Modelos matemáticos, mirada social

zentauroepp53810984 soc200927185937

zentauroepp53810984 soc200927185937 / periodico

Gemma Tramullas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el arranque del curso escolar, Clara Prats acompañó a su hijo a hacer la adaptación escolar de P3 y pudo estar con él en el patio y hacer castillos de arena antes de que entrara por primera vez en el aula. Nada que no hicieran miles de familias, con la salvedad de que Prats es una de las científicas del equipo de Biologia Computacional i Sistemes Complexos de la Universitat Politècnica de Catalunya que elabora algunos de los modelos empíricos de predicción del covid-19 más difundidos.

Sin embargo, no era la cantidad de datos que maneja ni sus conocimientos de Física lo que dominaba sus pensamientos el primer día de curso sino más bien una intuición. "Estoy tranquila -respondía con una sonrisa tras dejar a su hijo-, sobre todo porque tengo un carácter optimista. Sí, es un mal momento para abrir las escuelas, pero también puede ser una oportunidad para crear hábitos que antes no teníamos. Y si nos equivocamos, rectificaremos".

Demasiadas variables

Prats no opina sobre si había que abrir o no las escuelas: "Hay muchos factores que nosotros no controlamos -zanja-. Yo no soy pedagoga, socióloga, ni economista". "Los datos son una parte del problema, pero va mucho más allá. Si tuviéramos que basarnos solo en los números, estaríamos todos confinados durante meses". Además, afirma que el patrón ha cambiado tanto de agosto a septiembre, "que se hace difícil ponerlo en un modelo".

Los modelos de predicción de enfermedades infecciosas, desde los más sencillos hasta los que incluyen múltiples variables del comportamiento humano, han vivido su momento de gloria durante la pandemia del covid-19. Las matemáticas han tenido un papel protagonista en la toma de drásticas decisiones de salud pública. Los expertos en ciencias exactas se han desgañitado, con más o menos éxito, intentando que los políticos comprendieran el concepto de crecimiento exponencial, ha habido dimisiones fulminantes de asesores científicos y se han pedido auditorías externas para revisar la gestión política de la pandemia en España.

Miedo y desconfianza

La población ha hecho un curso intensivo de epidemiología y virología, lo que ha generado un efecto democratizador de la ciencia. La otra cara de esta exposición continua a los fríos datos y a su interpretación (a menudo contradictoria) por parte de los expertos ha sido el miedo, la angustia, la desconfianza y el hartazgo.

La ciencia avanza a base de hacerse preguntas pero la cuestión es si se están planteando las preguntas adecuadas. En el informe del Comitè de Bioètica de Catalunya titulado Presa de decisions en temps de pandèmia  se afirma que "no se trata simplemente de transmitir datos para los cuales, a pesar de su dudosa fiabilidad, existe una especie de fascinación, sino de profundizar en las situaciones y los contextos".

El extenso documento también advierte: "Los ciudadanos no deberían tratarse como simples receptores de órdenes y recomendaciones". La participación de las personas en el proceso de elaboración de medidas de control es precisamente una de las recomendaciones del artículo <em>Evaluation of the covid-19 response in Spain</em> que 20 científicos acaban de publicar en The Lancet. 

Inexactitud social

Uno de los filósofos que más ha pensado sobre la gestión de la complejidad y la incertidumbre es Daniel Innerarity, quien en una entrevista en EL PERIÓDICO hacía esta reflexión: "Los modelos [de predicción] ofrecen alguna certidumbre y sería una frivolidad no contar con ellos, pero tienen una gran inexactitud social. Puede estar ocurriendo que nuestras sociedades estén midiendo muy bien algo que no saben qué es. La matematización de la realidad social es un instrumento indispensable pero tanto más útil cuanto más consciente sea de sus limitaciones.”

En síntesis: "No toda la realidad es traducible en ecuaciones matemáticas". La frase es de Arnald Puy , investigador en el departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la universidad de Princeton. Su argumento es que "los modelos que modelan fenómenos sociales o ambientales son una simplificación de esta realidad y cuando se sitúan en el centro del debate se obvia todo aquello que está fuera del modelo". Este efecto perverso se denomina "visión de túnel o mirada miope". "Por eso es importante que los modelos no acumulen toda la atención sobre lo que hay que hacer en una situación de emergencia", advierte Puy.

Desde las ciencias sociales, las humanidades y el feminismo, se pide a gritos una mirada panorámica y un enfoque multidisciplinar. También el informe del Comitè de Bioètica afirma que "la deliberación entre expertos de diferentes disciplinas y con experiencias complementarias es imprescindible siempre pero sobre todo en condiciones de incertidumbre".

Guerra a la naturaleza

"Hemos visto un concepto de biosalud muy biomédico y ligado a la metáfora moderna de ‘guerra a la naturaleza’ ahora aplicada al coronavirus -reflexiona Margot Pujal, doctora en Psicología Social de la Universitat Autònoma de Barcelona, en La covid  i la pandèmia oculta del desbordament de la crisi global de la cura -. Un modelo de salud centrado, sobre todo, en la parte biológica de la vida, como si esta parte no estuviera enredada en una relación de interacción-dinámica constante con la parte psicológica y enredada en la parte social y económica de la vida".

Con una mayor cantidad y calidad de los datos, los modelos serán cada vez mejores y su capacidad predictiva mejorará. "Son una oportunidad para cambiar el mundo", afirma Joe Brew, uno de los analistas de datos más activos en Catalunya durante la pandemia. Sin embargo, advierte de sus implicaciones éticas: "Si tengo un modelo que dice que tú, con un 90% de probabilidades, serás una criminal, te puedo encerrar en la cárcel antes de que cometas el crimen".

El malestar por la gestión política del covid-19 ha hecho aumentar la confianza en las matemáticas como herramientas de decisión política más eficaz. Según una encuesta del Center for the Governance of Changeel 26% de los ciudadanos en España preferiría ser gobernado por una inteligencia artificial. "Por eso es muy importante que los que diseñemos este futuro seamos no solo ingenieros sino también filósofos -concluye Brew-, personas capaces de pensar un poco más allá del código que escribimos".

Suscríbete para seguir leyendo