INVESTIGACIÓN PIONERA

El genetista del #Me Too Genómico: “A las mujeres la medicina las trata como hombres, es imperdonable”

El científico andaluz Guillermo Antiñolo trabaja en el primer genoma médico femenino, avisa de que la mujer envejece de forma distinta y "a doble velocidad" una vez que llega a la menopausia, que sigue siendo "tabú" en España

Isabel Morillo

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Guillermo Antiñolo (Granada, 1957) tiene un currículum inabarcable y un nuevo proyecto pionero entre manos. Trabaja, junto a su equipo y buscando más financiación, en la elaboración del primer genoma médico femenino. Está semana acudió a contar su proyecto en el Parlamento europeo, en la Semana de Igualdad de Género, ante un nutrido auditorio donde destacó que no había más de “dos o tres hombres” porque cuando se “habla de cosas de mujeres”, ironiza, “solo se quedan mujeres”. El científico español, destacado por sus trabajos en medicina fetal y genética, es catedrático de Obstetricia y Ginecología, director del Departamento de Medicina Materno Fetal, Genética y Reproducción del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla y proclama que es "tiempo para un 'Me Too Genómico'".

"Quiero poner en perspectiva la ciencia y la medicina, no hablo desde un punto de vista político, social ni económico, sino poner de manifiesto las diferencias que hay en el tratamiento, seguimiento y diagnóstico de la mujer, que se hace como si fuera un espejo del hombre y eso es biológicamente incierto. Quiero llamar la atención. Es un tiempo de revolución, de cambio, la salud de las mujeres nos afecta a todos más allá de que sean la mitad de las personas del mundo. Es obvio y fácil de ver aunque a veces parezca difícil de entender”, defiende en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA celebrada a su vuelta de Bruselas.

El científico granadino sostiene que “las mujeres envejecen de forma muy diferente a los hombres" porque “su eje metabólico tiene que ver con su fertilidad, están diseñadas biológicamente como madres, como el resto de los mamíferos”. Su "obsolescencia programada está en la menopausia". Todo eso influye en el desarrollo de enfermedades y en que las mujeres respondan de forma distinta ante un cáncer o un ictus. “La mujer por ejemplo tiene más del doble por mortalidad por ictus que los hombres a partir de los 50 ó 55 años. Después de un infarto recupera el corazón de forma distinta al hombre. La diabetes o la respuesta a la insulina, es completamente distinta”. “La forma de manifestarse un infarto es distinta en hombres y mujeres. A ti te pueden mandar a casa y morirte porque los síntomas son distintos y eso pasa en todo el mundo, la forma en que se interpreta los síntomas es masculina”, avisa. Tras la menopausia el envejecimiento de las mujeres es “a doble velocidad” y si los índices de vida son más altos para ellos es simplemente porque tienen menos hábitos tóxicos.

Una foto de la mujer desde sus ovarios

La base de su último trabajo, esa foto que arroja su genoma femenino, parte de la evidencia científica de que “la vida de las mujeres, su razón de ser desde el punto de vista fisiológico, la regulación de su salud o su funcionamiento, tiene que ver con los estrógenos”. Su mapa genético estudia “la fertilidad” pero “entendida no como tener hijos sino como un reflejo de la función ovárica y de la producción de estrógenos, que es su eje fundamental y nunca se ha valorado para hacer genómica”.

Su equipo ha realizado “un mapa de variabilidad genómica de referencia” basado en mujeres que tienen su función ovárica intacta, de manera que “tenemos ahora un patrón de oro que incluye este elemento central de la salud de la mujer”. “Esto no ha pasado nunca hasta ahora porque toda la ciencia se hace desde otra posición”, se queja. “Hoy ya sabemos que la fertilidad tiene que ver con muchas más cosas que el hecho de quedarse embarazada y tener hijos pero sigue siendo un tema de las mujeres, como la regla, los estrógenos y la salud de las mujeres es un tema de mujeres. La ciencia considera que todos somos hombres y a las mujeres se les trata como hombres con algunos atributos que las diferencian”, incide

Su estudio arroja datos distintos. “Ahora mismo tenemos 300 casos fenotipados y necesitamos más financiación. Hay muchos más controles que tenemos que no hemos podido trabajar por falta de dinero, por falta de fondos. En Andalucía por ejemplo este año no ha habido financiación para proyectos de investigación”. Su financiación reúne fondos públicos y privados y su presencia en el Parlamento europeo trató de poner el foco en este proyecto pionero para seguir reuniendo apoyo. Ese “patrón de oro” que ha obtenido su equipo sirve para abordar la endometriosis o algunos tipos de cáncer que solo afectan a las mujeres o para prevenir problemas de fertilidad y problemas del embarazo o de la menopausia.

Mil donantes de óvulos

Su equipo ha seleccionado mil mujeres donantes de óvulos, con la colaboración de Ginemed, y ha extraído datos genómicos de “alrededor de 390”. “Es una población control que cumple con los criterios de que la función ovárica, los estrógenos, está en los parámetros normales de una mujer sana. La muestra se basa en donantes de ovocitos, son mujeres que están perfectamente fenotipadas, sabemos todos sus datos clínicos, sus datos genéticos y de funcionamiento ovárico. Las mujeres que acuden a los programas de donación de óvulos cumplen todos esos criterios y por eso era la población ideal. Ha sido clave”, explica Antiñolo.

Con esos datos se ha montado un ‘beacon’, un banco de datos donde se pueden consultar estos análisis genómicos. “Esta información ya está andando pero queremos tener muchos más datos. Ahora mismo son datos útiles pero son una gota de agua en el desierto”.

El genetista, condecorado como Hijo Predilecto de Andalucía en 2018, la máxima distinción que concede la comunidad autónoma, está convencido de que hay que “cambiar el paradigma, la mirada”. “Hay un relato de hombres y los datos de las mujeres no se están reuniendo de forma simétrica”, advierte. “Entre 2002 y 2007 los ensayos clínicos relacionados con medicamentos cardiovasculares tenían dos tercios de varones y un tercio de mujeres pero los resultados se extrapolaban de la misma forma sin tener en cuenta otros determinantes que yo sí he contado en este proyecto y que quiero contar en el futuro”, pone como ejemplo palpable de qué es “una medicina androcéntrica”. “Todos los datos que se recogen además están basados en una equivalencia hombre mujer que es inexistente, habrá datos comunes pero otros muchos no lo son”.

El tabú de la menopausia

Antiñolo alerta de que todo lo relacionado con el climaterio y la menopausia es una gran asignatura pendiente en nuestro país. “Ya todo el mundo se está dando cuenta de que se desarrollan problemas de salud específicos que tienen que tener una respuesta específica”, considera. “Hay una obsolescencia biológica que pasa en todos los mamíferos. En términos generales, a partir de ese momento las mujeres se separan por completo de la línea de envejecimiento de los hombres. Eso tiene que ver con la pérdida de estrógenos que se produce en los ovarios y en los ovocitos de las mujeres. Cuando se agotan vienen la menopausia, entramos en climaterio y a partir de ese momento se producen muy pocos estrógenos. Todo esto tiene un impacto tremendo en la salud de las mujeres, vienen los trastornos del sueño, metabólicos, neurocognitivos, más riesgo de algunos tipos de cáncer… esto que parece una obviedad y está hiperpublicado simplemente parece que no exista y en esto las primeras responsables sois vosotras”, reseña, lamentando que la menopausia siga siendo un tema “tabú” en España.

A su juicio, "el 85% de las mujeres en nuestro país no recibe un tratamiento correcto cuando empieza el climaterio”. “Se puede dar ese tratamiento, es seguro y reduce la mortalidad por todas las causas a lo largo de la vida de la mujer. Hay que estudiar”, dice con contundencia, “los estrógenos son la columna vertebral en el tratamiento en la menopausia y son útiles en la inmensa mayoría de las mujeres, salvo algunos tipos de cáncer y en esos casos también existe un tratamiento sustitutivo”. “Esto no sé si debería decirlo pero muchos ginecólogos en este país no saben usarlo porque el último artículo que leyeron sobre esto es de 2004, hace 19 años. Eso lleva a que el 85% de las mujeres todavía crea en la leyenda urbana de que la terapia hormonal sustitutiva da cáncer, porque no leen sobre las mujeres, no las entienden. No hablamos de enfermedad, hablamos de salud”. “Las mujeres que dicen yo no he tenido nunca sofoco, pues estupendo pero esa da igual porque eso es solo una parte de la expresión de pérdida de estrógenos pero todas tienen los mismos riesgos y necesitan los mismos cuidados”.

Antiñolo quería salvar vidas y cuando estudiaba Medicina se imaginaba en urgencias pero entonces tuvo un sueño, cumplido, la medicina fetal y se le cruzó la genética. Hoy advierte de la medicina ya no es solo de experiencia sino de “de datos, como la astronomía, la física o la Bolsa”. “La suma de todos los datos, la inteligencia artificial, la bioinformática, están cambiando por completo nuestra perspectiva. La medicina ha pasado de ser mucha experiencia y pocos datos a ser una medicina de datos. Entre otros los genómicos. Es lo que se conoce como la medicina personalizada, ya en mi equipo hicimos el primer genoma médico de referencia en Europa y ahora esto es un proyecto crepuscular porque me di cuenta que los datos que estamos usando de las mujeres, en genómica, no son correctos”.

Desafortunadamente que haya más mujeres dedicadas a la ciencia, a la investigación, a la medicina, “no cambia nada”. “La mirada sigue estando basada en la medicina de hombres, en las enfermedades generales se piensa en hombres y para una salud de hombres”. “Lo peor que me podría pasar es que me digan que tontería. Perdone esto no es ‘ya estamos con lo mismo de siempre, con el feminismo, ahora lo quieren meter en la medicina’. Cuidado porque de lo que yo hablo es de ciencia”, con un aviso serio. En la pandemia de covid vimos que “las mujeres enfermaban de una forma diferente y solo nos dimos cuenta porque los hombres morían más”, solo ahí saltaron las alarmas. “Las minorías no tiene que ver con el número sino con el poder y su visibilidad y desgraciadamente no tenéis el poder”, concluye, tampoco al hablar de salud.

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