CRISIS SANITARIA

Sanitarios jubilados regresan a la trinchera por el coronavirus

Metges jubilats

Metges jubilats / periodico

Beatriz Pérez

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"No hacemos nada heroico, simplemente hacemos lo que hace falta, y con normalidad". "Solo hago lo que tengo que hacer". "Tú harías lo mismo en mi caso". "Estaba en mi balcón, apludiendo a mis compañeras, y pensé: 'Pero, mujer, yo puedo hacer algo más que esto". Lo dicen ellos y ellas: médicos y enfermeras jubilados durante los últimos dos años que se acaban de reincorporar a sus antiguos puestos para arrimar el hombro en el pulso contra la pandemia de coronavirus. La Conselleria de Salut hizo un llamamiento a un total de 1.600, menores de 70 años, la semana pasada. EL PERIÓDICO habla con cinco de ellos recién vueltos a la trinchera.

Toni Ayuso, internista: "Es como si me hubiera ido ayer"

Toni Ayuso, especialista en Medicina Interna del Hospital Plató (Barcelona), tiene 65 años y se retiró en diciembre del 2018. El sábado pasado fue su primer día de trabajo después de la jubilación. "No me quisieron enviar a las urgencias convencionales, que están llenas de pacientes con coronavirus. Han convertido una zona de día del hospital en zona de urgencias para pacientes sospechosos, así como otros con patologías convencionales. Y aquí estoy yo", relata. 

La vuelta al trabajo ha sido muy normal. "Sorprendentemente, como si me hubiera ido el día antes. Conozco a casi todo el mundo". Se encontró unas "ucis saturadas" y "mucho trabajo", pero Ayuso asegura no tener miedo de contagiarse y, si fuera el caso, dice, prefiere infectarse "haciendo algo útil" que "yendo a comprar papel higiénico al súper". "Claro que saldremos de esta", asegura convencido este médico a quien sus hijos prohibieron "ir a trabajar en tren". "Ellos entienden que hago lo que debo hacer", matiza. 

El día que se jubiló, hace año y medio, Ayuso salió de trabajar a las diez de la noche, en vez de a las tres de la tarde como debía. "Hasta el último momento estuve haciendo lo que tocaba". Hoy el sentimiento es el mismo. "¿Miedo? No. Solo hago lo que tengo que hacer".

José María Garcés, internista: "Sin duda, saldremos de esta"

José María Garcés era el antiguo jefe de sección de Medicina Interna del Hospital del Mar (Barcelona), donde trabajó 39 años. Conoce bien este centro, del que se jubiló hace dos años, en abril del 2018. Tiene 67. "Me jubilé a los 65, en vez de alargar la jubilación, para que entraran los jóvenes. Aunque de médico no te jubilas nunca".

Desde el pasado jueves, Garcés trabaja desde casa haciendo teleasistencia. Son muchas horas diarias que incluyen fines de semana. "Controlo a unos 80 sanitarios del Parc Salut Mar que están contagiados. Hago seguimiento telefónico, de ellos y de sus contactos. Escribo su historia como si estuvieran ingresados en planta. Mis pacientes tienen mi teléfono, pueden llamarme cuando quieran. Yo detecto si hay un agravamiento para ofrecerles una alternativa a las urgencias. Esto evita la improvisación", narra este médico.

La "gran mayoría" de pacientes, explica, no experimentan "signos de alarma". Garcés organiza el "control" para que puedan regresar, cuanto antes, a la "actividad normal". "Sin duda saldremos de esta, claro que sí", dice, si bien reconoce no haber vivido "nunca" algo "así". "Sí te diré que viví una epidemia brutal en el Mar, la de la heroína en los año 80. Y la del sida, en los 90 y los 2000. Fue un drama hasta que conseguimos controlarla", rememora. "No tengo miedo. Veo a la gente aplaudiendo a los sanitarios, pero hay que aplaudir a las cajeras, limpiadoras...". Y acaba: "Es normal hacerlo [reincorporarse al trabajo tras la jubilación]. No es ningún mérito, ni heroicidad. Tú harías lo mismo en mi caso".

Encarna Muñoz y Rosa Balaguer, enfermeras: "Estamos a lo que nos manden"

"Estaba en casa viendo cómo se estaba complicando la situación y pensé que quizás la experiencia que tenemos podría servir", expresa Encarna Muñoz, enfermera de 65 años que dejó de trabajar en agosto del año pasado. Junto a ella está Rosa Balaguer, enfermera, también jubilada, de 62. Ambas trabajaban (y volvieron a hacerlo desde el lunes de la semana pasada) en el Hospital del Mar: Muñoz era jefa de la unidad médico-quirúrgicas y Balaguer, coordinadora de las ucis.

"Yo superviso las ucis, hago compras especiales, manejo el material. Hoy me encuentras haciendo una revisión de todos los ventiladores del hospital", dice Balaguer. Y Muñoz: "Yo estoy a lo que me manden. En estos momentos, ayudando en la unidad de infecciosos para que las enfermeras tengan la medicación preparada".

¿Y cómo es volver al trabajo? "El lunes me sentía rara -responde Balaguer-. Pero ahora entro y es como si no hubiera pasado ni un día. Estoy como Pedro por su casa. Ya conozco a la gente y el material". Muñoz dice sentirse "francamente bien". "Estaba en mi balcón, aplaudiendo a mis compañeras, y pensé: 'Pero, mujer, yo puedo hacer algo más que esto'", añade. Ellas también tienen un mensaje de ánimo: "Con todo el esfuerzo que estamos haciendo sanitarios, trabajadores de servicios mínimos, periodistas... lo vamos a conseguir seguro. Esto se llevará a mucha gente, pero otra mucha saldrá y creo que seremos un poco mejores", afirman.

Jordi Almirall, intensivista: "No hemos dejado de ser médicos"

Jordi Almirall es médico intensivista en el Hospital de Mataró, donde se jubiló en enero del 2019. Tiene 66 años. "Hoy es mi primer día de trabajo. Estoy algo descolocado; la rutina es la misma, pero hay cambios, sobre todo en la parte informática. Pero la clínica de los enfermos es la misma: no hemos dejado de ser médicos", cuenta.

En el Hospital de Mataró, toda la uci (14 camas) está ocupada por enfermos de coronavirus, aunque también se ha habilitado el área de reanimación del quirófano para ellos. "La primera vez que me vestí, con la máscara, guantes, pijama, tuve un poco de miedo. Pero una vez en el trabajo, ya no".

Es consciente de que el centro lo necesita porque están "desbordadísimos". "Hay el doble de enfermos graves que habitualmente", afirma este médico con 41 años de experiencia que asegura no haberse encontrado nunca con una situación como esta. Su mujer es médica y también trabaja con enfermos de coronavirus. Jordi no tuvo dudas a la hora de reincorporarse. "Cuando desde el hospital me preguntaron si estaba dispuesto a venir, enseguida dije que sí", concluye.