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"¿Yogur con anís?" Este catador viral de Barcelona descubre mezclas imposibles con sabores ‘wow’
Es el tiktokero del estómago de hierro. Ha catado hasta Jägermeister con caldo de pollo. ¿Cerveza con Actimel? También. Prueba lo que sea que le propongan sus seguidores. “¡Pues lo catamos!”, es su grito de guerra. Tiene vídeos con 4 millones de visualizaciones
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Sergio Estévez, @locatamos en redes, con su 'top' de mezclas imposibles: anís con yogur, Nutella con ron de coco, y leche de pantera (ginebra con leche condensada). / Elisenda Pons / EPC

En este chalet hay alcohol suficiente como para limar todas las asperezas entre Junts y el PSOE. “Unas 3.500, 4.000 botellas tranquilamente”, calcula Sergio con tono rutinario. Todas “abiertas y catadas”, garantiza. A los cinco minutos ya te entran ganas de soltarle que edsh truuu mejrod armigohz. A los 15, empiezas a hablar ruso. “¿Un ron con Nutella?”. Y echa una cucharada viscosa en la coctelera con deje profesional. Remueve, huele, saborea. No pone muecas, no. Ha catado hasta Jägermeister con caldo de pollo. Tiene vídeos bien agitados con 4 millones de visualizaciones. 130 millones al año, dice sin resoplar.
Es el tiktokero del estómago de hierro. Este catador se ha hecho viral bebiendo más mezclas insólitas que en un piso de estudiantes durante toda la universidad. Prueba lo que sea que le propongan sus seguidores. “¡Pues lo catamos!”, es su grito de guerra. Y así ha ido descubriendo “mezclas imposibles” con “sabores impresionantes”.
Sergio Estévez, 44 años. Tiene el seguro médico al día. “Siempre –asiente-. Y el seguro de vida también, por si acaso”, se ríe. Hace a diario experimentos más raros que ‘El hormiguero’. “Más arriesgados, diría yo –puntualiza-. No hay fuego, pero el fuego viene luego”.

Sergio, en el estudio que ha montado en su casa de Cabrils. / Elisenda Pons / EPC
Hace apenas dos años y medio que se estrenó en redes (@locatamos) y ya acumula 220.000 seguidores en Instagram, más de 376.000 en TikTok. “Locatamers”, los llama él. Son los que le proponen las mezclas explosivas. Literal. Incluso le han pedido que pruebe cócteles con diésel, pegamento, drogas. ¿Lo que les engancha es verle sufrir? “Sí, yo creo que sí –asume Sergio-. Y también saber si realmente funciona esa idea que tienen en mente”.
El 'top' de las mezclas imposibles
Hay cosas que en el papel suenan muy bien y luego saben muy mal. También al revés. ¿Yogur con anís? “Top –garantiza-. Es como comerte la típica bolita de anís, pero más cremosa. Un 9,5 largo”. ¿Nutella con ron de coco? “¡¡¿“Whaaaat.?!! –le explota la cabeza-, Es una Nutella con superpoderes. Cacaolat para adultos. 9,6. Una mezcla muy fácil –avisa- y muy traicionera”.
Sergio cierra su ‘top’ de mezclas imposibles con un clásico legionario: leche de pantera. “Esto es gloria bendita –se ríe-. O no”. Y empieza a echar ginebra, la Larios de toda la vida, como si no hubiera un mañana: “Piensa que de una botella de ginebra salían tres cócteles”. Ahora leche condensada a chorros. Y da vueltas hasta que queda homogéneo. “Está sorprendentemente buenísimo”. Entra muy bien, sí. “Sale peor”, advierte. Un par de sorbitos harían confesar hasta a Mazón.

Leche de pantera: lingotazo de ginebra con leche condensada. / Elisenda Pons / EPC
Y tiene más mezclas insólitas con notas sorprendentes: White Label + Aquarius de melocotón rojo: 9,3. Jäger con Okey de vainilla: 8. Cacaolat con Licor 43: 8,9. ¡Cerveza y Actimel! 7,5. “Si tienes problemas de tránsito intestinal… “.
La pregunta que más le hacen: ¿pero tú de qué trabajas? “Llevo 16 años haciendo catas”, se encoge él de hombros. Lo catamos es como se llama la empresa que fundó con su mujer. Antes de catador profesional, era economista y abogado. Ahora organiza cada semana entre 5 y 12 catas. Hay marcas que lo contratan para viajar por el mundo visitando supermercados y bares. “Para comprar los caprichos que me gustan, catarlos y hacer informes –sonríe-. Es un sueño”. Francia, Bélgica, Holanda, Reino Unido, Japón, Estados Unidos… Siempre se trae maletones llenos de bebidas inimaginables.
Hoy tiene solo 11 paquetes por abrir. Saca de una caja del garaje un Jack Daniel's Blackberry recién llegado de Alemania. Sí, sabe a mora. “Una golosina con 35 graditos de alcohol”, dice tras catarlo. “Salió en Estados Unidos hace un mes –detalla- y ha llegado esta semana a Europa. A España no llegará –menea la cabeza-. Es un mercado donde la innovación es muy pequeña. Somos un país de naranja y limón”.

Catando el Jack Daniel's con sabor a mora. / Elisenda Pons / EPC
Lo mismo cata una marranada que un vino de súper o este whisky de 3.000 euros. Y te sirve un chorrito de Macallan de 25 años. “100 pavos”, se ríe. Va sacando de aquí y allá botellas exclusivas, ediciones especiales, tragos ‘vintage’ de los 60. Y ahí está el Spirytus, el destilado más fuerte del mundo –Sergio pone cara de asco-. También lo ha catado ante la cámara: 95 grados. “El otro día vino un experto del sector y me dijo: ‘Tú tienes aquí tranquilamente 30.000 o 40.000 euros en botellería”. Sí, pero abierta. No tiene valor”.

Rodeado de botellas exclusivas. / Elisenda Pons / EPC
Siempre está buscando “embajadores”, así los llama. “Esta semana tengo una persona en Japón, otra en Grecia y otra en Estados Unidos. La gente se ofrece: ‘Oye, estoy por aquí, ¿te traigo algo?”. El otro día cató la cerveza más vendida del mundo que le acababan de traer de China: Snow. Ahora tiene en el punto de mira un Baileys con sabor a churros. Lo venden en EEUU. No es fácil conseguir bebidas raras, lamenta. “Es caro y muchas veces la logística es complicada”. Así que Sergio aprovecha el viaje de otras personas dispuestas a hacerle un hueco en la maleta. “Lo pago siempre”, dice por si hay dudas.
Otra pregunta viral: ¿después de las catas, tira el resto de la copa o se la bebe? “La tiro, lógicamente, eso es sagrado”, responde. “Si te dedicas a esto –se pone serio-, tienes que tener gusto por la bebida, pero que no te guste beber”. Las dos palabras que más repite en la entrevista son: “Consumo responsable”. Los jóvenes, de hecho, cada vez beben menos alcohol, dice, y los lineales 0,0 de los súper cada vez son más grandes. “El año que viene –adelanta- vamos a introducir catas de vinos y cócteles sin alcohol”.
¿Que cuál es la mezcla que más le piden? “El mejor truco contra la resaca”, responde. En realidad –desvela- “es hidratarse. Es fundamental: ir bebiendo agua entre copa y copa".
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