El coronavirus SARS-CoV-2 está atacando a muchos más órganos de los que se pensaba

El coronavirus SARS-CoV-2 está atacando a muchos más órganos de los que se pensaba

El coronavirus SARS-CoV-2 está atacando a muchos más órganos de los que se pensaba

Eduardo Costas

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Mientras en nuestro entorno se relajan las cuarentenas, las cifras de nuevos contagiados alcanzan los máximos de toda la pandemia. Hoy se contagia más de una persona por segundo. Y las consecuencias del coronavirus SARS-CoV-2 todavía son un misterio.

Tiende a pensarse que el SARS-CoV-2 es un virus respiratorio que en la mayoría de los casos simplemente produce una enfermedad leve de vías respiratorias altas (especialmente con la variante Ómicron) y que solo en los casos más graves termina en una neumonía bilateral.

Sin duda es así, pero este coronavirus puede tener muchísimos más efectos sobre nuestra salud.

El coronavirus SARS.CoV-2 está atacando a más partes del cuerpo

Hay numerosos casos clínicos publicados en revistas médicas prestigiosas demostrando que el SARS-CoV2 afecta a otros órganos incluyendo:

– Cerebro,

– Ojo,

– Oído,

– Páncreas,

– Riñones,

– Tracto gastrointestinal,

– Corazón

– y el Sistema vascular.

También se dan cada vez más casos de síndromes complejos como la Covid persistente o diversas alteraciones neurológicas.

Hay al menos 4 evidencias de que afecta a más órganos

En estos momentos ya tenemos al menos 4 tipos de evidencias diferentes y rigurosas de que el  coronavirus SARS-CoV-2 afecta a una larga serie de órganos.

– Muchas de ellas se recogen de estudios realizados en personas que han padecido la Covid-19 y la han superado.

– Otras provienen de necropsias efectuadas en fallecidos por la enfermedad.

Primera evidencia: SARS-CoV-2 dentro de los órganos

La primera de estas evidencias no puede ser más rigurosa. Consiste en detectar el SARS-CoV-2 directamente dentro de los órganos.

Además de en las células de mucosas de vías altas, epitelios bronquiales y células pulmonares, ya se ha encontrado virus SARS-CoV-2

– En el interior del cerebro,

– en los ojos

– en los oídos,

– en el páncreas,

– en el tracto gastrointestinal

– y en el sistema vascular.

Es una prueba de que el SARS-CoV-2 puede infectar estos órganos.

La segunda evidencia es una prueba molecular

Esta segunda evidencia consiste en encontrar en células de distintos órganos los receptores moleculares (como ACE2 y TMPRSS2) gracias a los cuales el SARS-CoV-2 puede penetrar dentro de ellas.

Concretamente se han encontrado estos receptores ACE2 y TMPRSS2 además de en las células del sistema respiratorios, que son las típicas dianas de la Covid-19,

– en neuronas cerebrales,

– en neuronas olfatorias,

– en células de la retina,

– en diversos tipos de células del oído,

– en células cardíacas,

– en células pancreáticas,

– en células renales

– y en diversas líneas celulares del sistema digestivo y circulatorio.

La tercera evidencia, en laboratorio

Esta tercera evidencia consiste en comprobar que el coronavirus SARS-CoV-2 infecta y destruye células humanas en cultivos de laboratorio.

Además de en las diversas líneas celulares de mucosas respiratoria, células de epitelio bronquial y células pulmonares, el coronavirus también crece fácilmente y destruye con rapidez líneas celulares de corazón, de páncreas y varios tipos de células vasculares.

La cuarta evidencia, de práctica médica

La cuarta evidencia es menos laboratorio y más de práctica médica.

Consiste en una serie de signos y síntomas clínicos asociados al funcionamiento de diversos órganos.

Así, numerosos pacientes de Covid-19, además de padecer los clásicos síntomas respiratorios de la enfermedad terminan sufriendo

– dolor y picazón ocular,

– hipersensibilidad a la luz,

– una significativa pérdida de audición, acúfenos y vértigo.

– También se han encontrado graves alteraciones en enzimas renales y disfunciones renales severas.

Una muy amplia lista de problemas reales que trae la Covid

Otros pacientes de Covid han desarrollado miocardios y fallos cardíacos, palpitaciones y arritmias y dolor torácico.

Muchos de quienes padecieron la enfermedad han desarrollado pancreatitis

Y en paciente con diabetes se han dado casos de hiperglucemias severas.

También varios enfermos de Covid han terminado sufriendo fallos renales de diverso tipo.

Trastornos digestivos como náuseas, pérdida de apetito, diarreas persistentes o bloqueos intestinales son especialmente frecuentes entre personas que han padecido la Covid-19.

Preocupan especialmente los problemas vasculares asociados a la Covid-19, especialmente trombos de diverso tamaño en los vasos sanguíneos de varios órganos, que están entre los mecanismos que provocan diversos daños generalizados de la enfermedad en todo el cuerpo.

Un caso especialmente preocupante es el de los diversos daños cerebrales asociados a muchas personas que han padecido esta enfermedad.

En este sentido los problemas neurológicos debidos a la Covid incluyen desde las típicas pérdidas del olfato y el gusto, hasta derrames cerebrales, pasando por dolores de cabeza y encefalitis.

También se observa un creciente aumento de personas que están padeciendo una serie de problemas cognitivos como confusión, dificultad para concentrarse y pérdida de memoria.

Así mismo se han notificado síntomas psiquiátricos muy problemáticos como depresión, ansiedad en incluso psicosis.

Una capacidad de adaptación muy dañina

Detrás de esta facilidad para afectar a un número tan grande de tipos celulares diferentes y distintos órganos podría estar la enorme facilidad de adaptación del coronavirus SARS-CoV-2.

Este coronavirus ha demostrado tener una capacidad de adaptación asombrosa, siendo capaz de dar el salto de animales a humanos, así como desde los seres humanos a especies animales muy diferentes.

Así que nada hace pensar que no tenga la capacidad para dar el salto desde unos tipos celulares humanos a otros.

Y todavía no sabemos qué secuelas puede dejar

Todavía es muy pronto para conocer cuáles serán las secuelas permanentes que la infección por el SARS-CoV-2 dejará en decenas de miles de personas.

Pero la gran mayoría de quienes terminan padeciendo todas estas diferentes enfermedades como consecuencia de haberse contagiado del SARS-CoV-2 tienen una característica común: no estaban vacunados.

En las personas no vacunadas el virus encuentra mucha más facilidad para diseminarse por el cuerpo al no tener anticuerpos en sangre.

Mucha gente se contagió de la Covid-19 antes de que se hubiesen desarrollado las vacunas. Pero muchos otros padecerán, probablemente de por vida, secuelas muy graves de la enfermedad por su desacertada decisión de no vacunarse.

¿Vale la pena correr semejante riesgo?