LOS ALCALDES HACEN BALANCE | SABADELL

Maties Serracant: "La alargada sombra del 'Mercuri' afecta a la confianza en los políticos de Sabadell"

Entrevista a Maties Serracant, alcalde de Sabadell.

Entrevista a Maties Serracant, alcalde de Sabadell. / POL ALFAGEME Y MANUEL ARENAS (VÍDEO); ANNA MAS (FOTO)

Joan Salicrú / Manuel Arenas

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Maties Serracant (Sabadell, 1976) fue el candidato de Crida per Sabadell -suma de la Entesa per Sabadell heredera del alcalde Farrés y la Candidatura d'Unitat Popular (CUP), además del Moviment Popular de Sabadell- en las elecciones de mayo del 2015, que dibujaron una situación inédita en la cocapital vallesana: aunque el PSC quedó primero con cinco concejales, la suma de la Crida, ERC, Unitat pel Canvi y Guanyem Sabadell permitió el primer Gobierno sin el PSC desde 1999, cuando Manuel Bustos relevó al carismático Antoni Farrés. La alcaldía se la repartieron Juli Fernàndez (ERC) hasta julio del 2017, y, posteriormente, hasta final del mandato, Serracant, quien recientemente se ha acogido a su derecho a no declarar tras ser imputado por ceder espacios municipales para el 1-O. “Votar no es ningún delito”, reivindica el edil independentista.


Pregunta (P). Comencemos por un hecho reciente: el sobreseimiento de su caso

Respuesta (R). En todo momento pensábamos que no prosperaría. Sabíamos que entrar en un Gobierno y poner nuestro programa político sobre la mesa podía comportar ese tipo de riesgos, aunque este no lo habíamos previsto. Ya habíamos tenido una actitud beligerante sobre algunas de las actuaciones que están siendo investigadas en el ‘Caso Mercuri’, y sabíamos que, como hace la empresa Smatsa, por ejemplo, o como hizo el PSC en el marco de Cal Balsach, ellos podrían también buscar todos los recursos para parar nuestra beligerancia en la lucha contra la corrupción.

Sin duda fue un impacto, porque parecía que nos estuvieran acusando de corrupción y que salpicándonos podía alterar nuestra voluntad. Y no la alteró, pero sí tomamos esa primera decisión de estar 6 meses apartados de las responsabilidades. Al final, creímos que lo mejor era no caer en su trampa de parar nuestra capacidad de Gobierno y por eso nos reincorporamos. El sobreseimiento no fue más que la constatación de que aquello no tenía ninguna viabilidad ni recorrido.

P. En 2015 se abrió nueva etapa política en Sabadell: tras cuatro mandatos del PSC, asumía el Gobierno un conglomerado de cuatro formaciones. ¿Hasta qué punto ha estresado a la ciudad este cambio?

R. Yo creo que se ha acabado normalizando: esta es la riqueza de la ciudad. Pensar que esto va de gobiernos monocolores… no. Esta ciudad es plural, claramente de izquierdas, y lo que hemos aprendido es a gestionar el día a día teniendo en cuenta esta diversidad. Debemos estar orgullosos de ello y aprender a trabajar de manera que, por ejemplo, los cargos electos no se perpetúen. Las administraciones y organizaciones políticas también han de aprender a gestionar esta diversidad y la necesidad de buscar el consenso, quizá no con una jerarquía tan clara como había. 

No solo somos cuatro fuerzas, sino que seguramente son más las que están representadas en el Gobierno a través de un liderazgo compartido. Antes, un alcalde mandaba y todo el mundo iba a remolque de lo que él decía, ahora no; ahora el alcalde debe compartir su responsabilidad con los tenientes de alcalde y el resto del Gobierno. Más esfuerzo, pero también más proximidad a la realidad social de la ciudad.

"La oscura etapa del 'Mercuri' de Bustos y el PSC... eso sí que ha menguado nuestra capacidad de gobernar"

Maties Serracant

— Alcalde de Sabadell

P. ¿Y, al hilo de esto, hasta qué punto ha sido un mandato operativo en términos de decisiones relevantes con este conglomerado de 4 grupos municipales?

R. Lo que ha menguado la capacidad operativa no ha sido la complejidad del Gobierno, sino la carencia de una administración acostumbrada a ser creativa, a generar proyectos… porque no había proyectos en esta ciudad. Todo el rédito negativo de esta larga y oscura etapa del 'Mercuri' del alcalde Bustos y del PSC... eso sí que ha menguado nuestra capacidad de gobernar. Era una administración anticuada, acostumbrada a moverse a base de actitudes de poco recorrido, a no planificar, a no evaluar… aquí no se hacían memorias, nadie daba cuenta de las cosas. Hemos tenido de poner las bases de muchas cosas: reestructurar la administración, volver a generar confianza…

Generar proyectos y nuevas alianzas con la ciudadanía también ha sido un reto. Todo esto sumado a la complejidad del Gobierno; nadie dice que no sea complejo gestionar un Gobierno… no es fácil, pero es la realidad y hemos tenido que aprender. De todos modos, todo lo que se ha hecho nos pone a las puertas de una etapa que será mucho más productiva, porque ahora sí que hemos hecho el trabajo de base. Por ejemplo, hemos analizado contratos que no se analizaban y fiscalizarlos para garantizar que se cumplieran. Y para poder hacerlo hemos tenido que generar más de un centenar de puestos de trabajo.

Hay que recordar que entramos aquí a la sombra del 'Caso Mercuri'. Y todavía estamos con muchas piezas de la investigación pendientes. Toda esta sombra es muy alargada y afecta a la capacidad de la gente de confiar en los responsables políticos. Tenemos que explicarnos mucho: por qué se ha hecho esto, por qué no, por qué se está haciendo ahora… es una ciudad de más de 210.000 habitantes, la gente es consciente de por dónde ha pasado la ciudad y debemos saberlo explicar.

P. ¿A nivel de ciudad, si tuviera que citar tres, cuáles son los grandes cambios de Sabadell en estos últimos 4 años?

R. Hay cambios físicos. Nos encontramos una ciudad que todavía estaba digiriendo las obras de los Ferrocarrils, que han generado una nueva ciudad desde el punto de vista de la movilidad: tener una estación en el norte de la ciudad le da mucha más accesibilidad. Además, hemos conseguido una cosa impensable: el soterramiento de Ferrocarrils en el sector de Gràcia Can Feu. Próximamente abriremos el Passeig de Can Feu, que hasta ahora era una barrera y había dos barrios aislados. Esto, en cuanto acceso a la ciudad, será un cambio espectacular.

Otro gran tema, La Bassa: es un equipamiento de ciudad y de comarca que se estaba hundiendo y hemos tenido que hacerla casi de nuevo. Lo hemos conseguido materializar con el apoyo de la Diputació. Y muros que se caían en Torreromeu… hemos tenido que tapar agujeros aquí y allá y a su vez hacer cosas grandes. También hay un proyecto de transformación de la institución al cual nos hemos dedicado mucho: la administración electrónica. Y luego hay un proyecto de ciudad, el Parc del Nord, que estaba paralizado y que ahora hemos encargado su proyecto a partir de un concurso de ideas. Son proyectos a 10-15 años vista.

P. Cuando va por la calle y le para un vecino, ¿cuáles son las quejas más comunes que le transmite?

R. La gente habla mucho de lo que le es más cercano: la calle, el espacio público. Hay mucha reivindicación, yo diría que cada vez menos, del tema de las aceras. Es que antes de nosotros no había mantenimiento. ¡No había mantenimiento! Partidas de 60-80.000 euros… las hemos pasado a 100.000, 200.000, 500.000 o un millón. Hemos ido creciendo mucho en partidas para mejorar el espacio público, cosa vinculada con la fiscalización y el control del mayor contrato que tiene el Ayuntamiento, que es el de limpieza y recogida de residuos. 

P. Vinculado a esa "fiscalización" que comenta: ¿cuál es ahora la foto de los servicios básicos de Sabadell (agua, luz, limpieza) y cuál es la que le gustaría ver en cuatro años?

R. Pagamos cada mes a unas empresas para que hagan unos servicios, pero para poder pagar tenemos que fiscalizar, controlar que el trabajo se esté haciendo bien. Por ejemplo, en residuos y limpieza no había personas dedicadas a hacer seguimiento. Entonces, ¿cómo es que estábamos pagando? Aquí el primer reto: tener recursos para asegurar el cumplimiento de los contratos. A ver, es que son ¡más de 20 millones de euros! De 200 millones de euros de presupuesto, 20 se dedican a limpieza y recogida de residuos. ¡Es mucho dinero!

El contrato de limpieza viaria está siendo investigado en la causa del 'Mercuri' por corrupción, y eso nos ha comportado este grado de fiscalización. Esta voluntad de control al milímetro nos ha llevado a políticos y técnicos a tener una querella: se nos acusa de querer acabar con la empresa. Y nosotros, por dejarlo claro, no queremos acabar con la empresa, más allá de lo que diga el 'Mercuri' sobre la corrupción. Lo que queremos es que se haga el trabajo y que el dinero llegue adonde debe llegar. Una situación como esta comporta el riesgo de que la empresa incluso llegue a poner una querella y una denuncia civil. Pero, evidentemente, no dejaremos de hacerlo porque la empresa agote todas las posibilidades, al contrario. Nos hace perseverar en nuestro papel: lograr que el dinero público sirva para que la ciudadanía tenga los servicios que debe tener.

¿Cómo debería prestarse este servicio en el futuro? Nosotros, La Crida per Sabadell, creemos que la municipalización, o sea que el servicio sea público, es una garantía de cumplimiento del servicio y del buen uso de los recursos públicos. Y para eso trabajaremos, más allá de que obviamente esto no se hace de un día para otro; esto tiene un procedimiento en que se debe demostrar que la mejor forma de proveer un servicio es o una u otra. Y eso se deberá hacer en su momento. Ahora lo que tenemos entre manos es que la gente pueda disfrutar de un espacio público limpio y que el dinero público se gaste de la forma adecuada.

"¿Cómo es que pagábamos el servicio de limpieza si nadie hacía seguimiento?"

Maties Serracant

— Alcalde de Sabadell

P. Ya que hablamos de Smatsa, ¿en qué momento actual está la negociación con la empresa y por qué finalmente no se produjo la “intervención

R. Anunciamos la intervención porque efectivamente iniciamos el procedimiento para hacerla, ya que la empresa llevó al Departament de Treball un ERO. Y nosotros estábamos convencidos de que, si había un ERO de 40 personas, el servicio todavía se haría peor. Por lo tanto teníamos los elementos suficientes en aquel momento para decir: “Si la empresa echa a 40 personas de una plantilla de 400, y el servicio hoy no se está haciendo de forma adecuada, nosotros deberemos intervenir para garantizar la prestación del servicio”. En el momento en que la empresa dijo que retiraba el ERO, nosotros ya no teníamos motivo para la intervención. 

Ahora estamos en una ronda de encuentros con la empresa para mirar si podemos encargarle otras tareas que en estos momentos no están dentro del contrato, que podrían provocar mejoras en la prestación del servicio para la ciudadanía; por ejemplo, que en determinados barrios pasen no 2 días a la semana sino 3. En eso estamos ahora, más allá de que hay liquidaciones de los años anteriores que están todavía en sede judicial porque la empresa ha presentado numerosos contenciosos, además del penal y el civil. Está en su derecho. Estamos al amparo de un sistema judicial que garantiza los derechos de la empresa y nosotros hemos de defender el derecho público, el derecho de la Administración, de la ciudadanía. 

P. Es decir, que dentro del conflicto están en la búsqueda de micromedidas para poder llegar a ciertos acuerdos e ir disolviendo la conflictividad.

R. Sí, la conflictividad de base está y el tema se encuentra en los tribunales. Pero mientras está en los tribunales, nosotros debemos garantizar que cada vez que pagamos, paguemos de forma adecuada… sin prevaricar, porque la empresa al final quería que prevaricásemos y nosotros dijimos que no. Mientras el tribunal decide, la empresa dice “hombre, ¿y si me contratas más servicios?”. Y yo digo: "Si cumples los servicios que te hemos encargado, te puedo encargar más. Porque dinero... yo puedo tener. Pero no puedo encargarte nuevos servicios si antes no haces lo que tocan". Por tanto, estamos aquí: en el ‘mientras tanto’. 

También miramos que no haya afectación sobre la plantilla… este también es un elemento clave. En ese ‘mientras tanto’ nos tenemos que entender, y creo que nos estamos entendiendo y podemos llegar a acuerdos. Eso sí, el acuerdo pasó por una ampliación de su querella hacia el alcalde y un regidor: decidieron unilateralmente ampliar la querella. Pues vale, vamos por esa vía. Ahora, el interés público por delante de todo.

P. Teniendo en cuenta esa complejidad de la gestión municipal, ¿ha variado su opinión sobre la gestión directa de servicios?

R. No hay nada que haya variado sobre eso, lo que sí puede haber cambiado es cómo llegamos a ese horizonte. Primero, por la dificultad de los procedimientos: hace falta crear una empresa pública, es decir, el procedimiento es mucho más lento. Después, debemos convencer a la gente.

Algunas de las cosas que han pasado estos años dan más base a este objetivo. ¿Veis cómo de difícil es gestionar un servicio privado? ¿Veis cuál es la tendencia natural de un servicio privado en manos de grandes compañías? Evidentemente, no todo el mundo que está en una empresa privada es corrupto, no es que pongamos a todos en el mismo saco. Ahora, también es cierto que no presupone que la empresa pública funcione perfectamente: es diferente Renfe que Ferrocarrils. Pero hay empresas públicas que funcionan y debemos basarnos en eso. Hace falta demostrar que la gestión pública es la mejor manera de proveer servicios. 

P. Igual que Terrassa ha creado Taigua, ¿ustedes podrían crear T-Sabadell, por ejemplo?

R. Hay que ser conscientes de que tenemos un contrato a muy largo plazo con la empresa de agua. Tenemos que ver cómo gestionamos retos como que nadie se quede sin suministro de agua con el hecho de que tenemos un contrato con la empresa que nos vincula por decenios.

P. ¿Se plantean municipalizar otros servicios a parte del agua?

R. Durante este mandato lo hemos hecho con la grúa y la zona azul, en este caso incorporándola a la empresa municipal Vimusa. Han sido dos experiencias exitosas, aunque se haya generado alguna controversia, y por lo tanto iríamos enfocándonos hacia esto, sabiendo cuál es el tiempo y cuáles son las normas en cada caso, siempre en el cumplimento de la legalidad. 

"Sabadell tiene que contar con el apoyo de Terrassa para cualquier reforma administrativa estratégica"

Maties Serracant

— Alcalde de Sabadell

P. A finales del año pasado, usted planteó la creación de un área metropolitana del Vallès. En la presentación ni se mencionó a Terrassa, socio, a priori, indispensable. ¿Es posible llevar adelante este proyecto sin contar con el apoyo de la otra gran ciudad vallensana? El alcalde Alfredo Vega nos dijo hace poco que no estaba muy por la labor...

R. Tenemos que contar con el apoyo de Terrassa para cualquier reforma administrativa estratégica. Por eso hemos tenido conversaciones con el alcalde, para encontrar puntos de acuerdo. También entendemos que es una decisión estratégica que hay que madurar.  Estamos seguros de que Terrassa está de parte de esta reivindicación genéricamente; encontraremos la manera de encajar su visión. El discurso general es compartido por todos: dimensión empresarial, económica, social, de servicios públicos, de medio natural, de cultura, de formación... Los límites de nuestra ciudad no son ideales para la proyección de este territorio en Europa: somos una de las concentraciones industriales más grandes de Europa. Y en algunos ámbitos estratégicos somos líderes. 

Si nos miramos en un ámbito barcelonés, sumamos. Pero no nos disolvemos. Porque disolvernos, pensando que somos Barcelona... A ver, sí que somos Barcelona para alguien que vive en la otra punta de Europa, pero Barcelona también tiene que ser consciente de que necesitamos un organismo propio de liderazgo comarcal para sacar la potencialidad de este territorio. No es que pensemos que podemos hacerlo sin Terrassa; creemos que necesitamos Terrassa, es obvio, pero también pensamos que Terrassa está al lado de esta reivindicación y lo que falta es profundizar en cómo se materializa.

P. Quizá las discrepancias aparecen al contraponer al Área Metropolitana de Barcelona (AMB) con otra entidad parecida del Vallés, ¿no?

R. Sí... el AMB tiene un problema de definición de sus límites. En el momento en que salta de los límites de Collserola, quizá entra en contradicción con la dimensión real que tiene la región. Una cosa es la región, otra es el área, y lo que no puede ser es que los autobuses, la gestión del agua, la gestión de residuos... todo eso llegue a Barberà y no llegue a Sabadell.

Todo esto tenemos que pasarlo a discutir desde dentro y entrar en un acuerdo con el AMB para ver qué pasa a ser Vallès y qué puede ser región. Cuando Rubí dice “yo me voy al AMB”, dices... bueno, paremos un momento, pensemos bien y tomemos decisiones acertadas. Aquí hay una AP-7, una vía histórica de conexión, que dibuja un territorio, el Vallès, y una identidad, una morfología territorial que desde la geografía es muy fácil de leer.

P. Hablando de relaciones entre administraciones, ¿cómo ha funcionado la interlocución con la Generalitat?

R. Yo entro como alcalde en julio del 2017; sin duda septiembre, octubre, noviembre, diciembre... es una situación excepcional a nivel democrático. No entraré yo a criticar al Govern de la Generalitat. Después vino el 155… aun así, estos últimos meses la relación ha vuelto a ser un poco más fluida, pero ha costado, sin duda, porque los consellers no están, están en prisión o en el exilio. Los que había cuando yo entré, los que tendrían que estar, no están. Y de esto nos tenemos que acordar.

El Gobierno local ha exigido a la Generalitat toda una serie de deudas pendientes que tenía con la ciudad. Hemos conseguido el soterramiento, que no estaba previsto. Tenemos acuerdos históricamente pendientes con los equipamientos. En el barrio de Can Llong faltaba un instituto, una escuela, un CAP… y nos hemos puesto manos a la obra. 

Hemos sido corresponsables, algunos dicen que excesivamente, de pagar unas urgencias al Taulí de cuatro millones de euros que no estaban previstas y que nosotros decidimos pagar porque teníamos el dinero, y creemos que es muy importante para Sabadell y para la comarca. ¿Los cuatro millones que hemos puesto la Generalitat los debería haber puesto? Sí. ¿La Generalitat debería haber hecho la residencia del sur? Sí. Y nosotros le pedimos y exigimos que lo haga. Pero está en un contexto de limitación de su gasto por culpa del Estado que nosotros conocemos.

P. ¿Y con el Gobierno del Estado? 

R. Hemos ido a Madrid a pedir fondos europeos y hemos conseguido un fondo muy importante, vinculado a una estrategia de desarrollo urbano sostenible: 18 millones, 9 de ellos de aportación europea. Eso sí, cuando el señor Millo vino a inaugurar la mejora de accesibilidad en la estación de Renfe, aunque fuera una demanda histórica, no fuimos. Con un gobierno que encarcela, que el fiscal general pide las penas que pide... no tenemos interlocución. La mínima necesaria. Diálogo, el mínimo necesario para no afectar a los intereses de la ciudad, pero con una beligerancia clarísima por lo que supone la falta de respeto a la democracia.

P. Hablemos de los presos por los hechos del Procés

R. Te quedas un poco tocado por su capacidad de estar tan fuertes. Por la firmeza en sus convicciones o por sus análisis de cuál es el futuro del país y de lo que deberían hacer los políticos. Por lo tanto, provocan muchas reflexiones y estás muchos días pensando en eso que te dijo Carme o Jordi. Es muy extraño entrar a un sitio para ver a una persona que está encerrada. También es una aproximación a las prisiones, sitios a los que normalmente no entramos. Sobre esto Jordi me habló mucho. Ha pensado mucho sobre cómo deberían ser las prisiones. Dicen que aquí hay un trato mucho más digno que allí.

P. El pasado mes de diciembre, su Gobierno celebraró la condena al exalcalde Bustos

R. Hay gente que se presenta y ha estado en el Gobierno de Bustos y por lo tanto estará presente, aunque cada vez menos. Tenemos que empezar a pasar página en positivo. Que ya no podemos dejar que eso sea el centro, digamos, de los problemas. Por necesidad. La sombra es alargada. Y la lucha contra la corrupción debe ser una causa constante. Estamos aquí para evitar que haya gente que, por ejemplo, se pague la cena de campaña con dinero de una empresa concesionaria. 

Cuando hablábamos de que es muy goloso lo de la empresa privada y sus acuerdos con la Administración... es tan goloso que ha marcado la política de esta ciudad y de otras ciudades y del país en algunos momentos determinados. Hay mucho dinero y por lo tanto tenemos que tener mecanismos de control. Hemos hecho un esfuerzo con esto. Con las auditorías, con el Código Ético. Y esto tiene que estar, tiene que formar parte del ADN de cualquier persona que quiera formar parte de la Administración. Tenemos que dotarnos de mecanismos de control continuos. 

'El minuto indiscreto' de Maties Serracant, alcalde de Sabadell.

'El minuto indiscreto' de Maties Serracant, alcalde de Sabadell. / POL ALFAGEME

P. En los últimos cuatro mandatos, los sabadellenses apoyaron mayoritariamente al PSC. ¿Usted repetiría la fórmula de este mandato?

R. Aún no sabemos qué grupos de izquierda se presentarán; nosotros creemos en un gobierno de izquierdas de transformación para esta ciudad. Y creemos que somos garantía de ello. Hacemos una valoración positiva de la tarea que hemos hecho en el municipio, pero también sabemos que hay riesgos en el mantenimiento de este Gobierno.

La obra de este Gobierno no se ha acabado: tenemos más ilusiones que nunca. Es verdad que entramos en un periodo electoral en que difícilmente podremos explicar algunas cosas. Pero tenemos muchos proyectos en marcha que empezarán ahora y se ejecutarán en los próximos 6, 7, 8 meses y que son capitales. Confiamos en nuestra capacidad de explicar lo que hemos hecho y de tener el apoyo de nuestra ciudadanía para seguir haciéndolo. La gente ha sido muy crítica porque nuestro electorado es muy crítico, porque también habíamos generado unas expectativas muy altas. Tenemos que ilusionar con un proyecto a 8-10 años vista. 

Hemos estado poniendo las bases: el plan de movilidad, el plan del suelo no urbanizable, el plan de vivienda, el plan de éxito educativo, el plan estratégico de acción social... hemos hecho un montón de planificación estratégica. Yo vengo de este ámbito profesional, de planificar; si no planificas, no puedes ejecutar las cosas de forma adecuada.

P. De cara a las municipales, ¿qué le da más miedo: el PSC o el auge de VOX?

R. Obviamente, todos observamos este auge de la extrema derecha, pero no debe darnos miedo. El miedo nos anula. Debemos saber cuáles son los retos que tenemos: el reto es convencer a todo el mundo. Convencer a aquel que mira desde el miedo al 'okupa' y decirle: “Esta persona que ha 'okupado' es porque no tiene otra opción". Vamos a ver cómo podemos encontrar soluciones a los problemas que tenemos, no actuando desde el miedo al otro, a la diferencia, sino llegando a la gente que quizá en algún momento puede creer.

Esta ciudad tiene muchos problemas. Aún hay gente que va al 'Rebost Solidari'; gente recién llegada que aún no ha encontrado un cojín en que asentarse. Y mucha gente que trabaja pero que no llega a final de mes. Aún hay mucha gente que no tiene un techo digno, que tiene problemas con los suministros.

A la gente le preocupa todo esto. Claro que hay gente que 'okupa' por delinquir y no respeta las condiciones mínimas, pero vamos a trabajar para resolver estos problemas conjuntamente. Un discurso de izquierdas, de clase a veces. No solo la Administración, también la ciudadanía... Y, por lo tanto, emplazándonos a hacer un discurso inclusivo. Tenemos que darnos cuenta de que tenemos un reto como sociedad. Y darnos cuenta de que tenemos que trabajar mucho más a pie de calle, mucho más con la gente. Y no pensar que desde los despachos se solucionan las cosas. Lo sabemos y lo sabíamos de entrada, pero debemos esforzarnos más.

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