PERFIL DE UN DEPORTISTA DE ÉLITE

Óscar Salguero, el orgullo paralímpico de Sabadell

Óscar Salguero, nadador paralímpico, en el Club Natació Sabadell.

Óscar Salguero, nadador paralímpico, en el Club Natació Sabadell. / ANNA MAS

Àlex Rebollo

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Río 2016. Óscar Salguero es el último nadador en entrar en la piscina olímpica. Parte como favorito para la prueba de 100 metros braza S8. Los 8 nadadores se colocan en sus respectivos trampolines. Toda la presión a su espalda. Un segundo. ¡Pip! Desde el inicio de la prueba, Óscar se pone en cabeza. 100 metros de brazadas después, se detiene, sonríe, deja que su cuerpo se hunda en el agua; con apenas 18 años, ha ganado el oro en los Juegos Paralímpicos (JJPP).

Casi tres años después, Óscar acaba de participar 28º 'Trofeu de Natació Ciutat de Mataró' en la categoría de 200 m braza. Se trata de una competición del Circuit Català de Trofeus, a cargo de la Federació Catalana de Natació (FCN), donde ha competido contra nadadores sin discapacidad. Terminó la prueba el decimoséptimo, de un total de 48 participantes inscritos, con un tiempo de 2 minutos, 32 segundos y 88 centésimas. Tras medirse contra los mejores de Catalunya, Óscar encara ya el Mundial de Natación Paralímpica, que se disputará en Londres entre el 9 y el 15 de septiembre.

-¿Cómo te ha ido el examen?- le pregunta Oriol, responsable de prensa del Club Natació Sabadell (CNS).

-Bien, ahora ya sé que tengo todas las asignaturas aprobadas- responde Óscar, recién llegado de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), donde estudia Medicina.

En este emblemático y laureado club deportivo de Sabadell fue donde Óscar empezó a familiarizarse con la natación. Con tan solo 2 años, su madre lo apuntó a unos cursillos por recomendación del médico, a causa de su discapacidad en el brazo derecho. Durante la infancia practicó otros deportes: fútbol, atletismo o kárate, aunque a los 10 años retomó el camino que de pequeño inició en el deporte acuático.

El ‘deporte rey’ de los atletas paralímpicos

Óscar trató en primer lugar de entrar en el equipo de waterpolo del CNS, donde jugaban algunos de sus amigos. Hizo las pruebas, pero en el equipo nunca habían tenido a alguien con discapacidad. "Me dijeron que no me podían coger. Eso me desanimó un tiempo", comenta el nadador con cierta resignación.

Terminó decantándose por la natación, el ‘deporte rey’ de los atletas paralímpicos. En las 22 ediciones en que España ha participado en los JJPP ha sumado un total de 694 metales, de los cuales 338 han sido medallas logradas en natación. Como en el caso de Óscar, la actividad acuática se recomienda a niños con algún tipo de invalidez física, hecho que aumenta el número de deportistas con discapacidad, lo que facilita a su vez la aparición de competidores de élite.

Más allá de la natación, los orígenes del deporte de personas con discapacidad se deben al fomento de la actividad física como terapia para niños sin hogar, que, en muchas ocasiones, habían padecido poliomielitis, una enfermedad infecciosa que afecta al sistema nervioso. Juan Palau, responsable del complejo asistencial Hogares Mundet (Barcelona), fue el responsable a principios de los años 60 de celebrar competiciones de natación o atletismo para personas con discapacidad con la intención de ayudarles a desarrollarse, cuando incluso quedaba lejos pensar en la profesionalización del gremio.

Exigencia de un deportista de élite y un estudiante de medicina

Heredero de la filosofía de Juan Palau, Óscar Salguero reconoce en la intención de auxiliar a otros uno de los motivos que le impulsaron a estudiar Medicina. "Cuando tienes una discapacidad, la gente se ofrece para ayudarte en todo, pero cuando naces con ella, te adaptas, y no porque tengas una discapacidad como la mía necesitas ayuda. También eres capaz de ayudar a los demás y demostrar así que te puedes valer por ti mismo", señala Óscar.

Aunque puede vivir del deporte, actualmente Salguero ni se plantea abandonar Medicina. De hecho, es común que atletas paralímpicos o de otros deportes minoritarios ejerzan algún trabajo o cursen estudios alternativos. Entre los otros tres nadadores paralímpicos que entrenan junto con Óscar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat hay un fisioterapeuta, una estudiante de fisioterapia y una estudiante de dirección de cocina.

Aunque estos deportistas estudian pensando qué harán una vez llegue el fin de su carrera, hasta entonces pueden vivir de la natación. Años atrás, la tecnificación del deporte era mucho más precaria y no fue hasta el 2005, con la llegada del Plan de Apoyo al Deporte Objetivo Paralímpico (ADOP), que los atletas empezaron a profesionalizarse con becas y programas de preparación deportiva similares a los de los deportistas olímpicos.

Aquellas ayudas surgidas a principios de siglo son las bases de la beca con la que llegó al CAR, justo después de los Juegos de Río. Hasta entonces entrenaba en el Club Natació Sabadell, un cambio que no fue fruto de una decisión súbita. Cuando estaba en el CNS, trabajaba con un grupo de otras quince personas sin discapacidad y "en ese momento, sentía que no pertenecía a ese grupo", afirma, por lo que buscó algo más adaptado a sus necesidades. Aun así, sigue representando al Club Natació Sabadell -del que es una de las imágenes principales-; club que le vio dar sus primeras brazadas y le llevó a la cima olímpica.

"¿Qué más debo hacer para ser elegido mejor deportista de Sabadell?", se pregunta

Desde entonces, los entrenamientos en el CAR han mantenido el progreso meteórico de Óscar que, con 21 años, ya acumula varios récords de España y, a su vez, ha logrado el oro en los 100 m braza en el Mundial de México y en el Europeo de Dubín. Tres oros en menos de tres años, una hazaña que suma valor al haber cursado con éxito, entre metal y metal, dos cursos de Medicina; hecho que también deja poco margen para la vida social.

Su entorno destaca su autoexigencia. "Nunca dice 'no puedo'", explica su entrenador, Jaume Marcé. Es perfeccionista, quiere ser el mejor, lo ha ganado todo, pero busca más. Su principal objetivo ahora es lograr el récord del mundo en los 100 m braza, título que ostenta un nadador ruso al que Óscar tiene entre ceja y ceja desde hace meses y con el que competirá en el próximo Mundial.

“¿Qué más debo hacer para ser elegido mejor deportista de la ciudad?”

Lo ha ganado todo, pero no se siente reconocido, lo que ataca a su orgullo. Este año decidió no presentarse a la 'Festa de l’Esport de Sabadell' pese a haber sido invitado. En 2017, quedó tercero en la votación del jurado de la 'Festa', cuando acudió como ganador del oro en Río; en 2018 volvió a quedar tercero, después de haber sido campeón mundial; en 2019 le invitaron tras ganar el oro en el europeo, pero declinó la invitación. "¿Qué más debo hacer para ser elegido mejor deportista de la ciudad?", se preguntó Óscar tras la gala del 2018.

Cree que si se lo daban este año hubiera sido "por pena", algo que no quiere y que, "si no hubiese sido paralímpico", le hubieran dado el premio tras el primer puesto que obtuvo en Brasil.

Más allá de su caso particular, Óscar apuesta con firmeza por la equiparación entre deportistas con y sin discapacidad. Por ello, este año participó en el 28º 'Trofeu de Natació Ciutat de Mataró' contra nadadores sin discapacidad, una experiencia que ya probó en categoría junior y a la que ahora ha decidido enfrentarse de nuevo como adulto.

Aunque, según publicó EFE, España es “el segundo país del mundo con mayor reconocimiento del deporte paralímpico” por detrás de Japón, Óscar Salguero no se conforma y exige que comités y prensa se interesen más por este deporte. Salguero apenas mira a los ojos, pero cuando se le saca el tema frunce el ceño, se yergue y le mira a uno directamente. Para él "no hay ninguna diferencia", y por ello acude al campeonato catalán, "para mostrar que no es menos, sino uno más". 

Más allá de la normalización

Según el ‘Libro blanco del deporte de personas con discapacidad en España’, 25.000 periodistas de alrededor del mundo cubrieron los últimos Juegos Olímpicos, por el contrario, tan solo 2.200 hicieron lo propio con los paralímpicos.

En su costado izquierdo Salguero lleva dibujadas tres lunas menguantes: una roja, otra azul y otra verde. Es el logo del Comité Paralímpico Internacional (IPC, en sus siglas en inglés); los ‘Agitos’, del latín “me muevo”, que simbolizan el lema de comité: “espíritu en movimiento”. En parte, las lleva a modo de protesta. Quiere tatuarse los aros olímpicos, pero si lo hiciera le obligarían a tapárselos porque olímpicos y paralímpicos pertenecen a organismos independientes -lo mismo pasaría a la inversa-.

Nadar con deportistas sin discapacidad le hace subir una marcha, explica Salguero

No entiende por qué ambas competiciones deben ir por separado, o por qué deben celebrarse siempre antes las Olimpiadas que las Paralimpiadas. Lo mismo ocurre con el Mundial, mientras que el camponato del mundo de natación se está celebrando este mes de julio en Gwangju (Corea del Sur), el de natación paralímpica no llegará hasta septiembre.

Desde el Comité Paralímpico Español explican que un evento conjunto entre Juegos Olímpicos y Paralímpicos sería de unas dimensiones enormes, lo que implicaría muchas dificultades organizativas. No obstante, reconocen en Óscar "un ejemplo" de deportista paralímpico, además de por ser el paradigma de la renovación generacional de los deportistas en España, también como muestra del camino hacia la normalización e integración.

A día de hoy, es difícil imaginar la consecución de los escenarios que plantea, pero en España ya se han dado pasos para favorecer la inclusión de deportistas con discapacidad, aunque sea en categorías infantiles. En 2018, en los campeonatos de España de edad escolar, en natación se introdujo una prueba de relevos que incluía nadadores con y sin discapacidad en cada equipo.

Óscar, que en una competición catalana de nadadores discapacitados nada prácticamente solo, afirma que al competir con nadadores sin discapacidad es donde logra encontrar una mayor motivación, una marcha extra para nadar más rápido, más lejos.

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