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Cómo prevenir la caída de útero, vejiga y recto

Una de cada dos mujeres mayores de 50 años presenta algún síntoma vinculado al prolapso pélvico

La uróloga Cristina Gutiérrez, en su consulta.

La uróloga Cristina Gutiérrez, en su consulta. / JOAN CORTADELLAS

Carme Escales

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Cuando un órgano se desplaza de su situación anatómica, por un defecto en las estructuras de sostén –músculos y ligamentos–, hablamos de prolapso. Vejiga, recto y útero son los tres órganos que, con ese orden de frecuencia, pueden verse afectados por un prolapso en la zona pélvica. Su desplazamiento no tiene una única causa. El estreñimiento es el primer factor de riesgo, tanto en hombres como en mujeres, por el esfuerzo repetitivo al intentar defecar. Por ello, seguir una dieta rica en fibra ayuda a evitar ese motivo. 

En el caso de la población femenina, se calcula que una de cada dos mujeres mayores de 50 años presenta algún síntoma vinculado al desplazamiento de algún órgano en la zona pélvica. El de vagina y vejiga lo pueden causar, además del estreñimiento, cirugías del suelo pélvico, como la histerectomía, que es la intervención quirúrgica para extraer un útero -por diferentes patologías como presentar una tumoración maligna-. También podrían causar prolapso los partos complicados, de muy larga duración, instrumentados (con fórceps o ventosas), o partos de mujeres de más avanzada edad. A más partos y más seguidos, más posible será un prolapso, por el menor tiempo de recuperación que tendrán músculos y ligamentos implicados en la sujeción de útero y vejiga. «El parto vaginal multiplica por dos el riesgo de prolapso respecto a la cesárea», precisa la doctora Cristina Gutiérrez, adjunta a la Unidad de Urología Funcional y Femenina de la Fundació Puigvert.

Una de cada dos mujeres mayores de 50 años presenta algún síntoma vinculado al desplazamiento de algún órgano en la zona pélvica

Edad y obesidad  influyen en el desarrollo del desplazamiento de un órgano pélvico. Con los años, los tejidos que afectan a músculos y ligamentos tienden a deteriorarse de forma natural, pierden fuerza y ceden más, por tanto, se merma su funcionalidad como sostén de las estructuras que aguantan como útero y vejiga. La acumulación de grasa en el organismo es otra causa de prolapso, por la presión sobre el abdomen. Por ello también «deportes de alta competición que impliquen presión abdominal más exageradamente, como la halterofilia pueden ser un riesgo del prolapso», afirma la uróloga de la Fundació Puigvert.

La investigación sobre la patología del prolapso enfoca su estudio sobre la predisposición genética, pues fortaleza o elasticidad de tejidos y ligamentos se heredan. La sensación de tener un bulto en el bajo vientre es uno de los síntomas del prolapso. En casos más evidentes, las estructuras desplazadas pueden incluso salir del cuerpo, a través de la vagina. Otro síntoma son las molestias en las relaciones sexuales, y problemas para orinar o defecar.

La cirugía es el tratamiento recomendado en prolapsos que afectan el normal funcionamiento del organismo. Se calcula que una de cada diez mujeres se someterá a una intervención quirúrgica por ello antes de los 80 años de edad.

El prolapso rectal es el único que afecta a la población masculina, porque, por las estructuras de sostén de la pelvis masculina, su vejiga no se prolapsa nunca. En hombres, además del estreñimiento, otra condición del prolapso rectal son «los problemas de factor neurógeno -que pueden afectar la fuerza del músculo-; las lesiones medulares o las malformaciones congénitas», según explica la doctora Cristina Gutiérrez. «Todas esas problemáticas las tratan los especialistas en coloproptología», añade.

La atención a la prevención es la máxima del prolapso. Reforzar el suelo pélvico con ejercicios, como los de Kegel, ejercitando la zona vaginal, ayudándose de las bolas chinas o, sin ellas, permite mantener en forma las estructuras de sostén pélvicas. El médico de cabecera nos puede derivar a las unidades de rehabilitación de las especialidades de Urología, Ginecología y Coloproctología, según el grado y órgano afectado. Y fisioterapeutas o médicos rehabilitadores, normalmente de neurología y traumatología son los especialistas idóneos para indicar los correctos ejercicios para cada caso. Sin olvidar la importancia de mantener una dieta sana y equilibrada para evitar sobrepeso y estreñimiento. 

Características y cuidados

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"><strong>Ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico.</strong> </span><span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;">Contraer los músculos que rodean ano, vagina y uretra –como si nos aguantáramos el pipi– y luego destensarlos es, básicamente, el movimiento que permite mantener en forma el suelo pélvico. Unos minutos cada día bastan. Se pueden hacer en cualquier sitio. Lo que no se recomienda son abdominales o salir a correr tras un parto.</span>

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