De lego

Siete alumnas de Sabadell, únicas representantes escolares de España en el mundial de robótica en Sudáfrica

Del 7 al 9 de mayo, competirán en el FIRST LEGO League Open Africa Championship en el Cape Town International Convention Centre (CTICC), donde se reunirán los equipos juveniles de robótica más brillantes del mundo

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Las siete alumnas de La Vall clasificadas para el mundial de lego en África

Las siete alumnas de La Vall clasificadas para el mundial de lego en África / Cedida

Clàudia Mas

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Sabadell
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“Nosotras solo somos un cole.” La frase, lanzada entre risas por una de las siete chicas del equipo Jatta Printi, del colegio privado La Vall, ubicado en el término municipal de Sabadell (Vallès Occidental, Barcelona) en frontera con Bellaterra, encierra una declaración de principios. Estas adolescentes han creado un proyecto tecnológico desde cero y han logrado clasificarse para el Open International de Robótica en Sudáfrica, siendo el único centro escolar de toda España que participará en un torneo donde predominan las academias, asociaciones de ingeniería y clubes especializados, como los de Valencia o el País Vasco.

Ellas, en cambio, lo han hecho desde el aula, los recreos y hasta 12 domingos de trabajo voluntario. “Nuestro nombre, Jatta Printi, significa dejando huella en finés”, explican. “Porque no queríamos solo competir, queríamos dejar una marca en el mundo.”

Todo comienza antes de acabar el curso anterior. Cuando se anuncia el nuevo reto de la First Lego League —este año sobre soluciones marinas—, ya empiezan a pensar ideas. “Se organizan por su cuenta, investigan, contactan con expertos, hacen visitas...”, explica Inma Balcells, profesora de tecnología del colegio y responsable del equipo. Arquitecta de formación, lleva doce años impulsando la robótica en La Vall y nueve clasificando equipos para la final nacional. Pero reconoce que llegar a una internacional “es otro nivel, algo muy difícil para los centros escolares”.

Alumnas de la Vall se clasifican para el campeonato de Sudádrica de robótica

Alumnas de la Vall se clasifican para el campeonato de Sudádrica de robótica / Cedida

Este año seleccionaron un problema real: los tags marinos que se colocan en animales para su seguimiento científico. Cuestan entre 12.000 y 15.000 dólares y pueden perderse fácilmente, lo que obliga a los investigadores a invertir horas en su recuperación.

La solución que proponen es T-Bubble, un sistema tecnológico autoinflable y visible desde la superficie que facilita recuperar esos dispositivos perdidos. Su robot, además, está equipado con cuatro motores (dos grandes para el desplazamiento y dos pequeños para los brazos).

De Sabadell a Sudáfrica

En la final nacional, Jatta Printi quedó en cuarta posición, lo que inicialmente no les garantizaba plaza internacional. Sin embargo, la baja de otro equipo liberó un puesto y ellas fueron las elegidas. “Habíamos desmontado el robot pensando que ya había acabado todo... y de repente nos dicen que vamos al mundial”, cuentan. “Lloramos de la emoción.”

Del 7 al 9 de mayo, competirán en el FIRST LEGO League Open Africa Championship en el Cape Town International Convention Centre (CTICC), donde se reunirán los equipos juveniles de robótica más brillantes del mundo para poner a prueba sus soluciones tecnológicas.

Solo chicas, y con ganas de cambiarlo todo

Una de las cosas más potentes de este equipo es que está formado únicamente por chicas. Algo aún poco habitual en el ámbito de la robótica, donde suelen predominar los chicos o los equipos mixtos con liderazgo masculino. Ellas lo tienen claro: “Tal vez ya te has dado cuenta... pero somos todas chicas. Y nos gustaría enseñar al mundo que las chicas también hacen robótica y tecnología trabajo”, dicen. Lo notaron especialmente en la fase nacional: “En muchos equipos los chicos llevaban el robot. Nosotras lo hicimos todo: programar, construir, investigar, presentar.” Mientras otros grupos solo pueden enviar a una chica a la final internacional, ellas viajan juntas, como equipo.

Un proyecto, una comunidad

El trabajo en equipo es clave. Muchas de ellas no se conocían al empezar, pero aprendieron a reconocer los talentos de cada una. Balcells lo resume así: “La robótica no es solo programar: es construir una comunidad.”

Con T-Bubble bajo el brazo, una maleta llena de ilusión y la certeza de que ser “solo un cole” no las limita, sino que las impulsa, estas siete chicas se preparan para dejar huella en Ciudad del Cabo. “Seremos ingenieras. Y queremos que se vea que las chicas también estamos aquí.”