Los sobresfuerzos, la causa más habitual de la tendinitis

Fisioterapia, reposo y fármacos ayudan a desinflamar el tendón, pero curarse requiere su tiempo

MASAJE FISIOTERAPÉUTICO.  Huélamo aplica una friega en la zona afectada por una tendinitis de Aquiles posquirúrgica.

MASAJE FISIOTERAPÉUTICO. Huélamo aplica una friega en la zona afectada por una tendinitis de Aquiles posquirúrgica.

PAULA GARRIGA

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Llevar un bolso de dos o tres kilos, hacer deporte sin calentar previamente, cargar cada día con el portátil o transportar cajas pesadas son acciones rutinarias, entre muchas otras, que aunque a priori parezcan insignificantes pueden pasar factura y terminar en forma de lesión. Someter al organismo a  este tipo de sobresfuerzos «es una de las causas más comunes de padecer tendinitis», asegura Ricard Huélamo, director de fisioterapia del Centro Médico Teknon. Para evitar que esto suceda hay que reforzar la musculatura y, antes de un esfuerzo, hacer estiramientos, para lo que pueden ser útiles ejercicios como los del gráfico. Y en el caso de sufrir ya una tendinitis «hay que tratarla inmediatamente antes de que se convierta en una lesión crónica», añade el doctor Aleix Vidal, especialista en traumatología y cirugía ortopédica de Teknon.

Se puede padecer una tendinitis mecánica o metabólica. La primera, la más común, es fruto de una fricción del tendón con el hueso de una articulación, causada por un sobresfuerzo o la realización abusiva de una determinada actividad. La tendinitis metabólica, en cambio, aparece por la acumulación de toxinas (ácido úrico o calcio) en la articulación. En los dos casos, el resultado es el mismo: una inflamación del tendón que suele ser dolorosa y «puede hasta inmovilizar una parte del cuerpo», explica Kadar Belgacem, afectado por una tendinitis de Aquiles que le ha obligado a pasar por el quirófano y llevar durante cuatro meses el pie escayolado. La gravedad de una lesión de estas características «vendrá condicionada por la anatomía del tendón de cada individuo», añade el doctor Vidal.

El tratamiento de la tendinitis tiene que ser personalizado, en función de su origen y de la fisiología del paciente. Lo más efectivo es, de entrada, dejar de forzar el tejido afectado y guardar reposo para que baje la inflamación, combinado con fisioterapia o fármacos. «Hay que tener paciencia y dar tiempo para que se restablezca el tendón», dice el doctor Vidal. Aunque las tendinitis metabólicas se suelen tratar con medicamentos y las mecánicas con fisioterapia, este último método es también un buen complemento de los tratamientos farmacológicos.

HUYENDO DEL QUIRÓFANO / La mayoría de las tendinitis se intentan curar con uno de estos tratamientos «y así evitar el quirófano», explica Huélamo. Cuando ni los fármacos ni las técnicas de fisioterapia -masajes, aplicación de frío y calor en la zona afectada, sesiones de ultrasonidos y ejercicios de musculación, entre otras- resultan, se suele recurrir a las infiltraciones locales. Pero en los peores casos no hay más alternativa que el tratamiento quirúrgico, que «ayuda a estimular a la naturaleza para que haga la reparación del tendón», concluye el doctor Vidal.

En cualquier caso, una buena rehabilitación no solo está en las manos del traumatólogo o el fisioterapeuta, sino que la colaboración del paciente es fundamental. Cuando se sufre de tendinitis es un deber hacer  en casa los ejercicios que recomiendan los especialistas, porque «sirven para aligerar el procedimiento de recuperación y mejoran el bienestar físico», asegura Kadar, quien cada día nada una hora para estimular de nuevo la motricidad de su pie.