GRAND TOUR GASTRO
Catalunya, bocado a bocado
A través de 15 etapas, recorremos pueblos y paisajes, deteniéndonos en degustar y catar la mejor gastronomía de nuestro país

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Recorrer Catalunya de este a oeste, de norte a sur, ver sus playas y montañas, castillos y monasterios, grandes ciudades y pequeños pueblos, es ya de por sí un gran plan. Pero coincidiendo con el hecho de que este 2025 Catalunya sea la Región Mundial de la Gastronomía, proponemos realizar un gran recorrido por todos los atractivos para nuestro paladar. Y es que el territorio marca una forma de hacer las cosas y un estilo de vida, y esto se traduce en los platos y vinos que se crean. Seguiremos el Grand Tour de Catalunya propuesto por Turismo de la Generalitat, un recorrido exhaustivo dividido en 15 etapas (grandtour.catalunya.com). No quiere decir que se tengan que seguir todas ellas o en el orden que proponemos; se trata de una guía para los amantes del buen comer, para los que disfrutan preguntando al camarero o al sommelier “qué nos recomienda”. En este viaje en coche por la gastronomía de Catalunya nos encontramos con sabores populares y cocina de vanguardia, productos únicos y con denominación de origen, salpimentados con el rico patrimonio cultural y paisajístico de todos y cada uno de los rincones del territorio. La ruta se inicia en Barcelona, con su Modernismo y sus mercados que acercan el producto fresco a los cocinitas. Seguiremos hacia el interior, pasando por el Pla de Bages y el Penedès, recalando en sus bodegas de fama internacional. Llegaremos hasta la Costa Daurada, con su patrimonio romano y el vermut de Reus, hasta llegar al Ebro, con las muscleres y un recorrido por sus arrozales. De los vinos del Priorat, pasaremos a la huerta de Lleida, hasta llegar a los Pirineos, tierra de pastos, embutidos y quesos. En el Empordà hablaremos de pescado y de Dalí y cuando lleguemos a Girona degustaremos sus xuixos. En Vic haremos y comeremos fuet, y ya en El Maresme volveremos a brindar con un fresco vino blanco.
LA RUTA
- Barcelona: Modernismo y chocolate. Barcelona es sinónimo de Modernismo y sus emblemáticos edificios del Passeig de Gràcia son una parada obligatoria. Si, además, tomamos un chocolate en la Casa Amatller, la experiencia es completa. Para los verdaderos gourmets, visitar el Mercat de Santa Caterina de Miralles-Tagliabue, es algo imprescindible.
- Bages: Pasear entre tinas de vino. En la segunda etapa nos adentramos en la comarca del Bages, donde podremos probar el alabado mató con miel de Montserrat. Ya que nos encontramos en plena DO Pla de Bages, podremos pasear entre las tinas de piedra seca donde se elaboraba el vino, un Bien Cultural de Interés Nacional.
- Penedès: Xató, burbujas y aceite. No todo es vino en el Penedès, aunque visitar alguna bodega de cava o de vino, ya sea de una gran firma o de un pequeño productor, es algo que merece la pena. Aquí hay que probar el xató (ensalda con bacalao y romesco). El oleoturismo nos da la oportunidad de comprender por qué el aceite de oliva virgen extra es oro.
- Costa Daurada: Arqueología y vermut. La Tàrraco romana es parada obligatoria en esta ruta. Pero para conocer el espíritu marinero de Tarragona y el sabor de sus costas, hay que bajar al Serrallo a comer un plato de pescado. Nos acercamos a Reus para visitar la maravillosa Casa Navàs y catar sus únicos y tradicionales vermuts.
- Delta del Ebro: Marisco y campos de arroz. Llegamos al extremo sur del país, y allí hay que navegar hasta una musclera, dónde probar ostras y mejillones y comprender la belleza de este paisaje en precario equilibrio. Visitar los arrozales montado en una bici eléctrica permite disfrutar del Parque Natural del Delta del Ebro y avistar su fauna.
- Terres de l'ebre: Dulces y catedrales del vino. Llegamos a Tortosa, dónde podremos degustar sus dulcísimos pastissets, de origen árabe; también podremos probar la clotxa, un tradicional pan relleno. La siguiente parada será en las catedrales del vino, impresionantes bodegas modernistas en Gandesa y El Pinell de Brai, y seguiremos la Ruta de la DO Terra Alta.
- El Priorat: Viñedos de postal. Nos acercamos ahora hasta una de las zonas con mayor tradición enóloga. En El Priorat hay que recorrer sus carreteras de postal con las increíbles terrazas con viñedos del Priorat y visitar la cartuja de Escaladei. Si visitamos Montblanc con sus murallas, nos teletransportamremos a la época medieval.
- Pla de Lleida: Huerta fresca y un molino. Productos de la huerta, fruta recién recolectada, embutido con pan con tomate... Lleida y sus alrededores son la despensa del buen catalán. Una visita al Museu i Centre de Cultura de l’Oli de Catalunya, instalado en un antiguo molino en La Granadella, nos permite conocer la importancia de este producto.
- Vall de Boí: Románico y carne ecológica. Dejamos la planicie para adentrarnos en los bosques montañosos. En el valle de Àssua podemos acompañar a un pastor y su rebaño. Y llegamos ya a una de las joyas de Catalunya: el románico de la Vall de Boí, que es Patrimonio de la Humanidad. Aquí se producen algunas de las mejores terneras ecológicas.
- Val d'Aran: Quesos y ‘trementinaires’. El paisaje de alta montaña es uno de los puntos fuertes de esta etapa. Podremos degustar una delicia como el caviar de la Val d’Aran, de los esturiones de la zona, o la tradicional olla aranesa. Si llegamos hasta Ossera, podremos seguir la Ruta de los olores y las trementinaires y, como ellas, elaborar ungüentos medicinales.
- La Vall d'en Bas: Galletas, ‘fesols’ y hayas. En nuestra última etapa en los Pirineos, además de descubrir iglesias románicas, paisajes únicos y baños naturales, podremos probar los embutidos de la Cerdanya o las galletas de Camprodon. Llegamos ya a la Garrotxa, con sus patatas de Olot y los fesols de Santa Pau, además de la archiconocida Fageda d‘en Jordà.
- Cap de Creus: Brindar tras los pasos de Dalí. Llegamos ya a la Costa Brava más salvaje, al Cap de Creus, y aquí todo nos lleva a Salvador Dalí, el genio ampurdanés. Podemos visitar el Teatro-Museo Dalí de Figueres o la Casa-Museo de Portlligat. Seguir la Ruta de la DO Empordà, con visitas a bodegas, puede ser la mejor manera de cerrar esta etapa del viaje.
- L'Empordà: Anchoas y gamba ‘vermella’. Recorrerla planicie de los Aiguamolls de L’Empordà en bicicleta garantiza relajarse y avistar pájaros. Las anchoas de L’Escala tienen, aquí, todo el protagonismo. Bueno, quizás robado por las deliciosas gambas de Palamós. Además de degustarlas, podremos acompañar a una barca de pescadores de este manjar.
- Girona y Vic: El ‘xuixo’ y el fuet. No se nos ocurre una pareja más extraña pero más deliciosa. Esta etapa recorre algunas de las ciudades más bonitas del interior de Catalunya. En Girona podremos chuparnos los dedos con el xuixo, relleno de crema o de mil opciones más; y en Vic, además de comer fuet, podemos apuntarnos a un taller para elaborarlo.
- Montseny y Maresme: Mar y montaña. Adentrarse en el Montseny haciendo senderismo es pura magia. Allí podemos catar cervezas elaboradas artesanalmente con agua del parque natural. Ya en El Maresme, podremos seguir la Ruta de la DO Alella, tras ver algunas de las villas modernistas de sus pueblos o bañarnos en las aguas del Mediterráneo.
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