PRESIONES A UNA EXALTO CARGO

Condenan al Ayuntamiento de Sabadell por acosar a una trabajadora que se negó a cambiar un informe

Maties Serracant, alcalde de Sabadell, en una imagen de archivo.

Maties Serracant, alcalde de Sabadell, en una imagen de archivo. / periodico

EFE

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Un juez ha condenado al Ayuntamiento de Sabadell a indemnizar con 25.000 euros a una exalto cargo de Urbanismo por someterla a acoso laboral y a “presiones” sociales propiciadas por el alcalde, Maties Serracant, de la Crida per Sabadell, tras oponerse a ceder un edificio a una entidad del municipio cuando era teniente de alcalde de Urbanismo.

En su sentencia, a la que ha tenido acceso Efeel juzgado de lo social número 2 de Sabadell estima la demanda presentada por la funcionaria María Teresa Morao, que fue cesada en noviembre de 2015 como jefa del servicio de Planificación Urbanística del Ayuntamiento, al entender probado que sufrió “conductas de acoso laboral”.

Según la sentencia, Morao, que ostentaba desde 2011 el cargo de jefa de servicio de Planificación Urbanística del Ayuntamiento, fue consultada por el actual alcalde y exconcejal de Urbanismo Maties Serracant por las condiciones urbanísticas de la nave Can Balsach, con el fin de cederla a la asociación Casal Independentista i Popular El Tallaret de la Creu Alta.

En opinión del juez, la exalto cargo municipal fue “ridiculizada" y "degradada" en sus condiciones de trabajo por parte del consistorio, así como objeto de críticas, manifestaciones, caceroladas y actos vandálicos por parte de movimientos sociales y políticos “próximos al partido del actual alcalde”.

El equipamiento se cedió pese haber dos informes negativos

Tras dos informes negativos de arquitectos municipales del consistorio, Morao emitió en octubre de 2015 un dictamen en el que advertía de que el uso dominante de Can Balsach era deportivo, hecho que no impidió que finalmente se cediera el equipamiento a El Tallaret, aunque el informe diera a entender que las actividades asociativas no tenían cabida en el espacio.

Días después, añade el juez, la funcionaria fue citada a una reunión con responsables de Urbanismo del consistorio, en la que la jefa de este área se mostró disconforme con el informe, trató de convencerla de que lo cambiara y lo leyó en voz alta “haciendo mofa del mismo e intentando ridiculizarla”.

El mes siguiente, la demandante fue destituida como responsable de Planificación Urbanística y fue adscrita al servicio de obras como técnica superior arquitecta sin dirección de obras. Paralelamente, la formación Crida per Sabadell, a la que pertenece el equipo de gobierno, pidió que se imputara a la denunciante por tráfico de influencias, junto a exconcejales de Sabadell y Polinyà, por tolerar unas obras ilegales, en una causa que fue archivada.

Morao, a su vez, interpuso una denuncia por tráfico de influencias contra Serracanty responsables del área de Urbanismo, que también ha sido archivada provisionalmente, a raíz de la cesión de Can Balsach.

En 2017, mientras estaba de baja, la demandante recibió una llamada del Ayuntamiento en la que se le advertía de que se le había abierto un expediente reservado por Can Balsach, al tiempo que el consistorio archivaba la denuncia que la funcionaria presentó por acoso laboral.

De baja por depresión desde 2016

La exalto cargo cursó baja médica por depresión y ansiedad en marzo de 2016, de la que empeoró en diciembre de 2018 por su regreso al trabajo, tras lo que sufrió una recaída en marzo de 2019 vinculada al estrés laboral. La sentencia sostiene que El Tallaret convocó “caceroladas” semanales contra la denuncia que la funcionaria presentó por Can Balsach y que la mujer fue víctima de una campaña en la que se colocaron adhesivos en su portal y se publicaron panfletos que la tildaban de “corrupta”.

En consecuencia, el juez da por probado que la exalto cargo fue víctima de una situación de acoso laboral, tras negarse a modificar el informe sobre la cesión de Can Balsach, en contra del criterio de la responsable de Urbanismo, quien, según la sentencia, lesionó su “dignidad e integridad psíquica” cuando leyó su dictamen para “ridiculizarla”.

Desde ese momento, añade la sentencia, la mujer sufrió “críticas, rumores, subestimaciones, publicaciones de prensa, panfletos, manifestaciones, actos vandálicos en su domicilio, desde el entorno asociativo y político próximo al equipo de gobierno del consistorio, sin duda, propiciado desde el mismo” y el propio alcalde.

Una presión constante

“Todo ello con una intencionalidad denigratoria en la credibilidad y honorabilidad de la trabajadora”, lo que según el juez culminó con “una actuación sistemática de presión” al ser citada en relación con el expediente abierto por el consistorio. Este “último capítulo” supuso, para el juez, una “maniobra más de presión, de entre las diferentes acciones de hostigamiento hacia la actora, que afecta necesariamente a su integridad psíquica”.

Por todo ello, el fallo concluye que hubo una vulneración de los derechos a la vida y a la integridad física y moral de la exalto cargo, lo que afectó a “aspectos de su salud, dignidad, honor e intimidad personal”.

Contactado por este diario, fuentes del consistorio anuncian que no se harán declaraciones sobre el tema, más allá de un comunicado que se publicará en las próximas horas.

La respuesta del Ayuntamiento

A través de un comunicado, el Ayuntamiento de Sabadell ha anunciado que recurrirá la sentencia al Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Desde el consistorio valoran que la sentencia "reproduce el relato construido por la demandante" y que incluye hechos acontecidos en el exterior y "ajenos al entorno laboral".

En el comunicado también inciden en que "el Ayuntamiento activó el protocolo de acoso moral o psicológico en el trabajo" para seguir el caso y que, después de analizar los datos y realizar las pruebas "necesarias", se estimó que no existía tal acoso.

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