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Exportar fútbol, importar turismo

LaLiga

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Que LaLiga que conocíamos ha evolucionado hasta convertirse en una competición más moderna, dinámica y global es algo que ya sabemos. El campeonato español despierta un enorme interés internacional, tanto que recibe espectadores de al menos 19 nacionalidades distintas cada fin de semana y ese crecimiento e internacionalización ha contribuido a convertir el fútbol en un dinamizador del turismo, en la excusa perfecta para hacer las maletas y visitar una ciudad desconocida.

Los forofos de LaLiga se arremolinan a todas horas a las puertas del San Mamés de Bilbao, por ejemplo, convirtiendo La Catedral en un 'monumento' tan frecuentado como el Guggenheim. En la vecina San Sebastián, el renovado y flamante estadio de Anoeta se alza en reclamo y emblema de la capital y los circuitos turísticos de lugares tan dispares como Sevilla, Valencia o La Coruña y, por supuesto Madrid y Barcelona, tienen paradas obligadas los estadios de sus equipos, convertidos en iconos urbanos, señas de identidad y referentes arquitectónicos en algunos casos.

LaLiga tiene 2.700 millones de espectadores en todo el mundo. Porque el aficionado no es sólo el que compra la entrada y acude al estadio cada semana, sino también aquellos que viven la pasión del fútbol español a través de las pantallas de televisión o incluso de Facebook, comprando una camiseta de su ídolo en cualquier lugar del planeta o viajando a España para vivir en directo el ambiente de un partido. Algo que no es, ni mucho menos, infrecuente. Las ventas internacionales para ver fútbol español en vivo se han multiplicado por seis desde el año 2012, según un estudio de Goalnomics que subraya, además, el hecho de que mientras que los españoles somos más comedidos a la hora de gastar el dinero en las entradas, los extranjeros están dispuestos a pagar cifras mucho mayores por localidades VIP y vivir una experiencia única. 

Aficionados asiáticos y de EEUU

El turismo futbolístico mueve cada vez más seguidores y genera un importante negocio. Corea del Sur, Japón y China están en los primeros puestos de los países extranjeros que más entradas compraron la temporada pasada en España, pero fue Estados Unidos con un 20% del total de compras, el país que más tickets adquirió para presenciar partidos de LaLiga. Este efecto llamada poco a poco se va ampliando a más y más clubes, cuya actividad internacional empieza a dejarse ver.  El Girona emprendió su particular conquista internacional con sus dos amistosos en India y el Eibar, tercer club más seguido en Japón, mima y estimula esta relación hasta el punto de que los lazos comerciales e institucionales entre la ciudad y el país nipón no dejan de crecer. Y son sólo dos ejemplos.

Todo este crecimiento se refleja en datos económicos que repercuten cada vez más en el día a día de la economía española. Se trata de una industria global que, igual que cualquier otra, aspira a crecer y a generar cada temporada mayores beneficios (unos beneficios que pueden tener un impacto positivo en la sociedad, dado que LaLiga y sus clubes contribuyen cada año con 1.300 millones de euros en impuestos). Y las nuevas cotas de crecimiento sólo se alcanzan a través de la evolución, la internacionalización y la innovación. El deporte está lleno de ejemplos de innovación. A veces hacer las cosas de manera diferente es lo que te hace pasar a la historia. Deportistas como Fosbury, el saltador de altura que se atrevió a saltar de espaldas o Björn Borg que fue el pionero en asestar los reveses a dos manos lo saben. Con sus innovaciones cambiaron para siempre unas disciplinas que sin duda se beneficiaron de su atrevimiento para crecer.

Promoción turística

El mercado del aficionado al fútbol ha ampliado el terreno de juego de los cubes, ahora es el mundo quien sigue a nuestra competición y quien soporta parte de los ingresos de esos clubes. Crecer no es una ambición, sino una consecuencia de ser una competición admirada en el mundo. ¿Podría esa dinámica de crecimiento e internacionalización tener un efecto positivo en la promoción de nuevos destinos con el impacto económico que eso implica?

Domènec Biosca, presidente de la Asociación de Expertos en Empresas Turísticas y considerado como el gran gurú de la gestión turística, opina que sí, pero con condiciones: “Podría tener un impacto positivo siempre que se cumplan ciertos requisitos: el primero es que al menos uno de los equipos sea suficientemente mediático para despertar el interés; que se cuide a la prensa del país anfitrión para que hable de los equipos y los ubique en el mapa; que los futbolistas, especialmente las estrellas más mediáticas, tengan visibilidad y cuiden al aficionado local y firmen muchos autógrafos; que se trate de fútbol y sólo fútbol; y que la visita de los equipos vaya acompañada de la oportuna promoción de la ciudad y de lo que puede ofrecer como destino”.

Un estudio realizado por la consultora KPMG Sports sobre el impacto socioeconómico del fútbol profesional en España (encarnado por LaLiga) subraya el papel relevante que tiene el deporte en la imagen de España en el exterior. “Es el segundo concepto que más influye en la Marca España por detrás del turismo y seguido de la gastronomía y la cultura”. El turismo, mascarón de proa de nuestra economía, tiene en las playas, el arte y la cocina sus mejores bazas, pero cada vez más asistir a un partido de fútbol es el elemento clave en torno al cual se organizan unas vacaciones o se planea una escapada. Acercar el fútbol a los aficionados es clave, aficionados que ahora viven en Sevilla, en Madrid, en Valencia, en Barcelona… pero también en Tokio, Bombay o Miami. ¿Por qué no seguir creciendo?