la pandemia en áfrica

La UPC exporta al mundo su modelo de predicción del covid-19

El matemático nigeriano Nura Ahmad, que estudió el doctorado en Barcelona, narra sus intentos de aplicar el modelo catalán en su país para frenar la epidemia

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Gemma Tramullas

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A medida que el covid-19 se aleja de los países ricos del norte para instalarse en las regiones del sur, los titulares van menguando pero los muertos no. Una de las ciudades más afectadas del continente africano es Kano, la capital del norte de Nigeria. Allí vive el experto en matemáticas aplicadas Nura Ahmad, que el año pasado estudió un doctorado sobre modelos empíricos para la predicción de la propagación de enfermedades infecciosas en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC).

Conocedor de los diagramas de riesgo del covid-19 utilizados en Catalunya, este científico nigeriano ha intentado aplicarlos en su país, pero la sordera de la autoridades y la opinión generalizada de que se trata de “una enfermedad política procedente de Occidente” habrían dado al traste con sus esfuerzos. Nigeria, con cerca de 200 millones de habitantes, solo ha notificado 315 fallecidos por coronavirus, pero a mediados de mayo la prensa internacional publicaba que en los cementerios de Kano no daban al abasto enterrando cuerpos a los que no se les practicaba ni test ni autopsia.

A finales de marzo, ya se habían detectado positivos en la capital, Lagos, pero la infección aún no había saltado a Kano. Ahmad ya había trabajado en modelos para el control de la tuberculosis y en seguida se puso en contacto con Daniel López y Clara Prats, sus colegas del Grup de Recerca en Biologia Computacional i Sistemes Complexos, quienes le enviaron sus herramientas para hacer los cálculos.

Actualmente, este grupo de investigadores de la Escola Superior d’Agricultura de la UPC están generando análisis y predicciones diarias del covid-19 tanto a nivel catalán como europeo, pero además también hacen seguimiento de la pandemia en los países del Sur Global. Concretamente, están realizando predicciones con universidades y ministerios de salud en Ecuador, Colombia, Brasil, Argentina, Sudán, Senegal. Túnez y Zimbabwe. “Nuestras herramientas son abiertas –afirma el físico Daniel López--. Tenemos que poder compartir lo que hemos aprendido en Europa”.

De vuelta a Nigeria, al introducir los datos oficiales de defunciones por covid-19, el modelo de la UPC generó una estimación de 35.000 casos positivos, que contrasta con la cifra oficial de 11.844 a día 6 de junio.  “El modelo depende de los datos reportados y en muchos países africanos los datos tienen unos interrogantes inmensos porque no tienen capacidad de hacer diagnósticos, por eso la realidad es mucho peor de la que reflejan los gráficos”, explica López. Aun así, el modelo sigue siendo útil para prever la evolución de la infección y tomar las medidas más adecuadas para frenarla.

Ahmad envió los resultados generados por el modelo a las autoridades sanitarias de Kano y avisó de la necesidad de cerrar las fronteras antes de que se detectaran casos en el estado, pero no recibió respuesta. “Resulta muy frustrante –confiesa--, porque me he preparado durante años para esto. Si el gobierno hubiera escuchado, se podría haber evitado mucho sufrimiento”. Nigeria es el tercer país más afectado de África por el covid-19, después de Suráfrica y Egipto.

La intención de este científico nigeriano era poder asesorar a su gobierno para tomar las medidas de control epidemiológico más adecuadas teniendo en cuenta las características del territorio: “Aquí el 80% de la población sobrevive con menos de un dólar al día –apunta--. No tiene sentido aplicar las políticas europeas de confinamiento y cerrar los mercados como se ha hecho, cuando en tu casa no tienes comida y convives con muchas personas. Muchísima gente ha sufrido más por el confinamiento que por el covid-19”.

Su estrategia consistía, además de insistir en lavarse las manos y mantener la distancia interpersonal, en hacer test en lugares estratégicos, como carreteras y mercados, aislar a los positivos y hacer seguimiento de todos sus contactos: “De esta forma se hubieran minimizado el número de casos y la gente hubiera podido seguir con sus actividades”.

El hecho de que la mayoría de infectados no presente síntomas hace que mucha gente, incluso del ámbito académico, no crea en la enfermedad. Los mensajes del gobierno también chocan con el escepticismo de una sociedad muy religiosa y endurecida por los brotes recurrentes de tuberculosis, cólera y otras afecciones. “Tampoco es que el gobierno ayude mucho –añade Ahmad--. ¿Qué han hecho con los millones del presupuesto para el covid-19?”.

Según los datos oficiales, parece que los contagios van de baja pero Ahmad es contundente: “No creo que la infección esté controlada –asegura--. Lo que pasa es que la gente se ha acostumbrado a la situación, ya no se habla tanto y se dejan de notificar muchas defunciones”.

Nura Ahmad siempre quiso ser médico, pero no tenía dinero para pagarse la carrera y acabó estudiando matemáticas aplicadas mientras sostenía a su familia con varios empleos. Hasta tres veces ha solicitado el visado en el consulado español para poder viajar a Barcelona y defender su tesis doctoral. Y por tres veces se lo han negado. Paradójicamente, gracias a la pandemia, podrá defenderla excepcionalmente por videoconferencia.

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