ENTREVISTA

Alba Vergés: "Ahora vemos cómo se sufre sin los sanitarios suficientes"

Entrevista con Alba Vergés, 'consellera' de Salut

Entrevista con Alba Vergés, 'consellera' de Salut. / periodico

Beatriz Pérez

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Cuando una asume el cargo de 'consellera' de Salut, no espera nunca que le toque gestionar una pandemia mundial de la que apenas existen precedentes. En Catalunya, le tocó a Alba Vergés (Igualada, 1978), que lleva en el cargo más de dos años. No esconde su preocupación por los meses que vendrán. Y tampoco la incertidumbre en torno al comportamiento de un virus todavía muy desconocido.

-¿Cómo será este otoño?

-Será un otoño tenso, ya lo preveíamos. Tenemos muy trabajados todos los circuitos pero, aun así, siempre queda una parte de incertidumbre. La atención primaria está teniendo un peso importante en la fase de detección de casos positivos y el rastreo. Pero debemos reforzarla y por eso hemos presentado el plan de fortalecimiento de la primaria, por todo lo que se nos viene del covid-19 pero, sobre todo, para no dejar de hacer lo que la ciudadanía necesita más allá del coronavirus.

-Este plan incluye 3.800 profesionales nuevos, pero la mayoría son administrativos, psicólogos o nutricionistas. ¿Se podrá hacer frente a esta segunda oleada de la pandemia sin más médicos y enfermeras?

-También incluye el apoyo de médicos y enfermeras destinados a las residencias de ancianos. Pero también hacen falta otros perfiles, para que médicos y enfermeras puedan hacer lo que les pertoca y no tareas burocráticas. Hace falta una organización diferente. Hay que fortalecer los equipos para que puedan resolver cualquier cuestión de salud de la población y eso también incluye las consultas administrativas.

-Una de las cosas que critican los sindicatos es que estos 306 médicos del plan ya formaban parte de la plantilla del Institut Català de la Salut (ICS) y, por tanto, no significan un aumento real de la plantilla. Metges de Catalunya ha amenazado ya con otra nueva huelga en la atención primaria.

-No me lo puedo imaginar porque estamos en pandemia y la ciudadanía necesita a los médicos y enfermeras de primaria. Nosotros, con este plan de 300 millones de euros, estamos poniendo herramientas para que se pueda responder desde ahora y hasta el 2022. Coincidimos con los profesionales en muchas cosas y simplemente las tenemos que sacar adelante.

-Hace unos días, el 'conseller' de Educació, Josep Bargalló, dijo en EL PERIÓDICO que sin los recortes del 2010 todo hubiera sido muy diferente en el curso escolar.

-Habría sido muy diferente. Partiríamos de una posición más fuerte pero no solo con respecto a la gestión del covid, sino con respecto a toda la planificación de cara el futuro. Ahora estamos viendo cómo se sufre sin los profesionales [suficientes]. Nosotros hemos aumentado muchísimo las plazas MIR en la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, pero esto, por desgracia, no lo podremos ver inmediatamente, sino a cuatro años vista.

-Bargalló también dijo que a él ya no le importaban ni las elecciones ni su partido, sino solo el curso escolar. 

-A mí me ocupa la salud de la gente y por eso estoy al frente de la Conselleria de Salut, formando parte de un gobierno de Catalunya y de un partido, ERC. Para mí la política es una herramienta que quiere ser útil para la ciudadanía. Por tanto, mi primer objetivo es el derecho a la salud de la gente y procurar, en este contexto, que podamos pasar esta crisis sanitaria de la mejor manera. A mí sí que me importa que esta herramienta útil -que, en este caso, es ERC- continúe y que haya un gobierno fuerte. Si el Estado español insiste en volver a destituir gobiernos y presidentes, nosotros insistiremos en que la única manera de dotarnos de gobierno es a través del voto de la ciudadanía.

"Quien de verdad afrontó la gestión de la pandemia fuimos nosotros [el Govern]. No es comparable lo que le ha tocado al Estado con lo que nos ha tocado a nosotros"

-¿Una Catalunya independiente hubiera gestionado mejor la crisis, como han afirmado algunos miembros del Govern?

-Yo nunca me he expresado en estos términos y me parece que no responden a lo que la ciudadanía pide de nosotros en estos momentos. Quizás no hubiera sido tan diferente pero, dejémoslo claro, pese a que el Estado español cogió nuestras competencias y las centralizó -y nos quejamos por ello-, al final quien de verdad tuvo que afrontarlo todo fuimos nosotros. Nosotros nos encargamos del crecimiento de los centros, de la búsqueda de profesionales… La gestión de todo la hicimos nosotros. Así que no es comparable lo que le ha tocado al Estado -la coordinación [entre comunidades], la exigencia de datos e informes- con lo que nos ha tocado a nosotros.

-Desde fuera parece que hay una buena sintonía con el Ministerio de Sanidad, que en todo momento respaldó las decisiones de la Generalitat, por ejemplo, cuando se confinó Lleida en julio.

-Lo que he intentado siempre es tener una buena comunicación y coordinación. Y tampoco había motivos para lo contrario. Nosotros dijimos que afrontábamos una etapa en la que deberíamos convivir con el virus durante muchos meses, que entre todos debíamos aprender a hacer las cosas un poco diferente y actuar en lugares concretos donde hubiera movimientos para poder contener la epidemia.

-¿Cuánto tiempo estaremos viviendo esta nueva normalidad?

-La pregunta que se hace mucha gente es si alguna vez la normalidad volverá a ser aquello que conocíamos antes. Probablemente habrán cambiado muchas cosas, pero como sociedad habremos aprendido a priorizar ciertas cosas, lo más esencial. Creo que no estamos en un momento de ponernos una fecha ni de generar falsas expectativas, pero sí de enviar un mensaje de esperanza: esto lo podremos manejar. Debemos aprender a vivir en esta lógica de la epidemia, de mantener actividad económica y también actividad social. Y eso lo deberemos hacer minimizando riesgos.

-¿Cuál ha sido para usted el peor momento de todos? ¿Ha tenido ganas de tirar la toalla?

-Hubo muchos momentos [duros], pero en ninguno he tenido ganas de tirar ninguna toalla, sino de afrontar siempre cada situación. [La situación] Era muy diferente al inicio, cuando había mucho desconocimiento. Pese a que llevábamos semanas mirando qué pasaba en China, no teníamos la información para saber qué podía pasar semanas después. Ahora la situación es muy distinta, pero yo diría que es más compleja porque la sociedad se ha de adaptar. No es fácil, pero no queremos volver todos a casa. Estos entremedios y equilibrios no siempre se entienden bien ni son tan fáciles de explicar.

-Hubo un momento, a mediados de julio, en que planeó el fantasma de un segundo confinamiento.

-Las cifras no fueron nunca para llegar aquí. Ojalá pudiéramos llevar siempre la epidemia en los niveles en que los hemos llevado hasta ahora. Por tanto, no, en ningún momento planeó un segundo confinamiento; quizás alguien pudo tener esa sensación, pero no fue así. Simplemente nos planteábamos si las medidas hasta qué punto tendrían la capacidad de reducir los contagios o si la gente entendería por qué es necesario reducir la actividad. Una de las cosas chocantes de esta epidemia es ver la velocidad que pueden tomar las cosas en un determinado momento. Por suerte, lo estamos llevando bien. Las medidas están funcionando, bajan los contagios y la gente está respondiendo.

-Pero cuando en junio comenzaron a crecer los casos a raíz de la desescalada, ¿volvimos a pecar de soberbios con el virus?

-Creo que nosotros nunca hemos hecho eso, siempre nos hemos intentado anticipar. Llevamos aplicando medidas en diferentes lugares desde que vemos crecimientos que no nos gustan. Así logramos controlar la zona del Segrià (Lleida), cuya situación era muy diferente a la de L'Hospitalet por ejemplo. Intentamos que el verano no se desmadrase para que llegara septiembre y las escuelas pudieran abrir. Habrá más contagios fruto de que hay más actividad, pero trabajamos por que este aumento de casos se pueda llevar bien.

-¿Qué ha aprendido la 'consellera' de Salut desde marzo hasta ahora?

-Muchísimas cosas. Aparte de conceptos que no había escuchado nunca -indicadores-, he aprendido que, como sociedad, cuando hay un objetivo común, la solidaridad hace mucho. He aprendido que tenemos un sector de salud que hay que defender siempre -aunque yo ya había actuado en este sentido cuando era diputada-. Para mí la salud es un sector clave porque se está defendiendo un derecho básico. Estar al frente de la 'conselleria', ver cómo toda la sociedad se solidarizaba y le daba valor a eso que yo he defendido siempre, ver cómo han respondido los profesionales… Me parece magnífico.

-¿En qué se ha equivocado y en qué ha acertado Alba Vergés?

-Seguramente me he equivocado en muchas cosas. No solo yo, sino en general, con ciertas percepciones al inicio. En febrero, aquí teníamos el Mobile World Congress (MWC) y eso me obligó, muy al principio, a estar muy atenta. Cada día me miraba los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y no había la percepción, ni por parte de la OMS ni de las autoridades europeas, de que eso pudiera convertirse, poco tiempo después, en lo que se convirtió. Fue un choque. Ahora, mirando hacia atrás, piensas que quizás podías haber caído en algo, pero en aquel momento era la corriente [general]. ¿Eso es equivocarse? No lo sé. Pero en base a aquello, después intentamos siempre anticiparnos a todo lo que podía venir. Es una epidemia en la que juegas con dos semanas [de margen]. Hoy debes plantearte qué tendrás de aquí a 14 días.

-Recuerdo una rueda de prensa conjunta con el Ministro de Sanidad, Salvador Illa,

-Por eso digo que una de las cosas que me marcaron mucho es la velocidad que puede tomar el virus. Hay que tener esa mirada de aquí a dos semanas. De proyectar el futuro. Y tengo mucha obsesión por que la sociedad entienda bien dónde estamos. Para eso es importante dar mucha información, ser transparentes y explicárselo bien a la gente.

-Con la dimisión de Joan Guix en mayo y hasta la llegada en julio de Josep Maria Argimon, la Agència de Salut Pública de Catalunya estuvo dos meses sin secretario, en plena pandemia. ¿Por qué?

-Era un momento en que, pasada la etapa aguda inicial, nos preparábamos para una etapa más larga y compleja como la que vivimos ahora. Nosotros nos estuvimos preparando, por ejemplo, abrimos la Unidad de Seguimiento del Covid-19 en Catalunya. Y finalmente hacia finales de julio nombré a Josep Maria Argimon secretario de Salut Pública, quien, junto al doctor Jacobo Mendioroz -que está al frente de la unidad covid-19- es el encargado de ir implantando todo aquello en lo que se había trabajado. Ha sido un no parar de hacer pese a que Joan Guix dejara su cargo.

"Fui yo, y no Torra, quien nombró secretario de Salut Pública a Josep Maria Argimon"

-El 'president' Quim Torra dijo que fue él quien nombró a Argimon.

-El secretario de Salut Pública forma parte de la Conselleria de Salut. Fui yo quien lo llamó y le pidió que aceptara.

-¿Cómo es su relación con Torra? ¿Fluida?

-Fluida debe serlo seguro, pues él es el 'president' de la Generalitat. Cada uno tiene su responsabilidad. Salut tuvo que trabajar mucho con los departamentos de Afers Socials y Educació -sobre todo en esta segunda etapa-. Pero también con los demás departamentos para que todos los sectores sociales y económicos pudieran adaptarse a la epidemia.

-¿En algún momento ha sentido que el 'president' no apoyaba las decisiones de Salut?

-No. Creo que todos hemos estado en muchos momentos haciéndonos muchas preguntas y cuestionando cuáles eran las mejores decisiones. En todo caso, siempre se le puede preguntar al 'president' sobre esto. Yo me siento muy apoyada en mi trabajo de Salut, también por la ciudadanía. Y, por mi parte, he intentado apoyar mucho a los profesionales.

-Los famosos rastreadores o 'scouts' de Ferrovial

-Nosotros dijimos que todo el proceso de rastreo es muy importante. La tarea de los 'scouts' es la que requiere menos contacto con las personas. Pero nosotros hemos reforzado todo el circuito más allá de estos 'scouts'. Hemos dotado, con casi 2.000 personas, el proceso de rastreo. A esto le sumamos los cribajes en barrios para identificar a las personas asintomáticas. Y, sobre todo, [lo importante es] identificar los contactos y garantizar que se cumplen los aislamientos.

-¿Pero el contrato de 18 millones con Ferrovial se ha rescindido o no?

-De momento, se mantiene en estos niveles. Estamos trabajando para ver cuál es la alternativa para poder integrarlo todo.

"Los temporeros de Lleida siempre tuvieron espacios para aislarse. Algunos vivían en esos pisos [patera] porque querían, porque era donde iban cada año"

-A raíz de la pandemia, cerraron algunos centros de atención primaria (CAP) y consultorios locales. ¿Cuándo abrirán?

-La mayoría se han reabierto. Los veranos siempre son complejos en los consultorios locales. Este año, además, la organización de los circuitos para tener espacios covid y no covid fue, en ocasiones, imposible en los consultorios, lo que nos llevó a reorganizar mucho toda la primaria. Y esto no ha acabado. Ahora la primaria vuelve a abrir muchos espacios y sobre todo vuelve a recuperar la atención de asuntos no relacionados con el covid.

-¿Acabarán o no abriendo todos los CAP que han cerrado?

-Sí. Es una cuestión de ver cómo nos organizamos bien para atender a todo el mundo. Pero, aunque la puerta de un consultorio no esté abierta, el servicio desde el sistema de salud hacia la ciudadanía debe estarlo. Es la clave.

-Con la temporada de la vendimia vendrán más temporeros.

-La temporada ya ha comenzado en muchos sitios y se está llevando bien. Pero la vendimia no tiene nada que ver con la temporada de recogida de fruta del Segrià. El impacto, en número de personas, en el Segrià es mucho más grande y en un territorio mucho más concentrado. También tenemos la campaña de los cítricos en las Terres de l'Ebre. En abril, nosotros hicimos los planes de la recogida de fruta del Segrià. En junio, Sanidad nos pidió que le enviáramos toda la planificación, pues otros lugares del Estado español también comenzaban la campaña. Nosotros trabajamos con los departamentos de Agricultura y Afers Socials en la campaña de recogida de fruta. Buscamos espacios, alojamientos…

-Pero no resultó muy efectivo porque al final se vio que había un colectivo de personas con condiciones de vida muy precarias

-No es tan sencillo como para decirlo en una frase. No es una cuestión de estigmatizar un colectivo en concreto. En las campañas de la fruta se mezclan estas 25.000 personas en siete municipios, en una zona muy pequeña del país. Aumenta mucho la población. Hay una casuística muy compleja de gestionar y creo que colaboramos muy bien entre todos los departamentos.

-¿Ahora todas estas personas tienen un lugar donde, por ejemplo, puedan respetar la cuarentena si tienen que hacerla?

-Siempre lo tuvieron. Buscamos espacios, abrimos hoteles y casas de colonias para el aislamiento de positivos y de contactos. Y todo eso lo pusimos desde el primer momento.

"Ahora hay unas 140 personas en ucis catalanas. En estos niveles podemos responder perfectamente sin comprometer otras actividades"

-Sin embargo, muchas de estas personas vivían hacinadas en pisos patera. ¿Por qué no hacían uso de esos recursos que usted dice? ¿Porque no había para todos?

-No, porque simplemente cada año ellos van a vivir a estos pisos. No podemos reducirlo a decir: "Vivían aquí porque no había un espacio". No. Vivían ahí porque querían. Porque era donde iban cada año.

-Ahora mismo la epidemia vive una cierta estabilidad en Catalunya. ¿Podríamos volver al confinamiento en los próximos meses?

-Nosotros trabajamos para no volver a un escenario como aquel. No hay que tener miedo de estar confinado, sino ver las ventajas de tener la epidemia controlada para que nos deje hacer muchas cosas de las que nos gustan, aunque sea de un modo diferente. Nosotros queremos mantener la actividad económica y social a lo largo del tiempo. Y esto [la crisis sanitaria] no se acaba en 15 días ni en dos meses.

-¿Cómo es actualmente la presión en las unidades de cuidados intensivos (ucis)?

-Ha ido creciendo de forma constante, pero muy poco. Ahora tenemos unas 140 personas ingresadas en las ucis en Catalunya. Y unas 700 en hospitales. En estos niveles podemos responder perfectamente sin comprometer la actividad no covid.

-¿Es difícil afrontar a esta crisis sanitaria formando parte de un gobierno que está enfrentado entre sí?

-Es tan difícil como todo en la vida. Por tanto, no, no. Tenemos claro los objetivos, y [para mí] el objetivo es trabajar en el departamento de Salut e intentar hacerlo desde un gobierno de coalición, que probablemente lo será durante muchos años. La gente espera de nosotros que le resolvamos los problemas.

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