CREENCIA MINORITARIA Y CONTROVERTIDA

El 3% son anti-vacunas

Las familias contrarias a la prevención ven riesgos en la inoculación de microorganismos

Una enfermera suministra una vacuna a un niño.

Una enfermera suministra una vacuna a un niño. / periodico

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

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Las familias que desconfían o rechazan de la función protectora de las vacunas -un 3% de la población, según los epidemiólogos- aluden al origen antinatural de estos preventivos al intentar explicar su negativa a que los reciban sus hijos. Consideran que la inoculación de una sustancia inmunizante implica el riesgo de desarrollar la enfermedad que se pretende evitar, o incluso otras, entre las que citan el autismo o alteraciones neurológicas. En otros casos -la vacuna contra el virus del papiloma, por ejemplo-, refieren la baja protección que garantiza el fármaco. La posición de este colectivo es rebatida por los médicos, los científicos y las autoridades sanitarias, que advierten de que las vacunas actuales contienen microorganismos atenuados o incompletos, incapaces de causar enfermedad. Y citan la drástica reducción patológica conseguida con esta protección. «En España, a principios del siglo pasado morían cada año unas 5.000 personas a causa de la difteria», indica José María Bayas, epidemiólogo del Hospital Clínic. Esta mortalidad se reactivó durante la guerra civil española y motivó que en la posguerra se declarara la obligatoriedad de que toda la población se vacunara contra la enfermedad. Esta situación concluyó en Barcelona en 1962, cuando se instauró el plan de vacunación infantil -el primero en España- que, aunque incorporó el carácter voluntario de la prevención, fue asumido por la inmensa mayoría de la población. Se inició el descenso del número de lesionados y fallecidos a causa de la poliomelitis, el sarampión, la meningitis o la tosferina.

El calendario de vacunación que se ofrece en la actualidad en Catalunya, consta de nueve vacunas que protegen de 13 enfermedades, una más (la de la antihepatitis A) que las incluídas en el plan que en el 2013 unificó las vacunaciones en toda España.

La llegada de población adulta no vacunada contra el sarampión ha causado en los últimos años varios brotes de esta enfermedad, siempre causados por bacterias no autóctocas, importadas. Los pediatras insisten en el riesgo de que existan «bolsas de población» no protegida. En ningún país de Occidente se obliga a la vacunación.