LA EVOLUCIÓN DE LA PANDEMIA

España despide el confinamiento total con el coronavirus en caída acelerada

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Manuel Vilaseró

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La ola más dañina del coronavirus ya ha pasado en España. Se ha llevado por delante hasta ahora nada menos que a 16.353 personas, pero los datos de la segunda semana del confinamiento total confirman que el pico más alto ha pasado en todas la autonomías. Salvo alguna excepción poco relevante, ya estamos en la pendiente de bajada. La ‘hibernación’ de la economía ha sido tan estricta que las dos grandes ciudades afectadas, Madrid y Barcelona, se han convertido en las dos urbes del mundo donde más ha caído la movilidad.

La tormenta vírica amaina, pero no se detiene. Durará un mes más como mínimo, en el que el goteo de muertes seguirá, aunque sea a la baja. Será clave el efecto que pueda tener el fin del confinamiento. A partir del lunes los empleados de sectores no esenciales volverán al trabajo contra el criterio de algunos expertos, que  vuelven a estar divididos, y el aplauso de las patronales, que temen la tormenta económica. Esta puede acabar llevándose por delante la propia sanidad. Sin dinero tampoco hay hospitales.

Los ciudadanos han respondido con creces al #quedateencasa, por responsabilidad o por miedo. En las colas en los supermercados se guardan distancias exageradas de hasta cuatro metros y es habitual cruzar miradas de desconfianza con quienes tosen o van sin mascarilla.

Carreteras desiertas

El objetivo que se marcó el Ejecutivo de bajar la movilidad de los días laborables al mismo nivel al que se había reducido los festivos se ha logrado. Se debía alcanzar una caída global del tráfico de automóviles y furgonetas del 85% y el pasado lunes se consiguió un 83%. Y el jueves casi un 89%. En el transporte público se han dado registros tan ridículos como los 1.111 viajeros que transportaron los trenes AVE el pasado jueves, en plena ‘operación no salida’ de la Semana Santa.

El ránking de Citymapper de la movilidad situaba el pasado viernes a Barcelona en cabeza de las urbes más disciplinadas del mundo, con solo un 2% de los movimiento registrados en la misma fecha del año pasado. Madrid (3%) y Milán (3%), le seguían en el podio. Ciudades  que ya han pasado la epidemia, como Seul (41%) o Hong Kong (38%) o que han decidido no confinarsde del todo, como Estocolmo (25%), ocupan las últimas plazas.

"Los datos demuestran que los españoles responden ante una situación difícil siempre que se le expliquen bien las cosas", valora el director general de Tráfico, Pere Navarro. Éste desmiente bulos como el de que la gente viaja en plena madrugada para eludir controles. Nuestros registros nos indican que a esas horas "no hay nadie" en las carreteras. Tampoco existen los colapsos en las salidas de las ciudades recogidos por algún medio. "Eran unos pocos centenares de vehículos haciendo colas para pasar un control", recuerda.

La debilidad de las cifras

¿Como ha impactado todo esto en la lucha contra la pandemia? No es fácil saberlo dada la debilidad de las cifras que las autonomías facilitan diariamente al Ministerio de Sanidad. El número contagios es sólo la punta del iceberg de la extensión de la covid-19 en España y está sometida al vaivén de la cantidad de pruebas que se efectúan. La de muertes está claramente infravalorada, dado que los fallecidos sin ‘test’ pero con síntomas no se contabilizan. Para colmo, el ministerio han dejado de ofrecer los datos globales de hospitalizados e ingresados en las uci porque cada autonomía los daba a su aire.

Los expertos coinciden en que, con estas carencias, si los datos fueran contradictorios no habría manera de interpretarlos, pero si todos van en la misma línea, como así está ocurriendo, se puede dar por buena una tendencia.  Hasta ahora, los criterios para recogerlos no han variado en sustancia, en especial con las muertes. Tampoco en otros países se contabilizan los fallecidos no diagnosticados con prueba. No es el momento de hacer autopsias.

Picos lejanos

El pico máximo de los casos registrados se produjo el 31 de marzo, con 9.222 nuevos contagiados, dos semanas después de decretarse el estado de alarma. El jueves pasado llegaron a ser menos de la mitad, 4.576.

El pico de la muertes se produjo un poco más tarde, el día 2 de abril, con 950. Desde entonces la caída ha sido constante y acelerada, hasta llegar cerca de la mitad, 510. 

Pero los datos más fiables no provienen de las estadísticas globales sino de los testimonios de los hospitales. Los responsables de los servicios de urgencias e ucis reconocen que desde el pasado fin de semana se ha aliviado la presión. En el Severo Ochoa de Leganés (Madrid), las personas en espera en urgencia han caído de unas 300 a unas 60, algo que roza la mortalidad. La ocupación de las ucis de la Comunidad de Madrid, las más colapsadas, baja prácticamente desde el 3 de abril. Este jueves había 152 pacientes en estado crítico menos en este tipo de camas. Son plazas que han quedado liberadas.

Mayor veelocidad

La bajada más acelerada de las últimas jornadas puede deberse al confinamiento total. Si es así, el decenso debería coger aún más velocidad la semana entrante. Las tendencias están claras pero lo que ocurrirá a partir de ahora nadie puede saberlo con exactitud. Los epidemiólogos más experimentados han dejado de hacer predicciones precisas, después de la cura de humildad que ha supuesto la irrupción de la pandemia en un grado que nadie, nadie, había previsto.

Hasta Oriol Mitjà, el epidemiólogo que menos se equivocó (alertó  del virus cuando ya estaba en Italia), ha errado al preveer el colapso de las ucis el 25 de marzo sino no se decretaba el confinamiento total. No es que no hubiera colapso sino que no fue ni en la fecha apuntada ni por los motivos señalados por los científicos que firmaron el famoso manifiesto con el experto catalán.

Desde antes del 25 de marzo en Madrid se seleccionaba a pacientes por su probabilidad de supervivencia y no se atendían las llamadas de las residencias. Ya no había ucis disponibles y otro tanto puede decirse de Catalunya en fechas más tardías. Ese un colapso no ha cesado hasta esta semana, pero puede volver si el desconfinamiento total no funciona.

División

No hay manera de saberlo hasta que pasen unos días. Empieza este lunes, el martes en varios territorios, entre ellos Catalunya. La Generalitat, con Oriol Mitjà y otros expertos propugnan que continúe como mínimo unos 15 días más. Isabel Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, dijo ayer que no opinaba porque ella no "entiende", que se fía del Gobierno pero que "una nueva ola  sería insoportable" para los servicios hosptalarios. Si el Gobierno acierta ella gana. Si falla, también. Otros expertos creen que si la 'poshbernación' se hace con tiento no tiene porque haber repunte.

Expertos y gobiernos caminan a tientas y sin mapa fiable por un túnel en cuyo final ya se ve la luz. Queda aún mucho trecho por recorrer y va a ser duro. La comparación con Italia es en realidad la guía más simple y fiable desde los primeros dias para saber lo que ocurrirá aquí. Transitamos en curvas paralelas con cinco días de retraso. El úmbral de las 16.000 muertes superado aquí este viernes, se cruzó allí el pasado lunes. Está cantado que el próximo miércoles España ronde las 20.000 muertes a las que este sábado ha cerrado el país transalpino. Más adelante todo es especulación.

No hay camino

La clave seguirá siendo mantenerse en guardia y seguir los consejos de las autoridades sanitarias. El ministro Illa volvió a insistir ayer a la población que no se confunda: "Seguimos en confinamiento". Hay permanecer en casa. Sólo algunos sectores vuelven a la actividad y deben hacerlo con muchas precauciones. No hay libro de instrucciones. Caminante no hay camino…