TESTIMONIOS

"Den más recursos a la sanidad"

Cuatro afectados por las listas de espera en el 2019 explican cómo están un año después

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Beatriz Pérez

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En diciembre del 2019, EL PERIÓDICO entrevistaba a cuatro personas que entonces estaban afectadas por las largas listas de espera de la sanidad pública de Catalunya. Ahora, 10 meses después y una pandemia mundial mediante que ha <strong>disparado </strong>en un <strong>50% </strong>el tiempo para acceder a las pruebas diagnósticas, las consultas con el especialista y las operaciones, este diario vuelve a entrevistarlos para conocer su actual situación.

Laura Tarrés: "Sigo sin la prótesis y además ahora tengo cáncer"

Laura Tarrés, afectada por las listas de espera

Laura Tarrés, afectada por las listas de espera. / periodico

En diciembre del año pasado, Laura Tarrés, una vecina de Mataró de ahora 69 años, se quejaba en este diario de que llevaba desde mayo del 2019 en lista de espera garantizada (aquella en la que, en teoría, el paciente no debe esperar más de seis meses) para que le pusieran una prótesis de rodilla. Hoy, 10 meses después de la entrevista, Laura no solo no ha sido operada, sino que el agosto pasado le detectaron un cáncer de útero en estado avanzado. "Ahora lo más importante es parar el tumor. Pero, evidentemente, sigo con problemas de movilidad porque no me han operado de la rodilla", explica. El pasado mayo, el último mes del que el Servei Català de la Salut (CatSalut) ofrece datos, el tiempo medio de espera para una intervención de prótesis de rodilla era de 185 días.

Laura tenía el año pasado (y sigue teniéndolos ahora) también dolores en la pierna. "Me paso gran parte del día sentada", contaba hace un año. Después de meses y meses esperando, por fin le dieron fecha: el 14 de julio le pondrían la prótesis. "Llevaba dos años esperando la operación", explica Laura, que vive sola con la única compañía de su perro. Pero, antes de la intervención, le encontraron líquido en la pleura (una membrana del pulmón) y todo se paró."Estuve tres semanas en las urgencias del Hospital de Mataró. Y, a principios de agosto, me diagnosticaron de un cáncer de útero bastante avanzado", añade. Es consciente de que, si la hubieran operado "cuando tocaba", ahora no tendría, además de un cáncer, problemas de movilidad.

"Los médicos se plantearon si ponerme quimioterapia o hacerme una laparoscopia, pero optaron por la quimio porque mi capacidad para aguantar una anestesia total es limitada", cuenta Laura. Ya le han suministrado tres sesiones de quimioterapia; la última, el pasado 25 de septiembre. Ahora se encuentra mejor. Y está contenta con el "espléndido personal" del Hospital de Mataró que está tratándola de su cáncer. "Cuando entré en el hospital, estaba completamente sola, nadie podía venir a verme. He pasado el peor trago de mi vida. Pero me encontré con apoyo psicológico y con el cuidado de los profesionales", dice agradecida. Solo espera que todo pase cuanto antes.

Jorge Valls: "El covid-19 retrasó aún más mi operación"

Jorge Valls, afectado por las listas de espera

Jorge Valls, afectado por las listas de espera hospitalarias. / periodico

71 años y tres hernias discales. Jorge Valls, barcelonés vecino del barrio de Trinitat Vella (en Sant Andreu), tuvo que esperar, el año pasado, siete meses a que lo viera el traumatólogo. Lo contaba en EL PERIÓDICO en diciembre. Esa visita ocurrió, por fin, a comienzos de este 2020. Pero él sigue mal y la operación que necesita desde hace tres años no llega. "Tengo problemas de espalda. Me iban a operar a principios de año, tenía que ser inminente, pero llegó la pandemia de coronavirus y terminó de arreglarlo todo", se queja por teléfono. "Estoy tumbado en la cama porque no puedo ni andar", asegura. El pasado mayo, el tiempo medio de espera para operarse de una hernia en Catalunya era de 274 días.

En julio de este año le programaron dos pruebas para el próximo 20 noviembre: un escoliograma posterior lateral y unos rayos equis de la columna vertebral. "Son pruebas imprescindibles para la operación, para la que aún no hay fecha", lamenta Jorge. Le cuesta andar. Hay días en que hasta le cuesta dormir por el dolor.

Según él, vive o, más bien, "malvive" como puede. "Mucho nolotil [un analgésico]. Y voy viendo cómo pasa la vida", explica. Su familia se fue recientemente de viaje a las Canarias y él prefirió quedarse. El próximo 1 de junio, es decir, dentro de ocho meses tendrá visita con el traumatólogo, una cita en la que previsiblemente le dirán cuándo será intervenido quirúrgicamente, algo que ocurrirá, cree, en el 2021. Esta cita se la programaron el pasado 21 de agosto.

Jorge explica cómo vivió el confinamiento: "La verdad es que no me afectó demasiado porque ya estoy acostumbrado a estar en casa. Ahora no voy ni al médico de cabecera porque no se puede ir al CAP. Compro el pan a 20 metros de mi casa y voy a la farmacia, que está a 25", relata. Asegura abordar sus problemas de salud con "resignación". Además de tener tres hernias discales, Jorge sigue controlando otros viejos problemas de salud, como el cáncer que superó hace 10 años y por el que cada año le hacen pruebas de control. En esto sí está contento: "Me hacen colonoscopias, TACs, analíticas… Y siempre sale todo perfecto".

Juana Fernández: "Ni siquiera estoy en lista para el dermatólogo"

Juana Fernández, afectada por las listas de espera.

Juana Fernández, afectada por las listas de espera de la sanidad pública. / periodico

Hace unos 40 años que Juana Fernández, de 71 años, tiene una enfermedad en la pierna a la que los médicos aún no han puesto nombre. "Tengo una úlcera interna y el hueso del tobillo calcificado", cuenta sentada en el salón de su casa en Can Peguera (Nou Barris). Le cuesta mucho andar y, cuando sale a la calle, lo hace en silla de ruedas. En diciembre del año pasado explicaba a este diario que hasta el 7 de agosto del 2020 no podría visitar la clínica del dolor del Hospital Vall d'Hebron.

Durante todo este tiempo, gracias a la plataforma Marea Blanca, que puso una reclamación, logró que le adelantasen la cita varios meses. Ahora se encuentra algo mejor. "No tengo el dolor tan seguido ni tan fuerte. Así que estoy un poco más animada que el año pasado", explica Juana.

Sin embargo, sigue siendo una afectada por las largas listas de espera de la sanidad pública. "Me tiene que ver el dermatólogo porque mira cómo tengo la piel, toda roja", cuenta mientras muestra su pierna derecha. Pero para este especialista ni siquiera le han dado cita. "Ni siquiera me han puesto en lista de espera", añade. "Y no quiero ir a Vall d'Hebron a pedir cita porque soy una persona de riesgo y me da miedo por el coronavirus", precisa. En mayo de este año, el tiempo medio de espera para visitar al dermatólogo eran 141 días, frente a los 84 de diciembre del año pasado.

Para Juana, que padece una dolencia desconocida, la solución a sus males es la medicación. "Me la cambiaron y me pusieron otra más fuerte. En algunas pastillas me han doblado la dosis", dice. También reduce sus salidas del hogar al máximo. "Voy de mi casa a casa de mi hija y poco más". Y siempre en silla de ruedas porque "cualquier piedrecita" puede hacerle perder el equilibrio y caer. Algo que no es fácil, ya que vive en un barrio (uno de los más pobres de Barcelona) repleto de cuestas. Las listas de espera de la sanidad pública también reflejan un sesgo de clase: son las personas que no pueden pagarse una mutua privada quienes más las padecen.

Josep Bruch: "A los políticos: dediquen más recursos a la sanidad"

Josep Bruch, afectado por listas de espera

Josep Bruch, en su casa de Vic (Osona). / periodico

Josep Bruch, de 73 años, es el único de los entrevistados que está contento. El año pasado expresaba su cabreo en EL PERIÓDICO. "Tengo un problema en la pierna izquierda, me duele la articulación y debo esperar cinco meses para hacerme una resonancia magnética de carácter preferente en el Hospital de Vic. Además, hasta marzo no tengo visita con el traumatólogo", contaba en diciembre.

Un año después, está "todo hecho y resuelto". Aun así, está en lista de espera para que le pongan una prótesis en la cadera izquierda. "Aún no me han dado fecha, pero calculo que en 30 días me operarán", dice convencido. No duda de que así será porque hace muy pocos días le hicieron las analíticas previas a la intervención quirúrgica. Tiene suerte: en mayo el tiempo medio para una operación de este tipo era de 163 días. Él solo ha tenido que esperar cuatro meses (120 días), aunque los médicos comenzaron a hablarle de la operación hace un año. "Como de momento no tengo un problema grave de movilidad, tampoco me corre prisa, aunque cuanto antes me lo hagan mejor", apostilla.

Desde su casa de Vic (Osona) asegura no tener "ninguna queja en estos momentos". Y habla bien de la atención médica que le están prestando en su municipio. "Aquí la asistencia es muy buena. Estamos colapsados, como en todas partes, claro", cuenta Josep. Él, a quien siempre le ha gustado hacer deporte ("poco o mucho, siempre he hecho"), se muestra satisfecho. "Estoy bien de salud. Eso sí, me sobran 30 años", bromea. Es por eso que está deseando operarse, porque le gusta moverse y caminar un poco cada día con su mujer y, ahora, con su problema en la cadera, una articulación le duele cuando pasea. Aunque solo le "molesta" y no tiene "impedimentos para caminar".

Josep cree que Catalunya tiene "una buena sanidad pública", que ahora está "colapsada" a causa de la pandemia. "Sobre la gestión de los políticos, creo que deberían dedicar más recursos a la sanidad que, en definitiva, nos beneficia a todos", concluye.

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