Estudio científico

Comer fruta que no sea de temporada aumenta el riesgo a engordar

La de temporada y de proximidad aporta más beneficios para la salud, según un estudio

Productos de otoño

Productos de otoño / JOSEP GARCIA

El Periódico

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Investigadores de Nutrigenómica de la Universidad Rovira i Virgili Universidad Rovira i Virgili (URV) han demostrado por primera vez que comer fruta con un alto contenido en polifenoles modula el organismo de manera diferente en función de si se consume en la época del año que corresponde o fuera de temporada. En este último caso, puede aumentar el riesgo de padecer trastornos metabólicos, como obesidad y sobrepeso, si coinciden a la vez con una dieta poco saludable y con un alto contenido en azúcares y grasas.

Aunque la percepción de la mayoría de consumidores es que consumir alimentos de proximidad y en su estación es más sano y saludable, hasta ahora no se había hecho ningún estudio científico que demostrara estos efectos.

Así, el grupo de investigación en Nutrigenómica del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV, en colaboración con el centro tecnológico de Catalunya Eurecat, ha demostrado por primera vez que el consumo de una misma variedad de fruta tiene unos efectos sobre la salud diferentes en función de la estacionalidad.

Reloj molecular

En concreto, ha demostrado como el consumo de cereza puede alterar el reloj molecular del tejido adiposo si se consume en la época del año que corresponde o si se come fuera de temporada.

Según los investigadores, los humanos tienen un mecanismo llamado reloj molecular que adapta el metabolismo de las células en función de la estación del año en la que nos encontramos.

Los investigadores han observado que la alteración de estos relojes moleculares se relaciona directamente con más riesgo de padecer trastornos metabólicos, como obesidad y sobrepeso si coinciden a la vez con una dieta poco saludable y con un alto contenido en azúcares y grasas.

Es decir, que comer esta fruta fuera de temporada puede incrementar, aún más, este riesgo, según el trabajo que publica la revista 'The Journal of Nutritional Biochemistry'.

De manera casi simultánea, los investigadores de la URV han publicado un segundo artículo científico en la revista 'Scientific Reports' que muestra cómo el consumo de cereza y de uva ayuda a las neuronas a reconocer más eficientemente las señales químicas que, como la leptina, modulan el apetito y el metabolismo de las grasas.

Este trabajo ha revelado por primera vez como la señalización de la leptina en la células del cerebro se produce de forma diferente en función de la estación del año en la que se consumen las frutas.

Otro estudio

Los autores de estos dos estudios consideran que los resultados obtenidos son una consecuencia directa del contenido específico de compuestos fenólicos que tiene cada fruta en función del área geográfica donde se han producido, de las condiciones de cultivo utilizadas y del estado de madurez en que se han cosechado.

También creen que, como las personas tienen la capacidad evolutiva de "reconocer" (desde un punto de vista bioquímico) el contenido y la concentración de compuestos fenólicos de los alimentos que comen, el consumo de fruta de temporada y proximidad repercute directamente en modular el reloj molecular de los humanos.

Para llevar a cabo estas investigaciones, han utilizado frutas locales de diferentes épocas del año seleccionadas por su alto contenido en polifenoles, como la uva o la naranja de la temporada de invierno y la cereza o el albaricoque de verano.

Además, los investigadores han utilizado unas ratas de laboratorio que son muy sensibles a los ciclos de luz y oscuridad, con lo que han podido reproducir en el laboratorio las condiciones características de los meses de invierno (6 horas de luz y 18 horas de oscuridad) y de verano (18 horas de luz y 6 horas de oscuridad) para estudiar el efecto de estas frutas sobre la adaptación fisiológica y metabólica de los animales en cada estación del año.