14 de noviembre: Día Mundial de la Diabetes

Una revisión ocular puede detectar la diabetes antes de que el paciente note síntomas

En las primeras fases de la diabetes el paciente puede no notar molestias, pero algunos signos de la enfermedad pueden manifestarse en los ojos

Un diagnósico precoz puede evitar complicaciones posteriores

Dr Xavier Subirás

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Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, expertos de IMO Grupo Miranza, clínica referente internacional en oftalmología, advierten sobre la importancia de llevar a cabo visitas regulares con el oftalmólogo. Pueden ser clave para diagnosticar precozmente enfermedades de los ojos, entre ellas, la diabetes, antes incluso de que el paciente pueda notar los síntomas de la patología.

Según el Dr. Xavier Subirás, oftalmólogo experto en las complicaciones oculares de la diabetes, “podríamos decir que las primeras fases de esta enfermedad son, en muchos casos, silenciosas, porque el paciente no nota síntomas evidentes. Sin embargo, en una exploración oftalmológica rutinaria podemos detectar uno de los primeros signos de diabetes: el sangrado en la retina en forma de punto y mancha, un tipo de hemorragia en el interior del ojo, pequeña e irregular, que no causa mala visión, pero fácilmente detectable por el oftalmólogo. Gracias a ello, podemos diagnosticar precozmente la diabetes y, al mismo tiempo, abordar y controlar la evolución con mejor pronóstico sistémico y visual”.

Estos sangrados se deben a que la diabetes causa un daño progresivo y acumulativo en los vasos sanguíneos del organismo y la retina, especialmente. Precisamente, se trata de un tejido neuronal muy vascularizado, cuyo papel es clave en la transmisión visual ojo-cerebro. 

En este sentido, las principales complicaciones de la diabetes en los ojos son la retinopatía proliferativa y el edema macular diabético, que implica, entre otros, una degeneración progresiva de las células fotorreceptoras que nos permiten ver. Estas enfermedades pueden provocar, a su vez, otras patologías oculares relacionadas, como por ejemplo un tipo de glaucoma agresivo o un desprendimiento de retina. 

Síntomas visuales

Cuando la diabetes ya se manifiesta a nivel ocular, pueden comenzar a surgir alteraciones visuales que deben alertar al paciente diabético: la pérdida gradual de visión, especialmente si es brusca, ver borroso o los contornos de los objetos torcidos, son algunos de las más comunes y pueden presentarse al mismo tiempo o de forma aislada. 

Asimismo, el Dr. Subirás añade: “Hay un síntoma que es la visión roja y se debe a hemorragias en el interior del ojo. También la visión de moscas volantes grandes, un síntoma común en la población general, que además puede producirse por estos sagrados. En este caso, corresponden a coágulos de sangre cuyas sombras se proyectan en la retina. En ocasiones, los pacientes notan estas sensaciones por separado o pasan de una a la otra en cuestión de horas o días, pero eso no significa que la persona esté fuera de riesgo o experimentando una mejoría”. Ante cualquiera de estos síntomas, es imprescindible consultar con un especialista en retina.

Identificar cambios

Otro aspecto a tener muy en cuenta, junto a la identificación de los síntomas, es la importancia del autocuidado del paciente. “Creo que los sanitarios jugamos un papel clave en la educación del paciente diabético. Y los médicos debemos saber explicar qué señales deben alarmarnos. Un claro ejemplo es la tasa de hemoglobina glicosilada en sangre (valor acumulativo) y no el nivel de glucosa, que es un indicador puntual. Actualmente, sabemos que, por encima del 6’5-7%, indica que el paciente tiene muchas posibilidades de desarrollar retinopatía diabética y que tan solo bastan 2-3 meses de daño acumulativo con estos valores para que cause lesiones en la retina”, prosigue el oftalmólogo.

Terapias personalizadas

Existen diferentes formas de abordar el tratamiento del paciente con diabetes, en función de la gravedad y evolución de la enfermedad, principalmente. Para ello, los oftalmólogos disponen de estrategias terapéuticas que emplean de forma aislada o combinada, como los láseres, las inyecciones intraoculares o la cirugía. En este sentido, el Dr. Subirás destaca que “es muy importante que el abordaje lo lleve a cabo un especialista con amplia experiencia en el tratamiento del paciente diabético, ya que, por ejemplo, hay ocasiones en las que es mejor no tocar el ojo”. “En esos casos, preferimos ser conservadores, controlar que la visión del paciente se mantenga y tratar solo los casos que vayan a empeorar sin el debido tratamiento. Diría que no existe una terapia estandarizada y universal, sino que debemos valorar la mejor estrategia para cada paciente”, concluye.