Cinco enclaves naturales para disfrutar de toda la esencia de Andalucía

Andalucía posee aún algunos reductos naturales capaces de sorprender tanto a quien ya conoce la comunidad como a quien aún no se ha dejado embrujar por su duende. Porque no hay destino que reconforte más a un viajero que aquel que se descubre ante sus ojos por primera vez. Este recorrido transcurre fuera de sus grandes símbolos y, sin embargo, encierra toda la esencia de un paisaje único: en ningún sitio como en Andalucía se fusionan tanto -y tan bien- sus imponentes espacios naturales con sus gentes y estos cinco destinos lo confirman.  

Málaga

Torcal de Antequera y Desfiladero de los Gaitanes

Declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2016, el Torcal de Antequera es uno de los paisajes kársticos más impresionantes de toda Europa. Un paraje natural único que debe su nombre a las dolinas o torcas, unas curiosas formaciones en forma de depresiones circulares, erosionadas con la acción lenta pero continuada de lluvia, viento y nieve hace más de 150 millones de años. A poco más de una hora, se encuentra el Desfiladero de los Gaitanes, un recorrido imposible de hacer si no fuera por la existencia del emblemático y vertiginoso Caminito del Rey.

Cádiz

Parque de los Alcornocales y Playa de Bolonia y Los Lances

Cádiz siempre guarda un tesoro por descubrir: la mayor masa productiva y conservada de alcornoques de la península es uno de ellos, imprescindible para quienes quieran admirar la imponente flora y fauna que se esconde en esta suerte de selva gaditana. Es la cara más natural de la provincia, su lado más verde, contrapunto perfecto si vas o vienes de recorrer la vastísima playa de los Lances (mas de 7 kilómetros de extensión virgen bañados por aguas cristalinas) o la que es considerada como una de las playas más bellas de Cádiz y el litoral andaluz: la playa de Bolonia.

Almería

Geoda de Pulpí y Cabo de Gata

De todas las joyas que esconde Almería, la Geoda de Pulpí es, sin duda, la más literal y menos metafórica de ellas. Única en el mundo por sus dimensiones y por la transparencia de sus cristales, es la geoda más grande visitable del mundo, descubierta en 1999. Una excusa ‘de lujo’ y un recorrido que ‘brilla’ con luz propia a pesar de transcurrir en el interior de una espectacular mina. A poco más de una hora de allí, otro magnetismo: el que irradia el Parque Natural de Cabo de Gata con enclaves como la Isleta del Moro capaces de detener el tiempo.

Granada

Sierra Nevada

Bajo la atenta mirada del Mulhacén, conocer Sierra Nevada en otoño es la oportunidad perfecta para capturar una esencia distinta porque en ella, no es nieve todo lo que reluce. Temperaturas más suaves y un flujo de turistas más pausado la convierten en un destino ideal. El Parque Nacional ofrece rutas aptas para todos los niveles con un denominador común: su imponente paisaje y biodiversidad. Una de las más exigentes y singulares que nos ofrece Sierra Nevada posee el desnivel más grande que puede hacerse en nuestro país: de los 3.200 a los 0 m en 55 kilómetros con el Cabo de Gata en el extremo.

Sevilla

Cerro del Hierro y Parque de Doñana

Otra joya ‘natural’ y literal, aunque en esta ocasión ‘rica’ en hierro es, como su nombre indica, Cerro del Hierro, una población, un cerro y monumento natural situados al norte de la provincia de Sevilla. Un paraje kárstico, explotado como mina desde antes de los romanos hasta mediados del siglo XX y que ahora está declarado monumento natural por su valor geológico y paisajístico. Otro vergel imprescindible es el Parque de Doñana, cuya biodiversidad es, sin duda, uno de sus reclamos más valiosos.

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