ENTREVISTA

«Los internistas abordamos de manera integral el estado de salud del paciente»

La dedicación de su padre a la enfermería –era practicante en un barrio de Santa Coloma y encargado de una farmacia- influyó en la vocación de médico de Roser Solans. Un primer MIR le permitió formarse como médico de Familia, pero su interés por trabajar en un hospital la llevo a realizar otro MIR para acceder a su labor actual como internista. Del 2015 al 2018 presidió la Societat Catalanobalear de Medicina Interna, y el pasado noviembre organizó el 40º Congreso Nacional de Medicina Interna, una especialidad polivalente, central en los Hospitales, y no muy conocida entre la población general.

La doctora internista Roser Solans repasa algunas de las tareas clave de su especialidad

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Carme Escales

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Quien haya estado alguna vez hospitalizado, además de recibir la atención de especialistas, cirujanos, enfermeras, seguramente habrá sido atendido también por médicos internistas.

-¿Cómo explicaría su especialidad?

-El médico internista vendría a ser el equivalente al médico de familia en la primaria, pero en un hospital. Abordamos de manera integral, globalmente, la salud del paciente. Nos interesamos por cualquier problema de salud que pueda tener. Si nos consulta por una tos, pero vemos una mancha extraña en la piel, también la tenemos en cuenta, además de buscar por qué tiene esa tos. Valoramos al enfermo en conjunto y no de forma fragmentada por órganos como el resto de especialistas. Eso caracteriza nuestra manera de ejercer la medicina.

-Luego, saben de todo.

-Intentamos llegar al diagnóstico de la enfermedad, pero si no podemos, enviamos al paciente al oncólogo, hematólogo, reumatólogo, cardiólogo, al especialista que focaliza en ello, que  sabe mucho más de una patología u órgano en concreto. Igual que hace el médico de familia. Tras realizar pruebas, si no tiene diagnóstico, deriva al paciente a un especialista o nos lo envía al hospital. También hay internistas que, además de nuestro trabajo en el hospital, nos dedicamos a la investigación. Yo investigo enfermedades autoinmunes.

-Internista es un nombre poco clarificador de la especialidad.

-Es la traducción que se dio a los médicos generalistas de hospital en Estados Unidos, porque estaban siempre en el hospital. Hoy los llaman hospitalistas.

-¿De qué tipo de pacientes y patologías se ocupan como internistas?

-Pueden ser pacientes que presentan malestar general o pérdida de peso sin motivo aparente, lesiones en la piel, fiebre o síntomas sin diagnóstico concreto. También llevamos enfermedades raras genéticas. Los internistas tenemos ahí un papel muy importante en el diagnóstico y tratamiento en esas enfermedades poco prevalentes, inflamatorias, inmunológicas, genéticas, que afectan múltiples órganos o sistemas, y requieren un abordaje global.

-¿Dónde están ubicados los internistas en el hospital?

-En hospitales comarcales, normalmente la mayoría de médicos son internistas. En hospitales de referencia, los que centralizan todas las especialidades más técnicas, incluidas las enfermedades raras, como es el Vall d’Hebron, estamos en diferentes lugares. En urgencias –el 90% de médicos allí son internistas; en consultas externas, en el hospital de día (donde el paciente puede recibir tratamientos intravenosos o inhalados, transfusiones de sangre, etc. y regresar a su domicilio el mismo día), y en las unidades de diagnóstico rápido, donde se atiende a pacientes derivados de la primaria o de algún especialista, como el médico quirúrgico, que ve que el paciente está mal y necesita que lo valoren deprisa (en 7 días máximo se tiene el diagnóstico), pero sin necesidad de ingresar. A la mayoría de esos pacientes, a no ser que estén muy graves y necesiten ingreso, los podemos diagnosticar.

-¿Y en planta hay también internistas?

-Sí, en planta los internistas damos apoyo a los especialistas, sobre todo quirúrgicos cuyo campo de conocimiento es más técnico y muchos de sus pacientes son muy mayores. Hoy se interviene, y con mucho éxito, en edades muy avanzadas. Son pacientes normalmente con pluripatología. Con el especialista trabajamos en lo que llamamos asistencia compartida. Controlamos al paciente en el conjunto de sus patologías. Cuando ha habido una rotura de fémur, debemos saber por qué se ha producido la caída. Si tiene diabetes, demencia o es hipertenso, quien se encarga de la medicación que debe tomar en su ingreso somos nosotros. Damos apoyo médico a los especialistas quirúrgicos, sobre todo en caso de padecer más de una cosa. El 20% de las altas en un hospital como el nuestro las damos los internistas, como médicos referentes del paciente.

-El enfermo frágil tal vez sea el que más ingresa.

Antes el 30% de pacientes ingresados eran muy mayores. Hoy son el 80 o el 85% de los hospitalizados. A pesar de que en tratamiento ambulatorio se lleve a enfermos muy mayores. También hacemos hospitalización a domicilio. Por ejemplo, alguien con una infección que requiera seis semanas de antibiótico (en vena). En ese caso, una enfermera va a su casa, se usa catéter y trabajan así. Es la medicina personalizada. Años atrás, tanto en el hospital como desde la primaria lo resolvían ingresando. Pero ahora cada vez hay menos camas y más dispositivos alternativos de hospitalización: unidades de diagnóstico y tratamiento rápido sin ingreso y hospital de día. El futuro de la medicina interna pasa cada vez más por diagnosticar  y tratar a los pacientes de forma ambulatoria, sin necesidad de ingresarlos, excepto cuando su estado general o su entorno social no lo permiten.

-Para organizarlo bien, hay que conocer el contexto de cada paciente.

-Eso es básico y se tiene en cuenta. Porque si está en el domicilio, necesitará un cuidador. Curar no es solo medicar, es también su alimentación, saber escuchar al paciente, acompañarlo y tener en cuenta su entorno social. Siempre, pero sobre todo en enfermos mayores, es importante considerar todos los factores que pueden influir en la evolución de su enfermedad, por ejemplo si se pueden desplazar solos. Y respetamos siempre en la medida de lo posible sus preferencias. Muchos pacientes nos dicen que solo venir y verte se sienten mejor. Tú los escuchas. Explicar las cosas que le asustan ya los mejoran. Una parte humanística de la medicina es esa, escuchar, tocar, el trato humano siempre debe estar.

-¿Por qué eligió ser internista además de preferir la labor en un hospital?

-Porque la medicina interna es muy variada, ves de todo y puedes diagnosticar. Los enfermos son un reto, más difícil cuando tienen afectaciones en más de un órgano. La nuestra es una especialidad polivalente, atiendes a personas mayores y a gente joven, y tanto puedes trabajar en un hospital primario, como en el más grande, de tercer nivel. A mí me gusta esa variedad.

-Desde que terminó su carrera (1983), ¿Cómo ha evolucionado el trabajo hospitalario?

-Se ha tecnificado mucho más. Los especialistas tienen una formación mucho más amplia y los tratamientos han cambiado muchísimo, ahora tenemos en oncología por ejemplo medicina muy personalizada. Recuerdo que en los 80, a alguien con 65 años se la considera una persona mayor. El ictus no tenía tratamiento y se dudaba de si operar del corazón a esa edad. Los 65 eran la frontera. Ahora a los 80 años, sí que hay gente que va acumulando enfermedades, comorbilidad, pero también a esa edad se tienen muchas ganas de vivir y con calidad de vida. Todo el mundo quiere estar lo mejor posible. Y cada vez hay más cirujanos que operan a gente más mayor. Sí que puede haber complicaciones a esa edad porque se pueden descompensar, pero ahí estamos los internistas, para dar apoyo al especialista quirúrgico.

-¿Que nos dejó el último congreso de medicina interna celebrado en Barcelona?

- Sus 2.500 asistentes pudieron conocer muchas novedades digitales y tecnológicas aplicadas a la medicina, como el control del enfermo a distancia o la inteligencia artificial aplicada a la mejora de diagnósticos. Las nuevas tecnologías digitales facilitarán el control de muchas patologías de forma telemática. Las visitas virtuales evitarán desplazamientos innecesarios y favorecerán la inter-relación entre distintos niveles asistenciales y la interpretación de exploraciones complementarias a distancia (electrocardiogramas, pruebas radiológicas) entre otras cosas.

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