunda dosis de Pfizer se puede demorar unos días más. 

“No tiene ningún sentido teniendo en cuenta los porcentajes de dosis tan pequeños que se están administrando”, ha apuntado Amós García, presidente de la Sociedad Española de Vacunología (AEV), que también ha apuntado el peligro contrario: un colapso en el almacenamiento que acabe provocando la caducidad de algunas de ellas. Hay que recordar el exigente sistema de refrigeración de la vacuna de Pfizer.  

Demorar la segunda dosis

En el extremo contrario al de estas comunidades ‘hormiga’ se sitúan varios países ‘cigarra’ que siguiendo los pasos del Reino Unido estudian la posibilidad de suministrar las segunda dosis mucho más más allá de los 21 días prescritos. El objetivo es inocular el máximo número de personas posible en la primera tanda teniendo en cuenta que con una toma ya se adquiere un nivel importante de inmunización.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha advertido que la segunda dosis de la vacuna de Pfizer no puede demorarse más allá de los 42 días que figuran en la autorización de comercialización del medicamento. Un uso más allá de esa fecha se consideraría “no indicado en la etiqueta“.

Los estudios sobre la eficacia de la vacuna se basan en un periodo de suministro de la segunda dosis entre los días 19 y 42 después de la primera y cualquier retraso o adelanto adicionales equivale a lanzar una moneda al aire, además envenenada, porque se corre el riesgo de estimular la producción de variantes del virus resistentes a la inmunización, como ocurre con los antibióticos mal administrados.

Illa estuvo taxativo al respecto en su comparecencia del lunes. “En España cumpliremos con los 21 días prescritos”, aseguró.