Un hospital catalán ensaya una vacuna contra un cáncer infantil incurable

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Patricia Martín / Madrid

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El hospital Sant Joan de Déu Sant Joan de Déudesarrolla en Barcelona un ensayo pionero destinado a buscar un resquicio de esperanza para los niños que sufren un DIPG, un tipo de cáncer incurable, que se lleva la vida de los pacientes en menos de dos años. El llamado glioma difuso en el tronco encefálico (DIPG, por sus siglas en inglés) no se puede extirpar y los menores que lo sufren -entre 20 y 30 son diagnosticados cada año en España- solo presentan una leve mejoría con la radioterapia pero, a los pocos meses, ante la impotencia de sus familias y los médicos, todos fallecen y algunos de ellos con una amarga muerte. 

Pero, desde hace poco más de un año, los padres que reciben la catastrófica noticia de que su hijo -niños en edad escolar- padece dicho tumor tienen un clavo al que agarrarse: el ensayo puesto en marcha en el Sant Joan de Déu, único en España y entre las 20 investigaciones específicas que se desarrollan en todo el mundo para buscar una cura a esta rara enfermedad.

Los investigadores del laboratorio de tumores del desarrollo, la unidad de ensayos y de neurooncología pediátrica, en colaboración con el Hospital Clínic, han desarrollado una vacuna que busca reentrenar las defensas del niño para identificar el tumor como “enemigo”.

El objetivo del ensayo, en esta primera fase, es ayudar a los menores a “controlar la enfermedad” y evitar que el tumor recrezca poco tiempo después de la radioterapia. “Es fundamental no levantar falsas expectativas, en un tema tan delicado como lo es esta enfermedad”, advierte el investigador principal, Andrés Morales, consciente de que para la erradicación definitiva del DIPG aún se han de vencer una serie de obstáculos. Pero aun así confía en que el ensayo sea “un primer paso”. “Estamos en una fase inicial, pero mucho mejor que hace diez años, cuando no había ni un solo ensayo específico para el DIPG”, relata.

Hay que esperar unos meses para conocer si el estudio dará resultados pero los médicos ya están pensado "cómo optimizarlo para futuros esquemas de tratamiento". En la prueba inicial participan 10 niños. Algunos de ellos, como Lucía, cuya madre ha encabezado una movilización de las familias para pedir más recusos contra el cáncer infantil, ya han fallecido. 

El ensayo, sufragado por las familias

Y es que el ensayo cuesta 300.000 euros (sin contar el trabajo previo que ha permitido desarrollar lo que los investigadores denominan “una sopa de tumores DIPG” y que se usa para preparar las vacunas) y ha sido financiado íntegramente por la filantropía, especialmente a través del fondo Alicia PueyoAlicia Pueyo, que desde hace casi 10 años los padres de esta niña pusieron en marcha, tras su muerte, “para que su lucha por vencer el DIPG continuara”.

Desde entonces han recaudado en torno a medio millón de euros que han servido para sufragar varios proyectos, entre ellos algo tan básico como “juntar en una sola sala a los expertos en este tipo de tumor de todo el mundo”, según relata Gloria, la madre. También se ha costeado la generación de un “modelo animal”, es decir, que un ratón desarrolle el DIGP para poder realizar pruebas.

Gloria, al igual que otros progenitores, sabe que en la mayor parte de los países este tipo de ensayos los costean los particulares porque “las enfermedades minoritarias no son una prioridad”, pero también considera que “el sector público se tiene que preocupar” precisamente de los enfermos olvidados.

Por ello, presentaron la semana pasada en el Congreso 257.000 firmas para exigir más financiación y empujar a los partidos a que se preocupen por el cáncer infantil. Haciendose eco, la Cámara baja aprobó este jueves una proposición del PSOE, por unanimidad, que pide al Gobierno más fondos en oncología pediátrica.