Fira de Sant Ermengol
Este fin de semana vuelve la feria más antigua de España: un paraíso del queso en el Pirineo
Con casi 1.000 años de historia, en 2025 celebra su 31ª edición desde que se especializó en quesos artesanales del Pirineo. Excursión obligatoria al Alt Urgell para los fans de los lácteos. Te pasarás todo el finde de pica-pica
La estatua de Colón de Barcelona se tapa los ojos para no ver las celebraciones del 12 de octubre

Degustación de quesos en una edición anterior de la feria. / Fira de Sant Ermengol

Su primera mención histórica data del año 1048. Sí, más o menos cuando el bautizo de Jordi Hurtado. Es la Fira de Sant Ermengol, que tiene el privilegio de colgarse la medalla de ser la primera feria comercial documentada en toda la Península Ibérica. Celebrada en la Seu d’Urgell, ciudad que las crónicas de la época describen como un punto comercial estratégico, esta feria y mercadillo se convirtió en un exitoso enclave económico ubicado entre transitadas rutas comerciales. Por eso, no es de extrañar que, casi mil años después, siga atrayendo a miles de feligreses.
Desde esa primera mención en el siglo XI, la Fira de Sant Ermengol aparece en decenas de documentos históricos. Hay menciones en 1370, 1542, 1862, 1915… Una serie de relatos que describen la evolución de su formato hasta convertirse en lo que es hoy: una feria dedicada principalmente a los quesos artesanos del Pirineo.

Paraditas colocadas frente a la catedral, en la calle Major. / Fira Sant Ermengol
Este año, celebran 31 ediciones desde ese último ‘rebranding’, en 1995, cuando la Fira de Sant Ermengol acogió la Fira de Formatges Artesans del Pirineu. Así que si eres fan de los lácteos, coge el coche y sube hasta el Alt Urgell (a más de 2 horas de Barcelona): te está esperando un paraíso con degustaciones, vendedores locales y hasta concursos de queso.

Anterior edición de la feria. / Fira de Sant Ermengol
La feria se celebra cada año el tercer fin de semana de octubre (este año, del 17 al 19 de octubre), y propone un recorrido por el casco antiguo del pueblo a través de cientos de paraditas. Por supuesto, los puestos de quesos artesanales del Pirineo son uno de los principales reclamos, pero no los únicos: además que quesería hay gastronomía local, productos ecológicos, actividades familiares y programación cultural para maridar el picoteo.

Gerri de la Sal, enmarcado en las montañas del valle. / Enfo / Wikimedia Commons
Y, claro, no solo dediques la excursión a descubrir las calles medievales del municipio haciendo ruta por las paraditas. Ya que vas, no te olvides ni de visitar los monumentos (como la Catedral de Santa María, con una arquitectura románica única), ni los pueblos aledaños (algunas recomendaciones imperdibles: Sort, Gerri de la Sal o Anserall).
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