AL BORDE DEL COLAPSO SANITARIO

El 40% de los ingresados por coronavirus en Bellvitge tienen menos de 50 años

Personal médico en el Hospital de Bellvitge.

Personal médico en el Hospital de Bellvitge. / periodico

Carlos Márquez Daniel

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El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue muy claro hace un par de días: «Tengo un mensaje para los jóvenes: no sois invencibles». La manía de comparar el COVID-19 con la gripe, el tópico de que el coronavirus solo se ceba con las personas más mayores, se derrumba cuando se echa un vistazo a las cifras. El 40% de los ingresados en el Hospital de Bellvitge, según cifras del Departament de Salut, tienen menos de 50 años, una cifra que dobla la media estatal, que no llega al 18,5%. En cuanto a los jóvenes en la UCI, en toda España lo menores de 40 años suponen el 5%.  

Demasiada relajación

Se ha hablado mucho de los casos de jóvenes que han fallecido porque arrastraban patologías crónicas que no les han permitido doblegar la enfermedad. Y el hecho de que sus historias, y no otras, hayan trascendido, ha alimentado aún más si cabe el exceso de relajación juvenil, a pesar de que el Gobierno admitía hace un par de días que al menos tres jóvenes sin enfermedades graves también han perdido la vida. Pero en muchos otros casos, nada mediáticos, personas con una salud de hierro que no vivieron la dictadura se han podido salvar pero también han tenido que pasar por el proceso de vivir asidos a una máquina de respiración asistida. En total, los fallecidos de menos de 50 años suponen el 2,1%. 

Llegan de todas partes imágenes de jóvenes saltándose el confinamiento e insultando al sentido común. De Estados Unidos venían vídeos de chavales en California que solo pensaban en salir de fiesta. "Acabo de cumplir 21 años y no pienso renunciar a nada. Ahora intentaremos emborracharnos antes de que lo cierren todo", decía una chica, de vacaciones en Miami, el 18 de marzo. Pero no hace falta ir tan lejos. En nuestro país la policía ha tenido que llamar la atención a grupos en la playa, en la montaña, haciendo botellón e incluso participando en una orgía, como sucedió el viernes por la noche en Barcelona.  

Ocupar una cama

La realidad es que las personas mayores, efectivamente, son las más expuestas a la crueldad del coronavirus. La realidad también es, en la mayoría de los casos, que los humanos de entre 20 y 50 años terminan superando la crisis y regresan a casa tras el confinamiento. Obviamente, no todos, ni mucho menos, terminan en un hospital por una mala decisión o por tomarse a la ligera las medidas de autoprotección. Pero si se unen ambos conceptos da como resultado que los jóvenes que acaban en la UCI en plena saturación sanitaria, y que terminan saliendo adelante, están ocupando la cama de un anciano con muchas menos opciones y que sigue esperando en un pasillo a que llegue su turno de acceder a un respirador. Por una neumonía, por una complicación respiratoria, por lo que sea. De ahí que, de manera irremediable, los hospitales tengan que cribar el uso de las instalaciones de curas intensivas. 

Desde Salut se recuerda que el COVID-19 no discrimina entre mayores y jóvenes, y que es cierto que la mortalidad es muy superior en los de edad avanzada, pero el resto igualmente pasará por enfermedades respiratorias graves y dolorosas si la clínica se complica. Sin ser alarmistas, si las personas de entre 20 y 50 años no respetan lo máximo posible la orden de confinamiento, puede acabar colapsando el sistema sanitario, que, según todas las previsiones, entra en una de las semanas más crudas del avance de la pandemia en Catalunya.