iniciativa conjunta

Il·lusió, un queso para salvar al sector de la leche de cabra

Las cuatro queserías de la asociación Llet de Cabres Catalanes se unen para crear piezas a partir de los excedentes de granjas en apuros

Queso de cabra Il·lusió

Queso de cabra Il·lusió / periodico

ACN

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Al inicio de la crisis del coronavirus y en tan solo un mes, se llegaron a dañar 100.000 litros de leche de cabra. De la noche a la mañana, el sector sufrió un descalabro que le obligó a reaccionar con rapidez para evitar la ruina. Las cuatro queserías de la asociación Llet de Cabres Catalanes, aunque son competencia, unieron esfuerzos para crear un queso diferente a lo que hacen habitualmente, pero que tuviera salida comercial. Compartiendo conocimientos y metodologías, en tres semanas idearon el queso Il·lusió, disponible en los supermercados del grupo Bon Preu.

"Ganaderos y queseros estamos todos en el mismo barco. No podíamos permitir que los ganaderos dejaran de vender la leche", destaca Luis Mauri, presidente de la asociación.

Montbrú, Mas El Garet, Sant Gil d'Albió y Cal Quitèria

Formatges Montbrú, Mas El Garet, Sant Gil d'Albió y Cal Quitèria han decidido absorber el excedente de las granjas de leche de cabra que más estaban sufriendo raíz de la crisis sanitaria para intentar dar una salida inmediata a esta leche. Il·lusió es el nombre que han elegido para un queso tierno de corte, pensado para el consumo diario, y que se distribuye a través de una gran superficie.

En un tiempo récord han conseguido elaborar de manera conjunta un producto que esperan que tenga salida. Llet de Cabres Catalanes es una asociación de una cuarentena de granjas y cuatro queserías que nació con el objetivo de defender y potenciar el sector del caprino de leche del país, fijando un precio estable de la leche que fuera justo por el ganadero y el quesero. Con la crisis sanitaria, a raíz del cierre de los restaurantes y la parada en seco de la exportación de muchos productos, muchas queserías tuvieron que reducir la producción y, por tanto, también se frenó la demanda de leche.

Ni disminuir la producción de leche ni tirarla ni venderla directamente

Salvador Serra, ganadero de la caseta de Fermí de Moià, con unas 400 cabras y una producción de 500 litros diarios, admite que sufrió para vender la leche y no tener que tirarla. Él salió adelante, pero muchos compañeros del ramo no tuvieron la misma fortuna.

Los escenarios que se abrían con el freno de la demanda de leche no eran una solución, explicó. Por un lado, una opción era disminuir la producción de leche, lo que significaba que había que alimentar menos los animales. Esto, sin embargo, hubiera significado hacer sufrir al animal. "Son animales, y no máquinas a quien puedes desenchufar", criticó Serra. Pero tener que tirar la leche o hacer venta directa para deshacerse del excedente tampoco eran una solución viable.

Fomentar el consumo "de proximidad"

Para no depender solo de la restauración y el turismo, Serra apuesta por fomentar el consumo "de proximidad". "Antes era todo aquí, de cerca de casa, y ahora todo viene de fuera. Nos tenemos que ayudar entre nosotros y hacer país juntos", señaló.

El presidente de la asociación de Llet de Cabres Catalanes, Lluís Mauri, defiende el sector y el hecho de que ganaderos y quesos se retroalimentan y se deben "proteger". "El ganadero es la semilla y se debe cuidar al máximo", destaca Mauri. Según dijo, si no se cuida la semilla, entonces no salen frutos. "Nosotros, como transformadores, ni tampoco el consumidor, podrán disfrutar del producto", lamentó.

Queso tierno para consumo diario

La idea de unir fuerzas surgió después de ver que un quesero solo no podía salvar la situación. "Había que hacer algo en común, una iniciativa muy potente que sirve para vender toda la leche y elaborar queso". Para diferenciarse de las elaboraciones habituales de cada quesería de la asociación, pensaron en un producto "totalmente diferente" y, por ello, escogieron un queso tierno, pensado para el consumo diario.

Las cuatro queserías son competencia y nunca se habían encontrado en la situación de una colaboración conjunta. Lo que más les sorprende es que lo consiguieran en solo tres semanas. Mauri ha relatado cómo se pusieron de acuerdo para la logística, el etiquetado, como compartieron sus metodologías artesanales, conocimientos y técnicas para conseguir elaborar el queso y hacerlo llegar a una gran superficie.

La situación es "mucho mejor"

Mauri agradece la complicidad de Bon Preu porque, normalmente, para hacer un producto como este y llegar a venderlo al lineal del supermercado, "pueden pasar entre medio año y un año en condiciones normales". Otro de los queseros de la asociación, Oriol Antúnez, de Formatges Montbrú, explicó que la situación ahora mismo es "mucho mejor" y creen que nadie está lanzando leche.

Con todo, anima al consumidor a dar apoyo al sector catalán de la leche de cabra y a consumir sus productos para ayudarle a salir adelante. De momento, la previsión sobre si el queso acabará funcionando o no es "incierta", pero han empezado con producciones que rondan las 300 piezas a la semana para quesería. "Necesitamos poder vender este producto y asegurar que la rueda siga girando y no pare, porque nosotros también podamos continuar transformando la leche y haciendo buenos quesos".