ENTREVISTA

Verónica Casado: "La atención primaria ha sido la más perjudicada con la crisis"

Veronica Casado, doctora de familia premiada

Veronica Casado, doctora de familia premiada / periodico

Patricia Martín

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La vida de Verónica Casado, que discurre entre el centro de salud Parquesol, en Valladolid, y las clases de Medicina, dio un vuelco a mediados de octubre cuando fue elegida la mejor médico de familia del mundo. Es la primera vez que la World Organization of National Colleges (WONCA, la organización mundial de esta especialidad) premia a un facultativo español, por lo que ha recibido de felicitaciones de Pedro Sánchez, diversos políticos y también de sus pacientes. Casado, que pertenece a la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), recogió el premio en Seúl (Corea del Sur), desde donde atendió a EL PERIÓDICO telefónicamente. 

¿Qué ha sentido al recibir un reconocimiento tan importante?

Ha sido súper emocionante, y lo que más me gusta es la sensación de reconocimiento a la medicina de familia española, porque nuestra especialidad es la más útil a la población.

¿Cómo es su trabajo diario?

Yo toco todas las esferas que deben de ser propias de un médico de familia. Trabajo en asistencia, mi cupo está en torno a 1.600 pacientes y llevo pendiente de su salud casi 30 años. Y compagino el trabajo con la formación de residentes que rotan por los centros de salud y con la docencia en la facultad de Medicina de Valladolid. Llevo varias líneas de investigación y dirijo varias tesis doctorales.

¿Cuánto tiempo emplea de media con cada paciente?

Ese es el gran problema y el gran debate que tenemos en España. Yo dedico el tiempo que considero necesario; pero cuando empecé, los pacientes eran jóvenes y no teníamos grandes problemas de salud, y ahora la media de edad es de entre 55 y 60 años. Esto provoca que haya muchas enfermedades crónicas y que el paciente pluripatológico sea cada vez más frecuente, y el tiempo que necesitas para ellos es importante. No es lo mismo atender a una persona con un catarro, que a otro con un catarro pero que además es diabético, hipertenso, acabamos de descubrir que tiene un cáncer y un problema social porque se ha quedado en el paro. Eso necesita mucho tiempo.

¿Cuál es la media anual?

En torno a los 35 pacientes al día, y en picos de invierno más de 40, lo que supone menos de 10 minutos por enfermo. Eso es muy poco para el perfil sociodemográfico que tenemos ahora. Y para un médico de familia, la herramienta fundamental es el tiempo, que es el que permite escuchar a los pacientes, explorarles y hacer abordajes individualizados. Según los estándares de calidad de la OMS, el 50% de los médicos deberían ser de familia y somos el 30%. Esto provoca que si los cimientos del edificio no los haces potentes, por mucho que lo hagas crecer por arriba, a lo mejor se te cae.

¿La atención primaria es la gran olvidada de las administraciones?

Tenemos una magnífica atención primaria, con una buena organización y accesibilidad, pero de ser tan buenos, se han olvidado de nosotros y la financiación ha ido decayando. Está bien que los políticos estén orgullosos de la atención primaria, pero o la mimas o el sistema sanitario se nos puede caer. Pensé que la crisis iba a ser una oportunidad para apostar más por el ámbito sanitario más eficiente. Y resulta que la atención primaria ha sido la más perjudicada. Eso nos tiene que hacer reflexionar porque si no la refuerzas bien, no está en riesgo la atención primaria, sino todo el sistema.

¿Qué pediría a Pedro Sánchez que mejorara entonces?

A él y a todos los consejeros de Sanidad les pediría que financiaran mejor la atención primaria, que repartieran mejor los recursos, sobre todo los humanos, porque hemos formado a las mejores promociones de médicos de familia y tenemos que lograr que se queden dentro del sistema.

¿Tiene esperanzas de que su premio sirva para poner el foco en la medicina de familia?

Si este premio ha de servir para algo, es para poner la luz en la medicina de familia. El problema de esta especialidad es que si curas un tumor, es muy visible, pero si consigo con mis actuaciones que no tengas el tumor, es menos visible, pero no deja de ser importante. Con ese trabajo cotidiano, hemos hecho mucho y se está viendo en los indicadores de mortalidad, que han mejorado a lo largo de 40 años.