ESTUDIO DEL INSTITUTO CATALÁN DE ONCOLOGÍA

Los cigarrillos electrónicos y convencionales afectan por igual a los fumadores pasivos

La Generalitat insta al Gobierno a incorporar las recomendaciones de la directiva europea que regula el uso del producto

Cigarrillo electrónico

Cigarrillo electrónico / vls

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Los fumadores pasivos que conviven con consumidores de cigarrillos electrónicos presentan concentraciones de nicotina similares a las de los fumadores pasivos de tabaco convencional. Este es uno de los datos que revela un estudio pionero del Instituto Catalán de Oncología (ICO) presentado por el investigador y jefe de Control de Tabaquismo del organismo, Esteve Fernández, en la 'Jornada Cigarrillos electrónicos: interrogantes abiertos', celebrada este martes.

Unos datos esperados

Los resultados del informe no han sorprendido a la comunidad médica catalana. El secretario de Salud Pública de la GeneralitatAntoni Mateu, ha reafirmado que sanidad mantendrá la vigilancia sobre los efectos del consumo de este tipo de cigarrillos. Además, ha expresado que propondrá al Gobierno central que incorpore a la normativa estatal las recomendaciones de la directiva europea, que establece un plazo de dos años para que los estados regulen la publicidad y etiquetaje de los cigarros electrónicos. Siguiendo la línea de Mateu, el presidente del Consejo Asesor de Tabaquismo de CatalunyaJoan Ramon Villalbí, ha manifestado la necesidad de que la normativa catalana y española incluya "lo antes posible" los preceptos de la nueva normativa europea.

El Servei Català de la Salut (CatSalut) prohibió el uso, la promoción y la venta de cigarrillos electrónicos en la red de los centros, servicios y establecimientos sanitarios del sistema sanitario integral de utilización pública de Catalunya (Siscat) a principios de año. La medida llegó después de que CatSalut considerase que la proliferación de estos aparatos podría comprometer el avance logrado en los últimos años en la desnormalización del tabaco en la sociedad.

Desde CatSalut se ha asegurado que "ningún estudio ha demostrado la seguridad de su uso ni para las personas que los consumen ni para otras personas de su entorno", indicando que no existe ninguna evidencia probada científicamente que certifique que el cigarrillo electrónico sea útil para dejar de fumar.

Indignación en la comunidad de 'vapeadores'

La publicación de este estudio ha causado revuelo en la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE), que ha negado que el humo de los cigarros electrónicos tenga impacto en las personas no fumadoras que soporten una exposición pasiva. "En el 'vapeo' no existe la figura del 'vapeador pasivo', ya que el vapor del cigarrillo electrónico no representa ningún riesgo para la salud de las otras personas presentes en la sala", asegura la entidad en un comunicado.

ANCE también señala que al 'vapear' no se produce una combustión, como ocurre cuando se fuma tabaco, sino una condensación, y argumenta que "el vapor de agua ni contamina ni perjudica al resto de personas presentes". Según la organización, el vapor del dispositivo electrónico desaparece de la atmósfera en un máximo de 11 segundos, mientras que el del tabaco tarda una media de 20 minutos en desaparecer, 110 veces más tiempo que el primero.