Los nuevos hombres lobo
Noche de aullidos en Barcelona: planes con la superluna llena de octubre
Deja en casa las balas de plata y conviértete en carnaza de ‘Cuarto milenio’. Cada noche de luna llena te puedes unir a jaurías de ‘runners’ y ciclistas
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Luna llena sobre el hotel W. / Ferran Nadeu

“¡¡¡Aaaauuuuuuu!!!”. Te entrarán ganas de llamar a Iker Jiménez. Cada luna llena, Barcelona se llena de aullidos peliculeros. Y no son ni uno ni dos, no. Hay auténticas jaurías que se echan a la noche en zapatillas y bicis. Hombres lobo ‘runners’ y ciclistas que se citan para correr y pedalear a la luz de la luna llena. Próxima cita lunática: martes, 7 de octubre. Deja en casa las balas de plata y conviértete en carnaza de ‘Cuarto milenio’. La primera luna llena de otoño encima es superluna: más grande y brillante.
Full Moon Run
«Ven a trotar a la luz de la luna llena», incitan, como si todos los hombres lobo se hubieran hecho 'runners'. Hombres y mujeres lobo. Llevan corriendo bajo la luna llena desde el 2015. «Sin luces -describen-. Sin frontales. Sin reloj. Sin GPS. Sin móviles. Sin música. Solo tú, tus zapatillas y tus 5 sentidos». «Se trata de volver a los orígenes», explica Carlitos González, el 'moonrunner' originario. «Se trata de recuperar los motivos que nos llevaron a correr por primera vez -añade-. Olvidándose del crono y de la foto para subir a las redes». Empezaron siendo 13. Han llegado a reunirse más de 80. Quedan la noche de luna llena de cada mes. «Caiga en lo que caiga -prometen-. Y caiga (del cielo) lo que caiga».

Detalle del cartel de la cita de octubre: habrá cervezas y perritos calientes por el OktoberFest. / Moonrunners
Concretan hora y ubicación en su canal de Telegram: moonrunnersBCN. Este martes toca ir a aullar por la carretera de les Aigües. La cita es a las 21.15 h en el párking del Pla de Maduixers. También suelen correr por El Prat. Son recorridos «asequibles», dicen, de 8 kilómetros como máximo. Esta luna llena serán 6,5 km. No se han encontrado a ningún hombre lobo, de momento, pero nunca faltan jabalís. «A quien buscamos sin suerte -dicen- es a la mujer de la curva».

Un grupo de 'moonrunners' corren bajo la luna llena con Barcelona de fondo. / Jordi Cotrina
A ratos compartes frases sin fuelle, a ratos corres en silencio. Corres y escuchas. Los grillos, las pisadas, los latidos en diferido. “Pum pum pum pum”. No sabes cuánto falta. No hay reloj que mirar. No hay ansia por llegar. La quedada termina con baño en el mar (si es en el Prat) y pícnic colaborativo: cada lobo-runner aporta algo para picar. Esta luna llena –anuncian- “habrá cerveza al llegar y un perrito caliente por el OktoberFest”. ¿Qué es lo que engancha? “Correr, disfrutar, respirar y olvidarte de todo”, responde Ismael Utrilla, uno de los “últimos locos” que quedan. Y cuando acabas, se ríe, “parece como te hubieras tomado tres Redbulls”.
Full Moon Ride
“Traed casco y luces”. Es la única condición para asistir, explican estos ciclistas lobo. Las salidas en bici con luna llena suelen pedalear normalmente hasta la cima del Tibidabo. Al principio eran 15, 20 ciclistas, ahora suelen ser 40-60, con el buen tiempo llegan a juntarse más de 100. Organiza Veni Vidi Bici, una asociación que promociona la cultura ciclista, «con especial énfasis en las bicicletas clásicas de carretera», explican.

Parada con vistas en una Full Moon Ride. / Instagram: federicomerlo_photo
“La organizamos nosotros – detalla Federico Merlo, copresidente de Veni Vidi-, pero ahora tiene vida propia y hay varios grupos que eligen subir el día de luna llena sin necesidad de convocatoria”. De hecho, esta luna llena se hará sin cita oficial. “Se ha solapado L'Eroica en Italia -justifica Federico-, el mayor evento de bici clásica a nivel mundial. Normalmente quedan en Lesseps a las 20 h. “La idea –añade Federico- es compartir sin estrés una montaña llena de magia como la del Tibidado, compartir de forma sana y sostenible y acabar con una pizza, casi siempre en la Balmesina”.
“Hay compañerismo y camaradería -prometen, siempre se espera a los que vienen más atrás». Las edades son tan variadas como las bicis. Se ven clásicas, Fixie, de montaña, mucha Brompton. ¿Qué tiene de especial pedalear bajo la luna llena? «Es como si asistieras a tu propia película de suspense», prometen. Aparte de los ciclistas lobos y la niña de la curva -se ríe-, también es habitual cruzarse aquí con jabalís. «Algunos son bastante fotogénicos».
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