ALIMENTACIÓN Y HÁBITOS SALUDABLES

El reino marino del yodo

Los alimentos del mar son los más ricos en este mineral esencial para la actividad hormonal del organismo, sobre todo de la hormona tiroidea.

MARISCO. Las gambas y los mejillones son grandes fuentes de yodo.

MARISCO. Las gambas y los mejillones son grandes fuentes de yodo.

CARMEN HIERRO

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El yodo es un mineral muy importante para la salud, por lo que es fundamental incluirlo en la dieta, ya que el cuerpo humano no es capaz de producirlo. El yodo se encarga de la actividad hormonal del organismo, especialmente de la hormona tiroidea, que interviene en el funcionamiento de la glándula tiroides. Juega también un papel en el crecimiento de los niños, en el desarrollo y el buen funcionamiento de los órganos y en la actividad del metabolismo. Además, ayuda a quemar el exceso de grasa y consigue mejora la agilidad mental, sobre todo en los menores. El yodo tiene también la capacidad de fortalecer el cabello e incluso de prevenir la salida de canas.

Los alimentos procedentes del mar son los más ricos en yodo. Así, una ración de pescado o de marisco aporta casi la cantidad diaria que el cuerpo necesita (150 miligramos en el caso de los adultos). Por ejemplo,  cada 100 gramos de mejillones o de gambas contienen unos 130 mg de yodo. En el bacalao hay unos 120 mg y en el lenguado, unos 20.

Pero, sin duda, son las algas marinas las que contienen más cantidad de este mineral. Una sola porción del alga kelp contiene el cuádruple del requerimiento diario de yodo, ya que aporta unos 2.000 mg. Las verduras y los vegetales también son alimentos que aportan yodo al cuerpo. Por ejemplo, una ración de 100 gramos de zanahorias, de brócoli o de ajo, además de tener cualidades antibacterianas, aportan aproximadamente 15 mg de este mineral.

Consumir leche y queso también es una buena manera de que el organismo asimile yodo. Por ejemplo, en la leche en polvo por cada 100 gramos consumidos se pueden extraer hasta 79 miligramos de yodo. La cantidad es un poco menor si lo que se consume es queso. Si la porción es de cheddar, el organismo asimila 39 mg de yodo, y en el caso del manchego la cantidad desciende a unos 34 miligramos.

Los cereales, como el arroz, el trigo y el centeno, también son alimentos que aportan yodo al cuerpo. En el desayuno ya se puede suministrar al cuerpo la primera ración de yodo. Así, 100 gramos de  cereales de desayuno (arroz o maíz) aportan 5 miligramos. La sal yodada también es una buena manera de administrar el yodo que el organismo precisa.

BOCIO E HIPOTIROIDISMO / La ausencia de yodo en el cuerpo produce diferentes problemas de salud, como el bocio y el hipotiroidismo. Si el organismo no tiene la suficiente cantidad de este mineral lo que sucede es que las células tiroideas y la glándula tiroides aumentan de tamaño, lo que en casos extremos pueden causar dificultades respiratorias.

Esta dolencia suele afectar más a las mujeres que a los hombres, y entre ellas más a las que están embarazadas. En el caso de estas últimas la cantidad diaria de yodo recomendada es de unos 290 miligramos. Una ingesta suficiente puede prevenir una forma de discapacidad intelectual y física de los bebés.

Por lo contrario, si se consume yodo en exceso, por ejemplo a través de la ingesta excesiva de algas marinas, se puede llegar a provocar un envenenamiento que, de nuevo, lleva a trastornos que están relacionados con la tiroides.