INNOVACIón hospitalaria

Parir en la bañera

Una parturienta, en la bañera de la Maternitat del Clínic, asistida por una comadrona, ayer.

Una parturienta, en la bañera de la Maternitat del Clínic, asistida por una comadrona, ayer.

ÀNGELS GALLARDO / Barcelona

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Las comadronas de la Maternitat del Clínic de Barcelona atienden sin presencia de los médicos hasta el 40% de los 3.500 nacimientos que ocurren en ese hospital cada año, los partos que se consideran de bajo o nulo riesgo. Es el único hospital público español donde se hace así y el que aplica de forma más exhaustiva el concepto de que el nacimiento en un hospital debe ser lo más parecido a un acto familiar, que sucede a pocos metros de un quirófano por si las cosas se complican. Consecuentes con esta filosofía, por la que han eliminado las episiotomías (incisión quirúrgica del perineo) en el 30% de los nacimientos, los responsables del área obstétrica de la Maternitat acaban de instalar una sala de parto acuático, cuyo elemento central es una bañera, que fue inaugurada el pasado miércoles y en la que ya se han zambullido tres parturientas. «Dos intentaron que su hijo naciera en el agua, pero al final no pudo ser. La tercera pasó allí el periodo de dilatación -explica Ángela Arranz, responsable del área obstétrica de la Maternitat-. Estaban encantadas».

El agua tibia ayuda a dilatar la musculatura, y en el caso de la del perineo actúa como un empujón final, suave e indoloro, que ayuda a que el niño se deslice y nazca. La sala con bañera, que gestionan las comadronas, dispone de recursos aromáticos, sonoros y visuales cuya finalidad es inducir el bienestar. El espacio, un antiguo servicio de duchas, se ha transformado, con un modesto presupuesto, en una confortable habitación en la que no existen elementos hospitalarios. «Un parto es un acontecimiento sano, íntimo, en el que, si todo va bien, no habrá médicos ni bisturís», describe Arranz.

La idea es que las embarazadas pasen en el agua las horas previas al nacimiento y que, si lo desean, traigan al mundo a su hijo allí mismo. Todo lo que sucede en la sala acuática es programado por la parturienta, que puede estar acompañada por uno o dos familiares. Ella regula la temperatura del agua, marca el aroma que quiere que desprenda, decide los colores que iluminan las paredes e introduce las imágenes que se proyectarán en el techo mientras dura su periodo de dilatación y parto. Todo con un mando a distancia.

UN MILLAR AL AÑO / El monitor que controla las constantes cardiacas y respiratorias del feto -aparato que informa de si el niño se siente bien- se sumerge en el agua hasta el momento del nacimiento. «Si surge algún problema que haga aconsejable una intervención médica inmediata, la bañera se vaciará en pocos segundos», asegura el doctor Eduard Gratacós, responsable del área maternofetal del Clínic.

Aunque otros dos hospitales catalanes disponen de bañera obstétrica -el de Sant Joan de Déu, de Esplugues, y el Arnau de Vilanova, de Lleida-, ninguno la usa para nada más que para que la embarazada permanezca en el agua en el periodo de dilatación del perineo. «Los partos suceden en una camilla», puntualizan en el Sant Joan de Déu, centro que atiende una creciente demanda de embarazadas interesadas en pasar el periodo del parto en el agua.

En la Maternitat han ido un paso más allá. «En nuestra bañera, la mujer puede entrar y salir del agua en el periodo de dilatación o estar allí hasta la expulsión -afirma Gratacós-. Todo lo vinculado con su parto es decisión de ella».

Las comadronas de la Maternitat se han formando para atender ambas eventualidades -parto en camilla o acuático-, explica Arranz. «Hemos instalado la bañera porque las mujeres nos la pedían -dice-. Calculamos que uno de cada tres partos se producirán en la bañera». Esto significa que más de un millar de embarazadas tendrán a su hijo en la sala acuática de la Maternitat cada año.

Los riesgos de un parto acuático son los mismos que los de un nacimiento sobre una camilla. «No hay diferencia -asegura Arranz-. El objetivo de la nueva bañera es permitir que el parto sea confortable, no que se convierta en un acto arriesgado», advierte. «La intervención médica en un nacimiento es perfecta cuando surge algún problema, y por eso las mujeres van al hospital, pero el médico no ha de estar allí si todo va bien»,coincide Gratacós. Las comadronas de la Maternitat dan el alta a la mujer cuando se va a casa.

Esta iniciativa, ampliamente experimentada en el resto de Europa, propicia partos menos traumáticos que los que ocurren en camilla, explican. «El niño que nace en el agua pasa de un estado húmedo, el de la placenta, a un medio acuoso con temperatura similar a la que conoce, el de la bañera -indica Arranz-. Le ofrecemos una fase intermedia».

Los recursos técnicos de la bañera de partos del Clínic permiten iluminar la sala con cualquier color, o dejar a oscuras toda la habitación excepto la bañera, enfocando solo la zona del perineo, para que las comadronas observen cómo evoluciona el bebé. «Esta bañera es un instrumento más para que las mujeres ejerzan el derecho a decidir cómo quieren parir -resume la comadrona-. No pretendemos sorprender a nadie».

El equipo obstétrico de la Maternitat desaconseja radicalmente intentar parir en la bañera de casa.