Sueños desde la celda

La cuidada oferta gastronómica redondea la estancia en el Hotel Convent Begur, ubicado en un antiguo edificio religioso de la Costa Brava

Vista general del hotel

Vista general del hotel

ALBERTO GONZÁLEZ / Barcelona

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Cuenta la leyenda que unos marineros italianos transportaban en su barca la imagen de su protectora –Santa Reparada– cuando se encontraron inmersos en medio en una peligrosa borrasca. Entonces hicieron una promesa a la Santa: Si salían con vida de aquel temporal, le elevarían un altar en el lugar donde encontraran refugio. Hallaron la salvación en la playa de Sa Riera. Pero aquel no les parecía un lugar suficientemente digno para cumplir con su palabra. Así que se hicieron de nuevo a la mar. Sin embargo, de repente, volvieron a levantarse unas olas amenazantes, lo que fue interpretado por los marineros como una señal del cielo: Santa Reparada deseaba permanecer en las inmediaciones de aquella cala, al norte de Begur. Así fue como, muy cerca de allí, los marineros elevaron el altar prometido. El mismo lugar donde frailes de la orden de los Mínimos construirían, a partir de 1699, una capilla dedicada a Santa Reparada, gracias a la cesión municipal de 52 hectáreas de terreno.

La pequeña iglesia fue el germen del precioso convento que hoy ocupa el Hotel Convent Begur, cuya construcción se inició en el año 2001. Un establecimiento cuatro estrellas que ha respetado la estructura original del antiguo edificio, adaptándola a los requerimientos de un hotel de esta categoría. Así, además de conservar la humilde capilla, se ha transformado el antiguo refectorio (lugar donde los religiosos se reunían para comer) en biblioteca y sala de estar; mientras que las viejas y austeras celdas de los monjes son ahora las 25 habitaciones de los huéspedes, que combinan materiales nobles con detalles exclusivos, e incluyen todas las comodidades.

Lo que sí se conserva es el recogimiento del lugar, emplazado en un aislado y tranquilo rincón de la Costa Brava y rodeado de una exuberante vegetación compuesta por pinos, cipreses y flora autóctona. Todo ello lo convierten en una escapada romántica ideal o –por qué no– también en un refugio para un retiro espiritual, honrando así su histórica función. Deleitarse descansando en sus amplios y verdes jardines (donde también se organizan eventos), bañarse en la preciosa piscina de agua dulce o disfrutar de alguno de los tratamientos de belleza y bienestar que se realizan al aire libre son algunas de las obligaciones de la estancia.

CENAS A LA BRASA

En la misma apacible terraza donde, con el buen tiempo, se sirven los desayunos, con vistas al bosque mediterráneo que caracteriza la zona, se encuentra el Restaurant Les Brases del Toc, bajo la batuta del chef Santi Colominas, que se ha hecho un nombre gracias a su buen hacer en otro establecimiento de la playa de Aiguablava (Restaurante Toc Al Mar). Allí es donde ha acumulado experiencia en la elaboración de arroces y, sobre todo, en la que también es la especialidad de Les Brases del Toc: el pescado a la brasa de encina. Ejemplares salvajes procedentes de las barcas de los pescadores de la zona, que los clientes degustan pocas horas después de ser capturados y tras un respetuoso método de cocción, que no enturbia los sabores originales. Producto de proximidad y muy alta calidad, que da lugar a una cocina de sabor y contrastes.